Enlace Judío México – Hace unas semanas comentamos la importancia de marcar diferencias entre la vida privada y la vida pública en cuanto se trata del servicio a D-os. Este gran análisis llevado a cabo por rab. Dovid Rosenfeld surgió de la mishna que dice: “Deja que tu casa sea un lugar de reunión entre sabios”. De ella dedujimos la importancia de llenar de Torá nuestras casas. Sin embargo, este gran fragmento del Talmud no tiene un solo significado, también nos enseña la importancia de los rabinos y los grandes eruditos de Torá. El siguiente artículo nos enseña la importancia del estudio y sus implicaciones en la vida religiosa. Esperamos les guste.

El próposito de los rabinos. Rab. Dovid Rosenfeld

El segundo mensaje de nuestra mishna es que no debemos relegar el contacto con estudiosos de Torá únicamente al ámbito religioso o intelectual. Debemos invitar a los rabinos y sabios a nuestra casa. Debemos estar cerca de ellos e interactuar personalmente y nuestras casas deben se moldeadas en su compañía. Esto es así porque no sólo debemos de estudiar Torá, debemos verla en acción. Y esa es la única forma en que genuinamente podemos entender el judaísmo.

En esta misma línea el Talmud dice: “Más grande es el servicio de los eruditos que sus mismos estudios.” ¿Cómo es realmente una persona que dedica su vida al estudio de Torá realmente? ¿Cómo las enseñanzas que ha aprendido lo forjaron como ser humano? ¿Cómo interactúa con los demás, con su esposa y su familia por ejemplo? ¿Cuáles son sus principios? ¿Sobre qué tipo de temas le gusta hablar? ¿En qué invierte su tiempo?

El Talmud remarca que la luz que emanó de los Sabios del Talmud es equivalente a las palabras de la Torá misma. El estudioso de Torá, realmente comprometido personifica a la Torá y sus enseñanzas y sirve de modelo, al hombre moderno que tan desesperadamente necesita uno. Un estudioso de Torá no es aquel que escupe sabiduría; es aquel que vive sabiamente. Y ese es el tipo de personas que deberíamos recibir en nuestras casas, y observarlos íntimamente.

Finalmente, la verdadera importancia de un erudito de Torá, no es determinar si el pollo es kosher o no. Eso lo puede hacer cualquiera con un mínimo de estudios o en el peor de los casos, se puede desechar el pollo. No, un erudito y un rabino nos enseñan cosas más profundas. Por ejemplo, relaciones interpersonales: ¿Cómo lidiar con mi suegra? ¿Qué tipo de Carrera debo de escoger? ¿Cuánto tiempo debo dedicarle a estudio, a la labor comunitaria, a mi familia? ¿Qué características de mi personalidad me faltan mejorar? ¿Cómo desarrollo mi potencial?

La única forma de contestar esas preguntas es conocer la Torá y saber cuál es el mensaje especial mí. Simplemente, no existe un solo verso o ley al cual no podamos dirigirnos. Todo lo que uno estudia de Torá, sobre valores, prioridades y formas de comportamiento uno debe poder leerlos de manera personalizada y decidir cómo actuar en su propia vida. Sólo un erudito comprometido puede hacer esto. Si te conoce personalmente, te ayudará a descubrir ese mensaje tan especial.

Por eso se nos pide aferrarnos a los rabinos y estudiosos de Torá. No debemos únicamente aprender del estudio con ellos. Debemos conocerlos, intimar con ellos de tal forma que nos conozcan. Han transcurrido milenios desde que Israel fue bendecido con profetas. Hoy no hay nadie que pueda decirnos la palabra de D-s. Sin embargo, hemos sido bendecidos con eruditos de Torá, y aunque no son muchos habitan entre nosotros. “Ya que ella [la Torá] no será olvidada de las bocas de sus descendientes [Israel]” (Deuteronomio 31:21). El Talmud mismo dice que un “erudito” de Torá, es más grande que un profeta (Bava Basra 12a). A los profetas se les dice la palabra de D-os, pero los eruditos la aprenden con sus propios medios. Y son nuestro último recurso, y el más seguro de descubrir el mensaje eterno que D-os dio a la humanidad.