Enlace Judío México.- El 29 de junio del 2014 el autodenominado Estado Islámico (EI) proclamó su Califato en Raqa, Siria, sobre las tierras conquistadas por su milicia en casi todo el norte de Siria y amplios territorios de Irak. Dos años después, el EI hizo sombra a Al Qaeda, la base en árabe, organización yihadista, fundada por el terrorista Osama Bin Laden. El término yihadista está vinculado con la yihad, la Guerra Santa, basado en “la legítima defensa y dirigida contra quienes oprimen a los musulmanes.

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El EI, como otros grupos yihadistas, representa los preceptos que encarna el profeta Mahoma, el sometimiento a su autoridad y el reconocimiento de sus enseñanzas. El Califato logró tener una estructura de gobierno, que impuso gravámenes a la población, además de apoderarse de 7 campos petroleros de Siria e Irak, que en su momento lo convirtieron en el noveno productor mundial de crudo.

El EI cometió actos de barbarie en los territorios conquistados que causaron un sinnúmero de muertos y heridos, arrasando a su paso poblaciones enteras, incluso sitios históricos como la antigua ciudad de Palmira en el desierto de Siria. Se estima que más de 60 mil combatientes del EI fueron abatidos. En ataques coordinados de la Coalición Internacional que ha liderado EUA, más los del Ejército Sirio a la organización terrorista, al final del año pasado el EI prácticamente había perdido todos los territorios conquistados, se encontraba colapsado.

El EI ha regresado a sus raíces insurgentes, lo que implica una amenaza terrorista a la seguridad de muchos países, especialmente en Europa y EUA, a nivel internacional el EI ha compensado parcialmente sus derrotas en Siria e Irak, con filiales en el extranjero, sobretodo en Libia, Egipto, Yemen, Afganistán, Nigeria y Filipinas, principalmente y ha activado operativos en el norte del Cáucaso, y en Asia Oriental; en esos países las células del EI están apareciendo con gran violencia. Se considera que es improbable que la “marca” EI y el atractivo emocional de su califato vaya a desaparecer en el futuro próximo.

Por otra parte, el Califato continúa en el ámbito virtual, sus agentes y simpatizantes producen a gran escala propaganda, manuales para hacer bombas, guías encriptadas y sugerencias de cómo asesinar con camiones al mayor número de personas.

Cabe destacar que el EI atrajo a sus filas para combatir en Siria e Iraq a 6 mil ciudadanos de la Unión Europea (UE), básicamente jóvenes, de un total de 30 mil de más de 100 países. Sin embargo, con la pérdida de territorios del EI de su Califato, paulatinamente han regresado alrededor a un tercio de los terroristas europeos, a sus países de origen, y han estado realizando atentados en los mismos.

De los europeos que se integraron a las filas del EI, la mayoría provenía de Bélgica, Francia, Alemania y el Reino Unido; el 83.0% hombres que residían en zonas urbanas con gran concentración poblacional. Las mujeres europeas que fueron a Siria e Iraq se les asignó a tareas domésticas y a engendrar “nuevos luchadores”. Se estima que el 14.0% de los europeos que participaron con el EI, fallecieron en combate, no a todos los extranjeros que han combatido con el EI se les ha permitido regresar a sus lugares de origen, el EI los ha calificado de traidores. Muchos de los terroristas tratan de salir de Siria e Irak para no ser juzgados por los kurdos e iraquíes que los pueden condenar a muerte; han abandonado el Califato a través de los 822 km de frontera compartida entre Siria e Irak. Los terroristas europeos regresan a la UE a través de los Balcanes, algunos llegan a Europa legalmente haciéndose pasar como refugiados.

Los gobiernos de la UE no solo enfrentan la problemática de los yihadistas que regresan de Siria e Irak sino también con los que se radicalizan en las mezquitas; en donde predican imanes salafistas; en Gran Bretaña se han detectado alrededor de 20 mil musulmanes con cierto grado de radicalización. La radicalización es un proceso largo y complejo y las policías y servicios de inteligencias no tienen medios ilimitados para rastrearlos.

Los terroristas que regresan son gente peligrosa, están traumatizados , desilusionados y dispuestos a realizar atentados. Uno de cada 5 yihadistas involucrados en ataques terroristas en Occidente, tiene experiencia como combatientes en el extranjero; de aquí que una tarea importante de los gobiernos es rehabilitarlos y buscar integrarlos a la sociedad.

Los yihadistas europeos difieren en sus perfiles dependiendo de sus comunidades de origen, empero, tienen factores comunes: se sienten excluidos de la sociedad, perciben esto “como una humillación que proviene del pasado colonial de varios países en los que viven. Muchos de ellos han crecido en el seno de familias disfuncionales, “en ámbitos de pobreza y en espacios cerrados (ghetos)”. Así, el salafismo radical se convierte en un campo de realización personal e incluso de heroísmo.

El enjuiciamiento de los combatientes terroristas europeos es objeto de debate, son casos complejos que exigen una respuesta jurídica sin precedentes. No obstante, la grave amenaza que suponen, como quedó demostrado con la participación de terroristas retomados en los atentados de París (noviembre 2015) y Bruselas (22 de abril del 2016), entre otros, exige su enjuiciamiento con penas severas para hacer desistir a otros terroristas potenciales a realizar nuevas acciones criminales. Se precia garantizar a la ciudadanía que no habrá impunidad para los terroristas.

 

 

 

 

 

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