Enlace Judío México – Tal vez los inspectores internacionales podrían asegurarse de que los recursos del exterior vayan a donde se supone que deben ir, no a los nefastos proyectos de Hamás.

MOSHÉ ARENS

No cabe duda de que las manifestaciones masivas en la frontera con Gaza en las últimas semanas y las víctimas resultantes están directamente relacionadas con la crisis humanitaria de los palestinos en la Franja. En medio de esta desesperación, es fácil para Hamás, que gobierna Gaza, desviar la ira del pueblo contra ellos y dirigirla contra Israel, con la vana promesa de que la gente puede salir de su situación atravesando la valla y volviendo a los hogares de sus antepasados en Israel. Y si eso parece imposible, ¿por qué no intentar quemar a Israel?

En cuanto a ganar simpatía en todo el mundo, donde hay poco apoyo por un retorno masivo de refugiados palestinos a Israel, el objetivo alternativo de romper el bloqueo de Gaza, supuestamente impuesto por Israel y Egipto, parece ser una meta digna y creíble que debe despertar simpatía en gran parte del mundo. Después de todo, ¿por qué no levantar el bloqueo de Gaza?

¿Acaso el acceso limitado a Gaza es la causa de la crisis humanitaria o más bien el resultado directo de las políticas de Hamás hacia Israel, Egipto y la Autoridad Palestina?

La conclusión inevitable es que Hamás está causando el cierre de los puntos de entrada israelíes y egipcios a Gaza deliberadamente, disparando a Israel, construyendo túneles de ataque que atraviesan a territorio israelí e impidiendo la asistencia de la Autoridad Palestina, creando así una crisis humanitaria para la población de Gaza. Esto se ajusta a la propaganda palestina para crear la impresión de que los palestinos son víctimas de la inhumanidad israelí, pero es llevada al extremo por el hecho de que Hamás envía mujeres y niños a la valla con la expectativa (¿o la esperanza?) de que haya el mayor número de muertos o heridos posible.

En la medida en que Hamás sea representativo de los sentimientos y aspiraciones de los palestinos en Gaza, es muy posible que la Franja tenga un “gobierno del pueblo”. No es un “gobierno del pueblo” y, con toda certeza, Hamás no gobierna por el beneficio del pueblo.

En ese sentido, es como los peores gobernantes árabes en los últimos años, junto a Bashar Assad, que está matando a su propia gente con la excusa de que está luchando contra el terrorismo, y el grupo Estado Islámico, que en nombre de su versión de la religión islámica está decapitando a quienes no encajan en su descripción del verdadero Islam.

Hamás sigue el lema de los revolucionarios de la época de la Rusia zarista: “Cuanto peor, mejor”. Conforme la situación de los palestinos en Gaza se deteriore, más probable será que se reconozca la victimización palestina en todo el mundo y se culpe a los israelíes por “inhumanos” y, supuestamente, esto acercará la destrucción de Israel.

Algunos han sugerido negociar con Hamás. ¿Para qué? ¿Para levantar el bloqueo? Bueno, eso es fácil y no requiere negociaciones. Todo lo que Hamás tiene que hacer es abandonar sus planes de agresión contra Israel, mejorar sus relaciones con Egipto y llegar a un acuerdo con la Autoridad Palestina. Entonces los puntos de entrada de Israel y Egipto estarán abiertos, y la asistencia de la AP comenzará a fluir.

Obviamente, Hamás no está dispuesto a hacer esto. Insiste en que la Franja de Gaza sea una plataforma para ataques contra Israel, un trampolín que se utilizará para la destrucción de Israel. Entonces, ¿qué queda por negociar?

Lo que podría mejorar la desesperada situación de los palestinos en Gaza sería un esfuerzo internacional para rehabilitar el área. Quizás los inspectores internacionales que supervisen esta asistencia podrían asegurarse de que los recursos destinados a la población civil no se desvíen a los proyectos nefastos de Hamás. ¿Acaso la comunidad internacional está dispuesta a contribuir en ese proyecto?

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Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico