LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Fortalecido por su exitosa ofensiva militar, el autodenominado Estado Islámico (EI) estableció su Califato en el verano del 2014 en una superficie estimada de 95,000 km2 en territorios de Siria (la mitad de la extensión total de ese país) e Irak. El principal bastión del Califato ha sido Raqqa en Siria, sus zonas de dominio son poco pobladas, empero, el EI ha estado presente en las provincias de Homs, Raqqa, Deir Ezzor, Alhasaka, Hama, Alepo, Damasco, Damasco Rural, Derra y Sunaida. No obstante, de acuerdo al Instituto Británico de Defensa IHS Jane´s, especializado en temas militares, defensa, aeroespaciales y del sector transporte, el EI experimentó importantes pérdidas en el 2015 y los primeros seis meses del 2016, alrededor de una cuarta parte del territorio que había conquistado.

En este contexto perdió Talabyad, estratégico paso fronterizo con Turquía, donde transitaban sus suministros en Siria. Asimismo, el gobierno sirio de Bashar Al Assad apoyado por el avance de las Fuerzas Democráticas Sirias suníes y kurdos (SDF) y bajo la cobertura de los ataques aéreos de EUA y Rusia reconquistó la antigua ciudad de Palmira el 27 de marzo pasado, invadida y semidestruida por el EI en la primavera del 2015.

Además de las pérdidas territoriales, el Ejército de EUA, estima que ha tenido más de 10 mil combatientes muertos. No obstante, que la merma del dominio territorial del EI ha implicado un retroceso en las ambiciones expansionistas de su Guerra Santa (yihad), ha logrado conseguir popularidad y legitimidad entre los musulmanes radicales, creando un Estado donde pueden vivir de acuerdo a su interpretación de la ley islámica.

Para compensar sus pérdidas territoriales y elevar la moral de sus seguidores, el EI ha incrementado sus atentados en Europa, Turquía, Bangladesh, Irak, y Arabia Saudita, provocando centenares de muertos y heridos; ha entrenado a 400 terroristas para lanzar su campaña de muerte en Europa, convirtiéndola en el campo de batalla principal de su Guerra Santa; igualmente, ha logrado atraer a cerca de 5 mil europeos que han viajado al Califato donde han sido entrenados para participar en la guerra de Siria, que ha provocado más de 300 mil muertos y el desplazamiento de un tercio de su población.

En Irak fue expulsado de Sinjar, en el norte, y de Ramadi, la capital de la provincia sunnita de Anbar. Asimismo, las tropas gubernamentales de Irak tomaron su feudo de Faluya el pasado 26 de junio.

Europa está aterrada ante la presencia de cientos de yihadistas que se han filtrado con los flujos de refugiados a varios países del Viejo Continente. La canciller de Alemania, Ángela Merkel, ha mostrado gran tolerancia para recibir en su país a miles de refugiados, sin embargo, comentó recientemente “que cuenta con un informe de sus agencias de seguridad que le permiten confirmar que más de 500 terroristas provenientes de Siria han pasado por Alemania y que algunos de ellos se mantienen ocultos en su país, mientras que muchos otros marcharon hacia Francia, Bélgica y España”.

El ataque terrorista a la ciudad francesa de Niza, el 14 de julio pasado, durante el espectáculo de los tradicionales fuegos artificiales del Día de la Bastilla, la Fiesta Nacional de Francia, dejó un saldo provisional de 84 muertos y 100 heridos, la mitad de ellos adolescentes y niños. Un día después del atentado, el Presidente de Francia, Francois Hollande, consignó que “vamos a seguir golpeando a quienes nos amenazan”. Lo cierto es que los Servicios de Seguridad de Francia, y en general, de Europa, han sido rebasados por los terroristas. El EI cuenta con un gran número de aliados entre los musulmanes de Europa que no se integran a las sociedades locales por sus dogmáticas creencias religiosas y entre los musulmanes víctimas de la islamofobia que cada día avanza alentada por partidos y grupos de ultraderecha, xenófobos por naturaleza.

Por otra parte, el EI ha establecido “provincias” con diversos niveles de fortaleza y control en la Península del Sinaí (Egipto), en Libia, Yemen, Nigeria, Bangladesh y otras naciones musulmanas. En particular preocupa la proliferación de yihadistas en la Península del Sinaí apoyados por Hamas, que gobierna la Franja de Gaza, fronteriza con Israel y Egipto. La presencia de yihadistas en el Sinaí representa una seria amenaza para la seguridad nacional de Egipto, Israel, la Autoridad Palestina de Cisjordania, que enfrenta conflictos con Hamas, Jordania y Líbano, los grupos yihadistas buscan la creación de un emirato islámico conjunto entre la Franja de Gaza y el Sinaí.

Los yihadistas por su intolerancia no son susceptibles para la negociación; por lo tanto la Coalición Internacional contra el EI tendrá que intensificar su ofensiva a fin de debilitarlo, no solo militarmente, sino de mermar sus fuentes de financiamiento, especialmente las instalaciones petroleras que se han apropiado.

En este marco, la comunidad islámica del mundo, la mayoría de los que practican esta fe sin ser radicales, tienen una gran responsabilidad para “combatir” a los terroristas, difundiendo a las masas islámicas y al mundo que “nuestra religión, el Corán y nuestra cultura, rechazan los crímenes de los fanáticos islámicos. Por lo demás, cabe recordar que ningún país está exento de los actos de barbarie de los extremistas musulmanes, especialmente México, puente natural para preparar y perpetuar atentados en territorio del “Gran Satán”, EUA.