Enlace Judío México.- Tercer debate de candidatos presidenciales

En el tercer debate de candidatos presidenciales en la Ciudad de Mérida, Yucatán, el 12 de junio pasado, en el que los temas a discutir eran el crecimiento económico; pobreza y desigualdad; educación, ciencia y tecnología; salud, desarrollo sustentable y cambio climático, fueron abordados por los candidatos de manera superficial, no dejaron ver cuál es su plataforma ideológica en los mismos. Las preguntas que se les hicieron fueron con base a información que se recibió en las redes sociales.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

El debate fue insulso, y para variar, abundaron las descalificaciones de manera agresiva y grosera. La mecánica de preguntas que realizaron los tres conductores fue polémica; uno de ellos periodista, en un afán de protagonismo y lucimiento, abusó excesivamente del tiempo, recortando el disponible para los candidatos.

Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a sabiendas de que es el puntero en las encuestas sobre los demás contendientes, adoptó nuevamente una actitud indolente, de “perdonando vidas”, y sus respuestas mecánicas de disco rayado, de su honestidad y combate a la corrupción “para salvar al país” cansaron y aburrieron a la audiencia. Causó preocupación su advertencia de que lo más pronto posible “intervendrá” en la industria petrolera del país, más “no expropiará”, “ya que si siguen así las cosas, se va tener que comprar crudo en el extranjero”. Posteriormente, el 15 de junio, AMLO señaló en Ciudad del Carmen, una de las principales zonas de extracción de crudo, “que entre todos los mexicanos vamos a rescatar la industria petrolera como ocurrió en 1938, cuando el presidente Cárdenas expropió el petróleo”. AMLO resaltó que todo ha empeorado a partir de la llamada reforma energética, la pobreza, la inseguridad y el aumento de los combustibles.

En relación a la industria petrolera los planteamientos de AMLO son alarmantes, en general lo es toda su política económica, es un retroceso, un paso al vacío. La reforma petrolera está trayendo flujos importantes de inversión extranjera, sin comprometer la soberanía nacional; AMLO es anacrónico, vivimos en el siglo XXI de la globalización. Pejelandia en la actualidad es un verdadero absurdo.

En este contexto Raymundo Riva Palacio, en su columna de El Financiero del 15 de junio pasado comenta que Ricardo Anaya y José Antonio Meade agudizaron las contradicciones de AMLO en el último debate con dos revelaciones. Ciertamente, Meade era cuestionado por Anaya por su presunta omisión en el caso de un contrato de una planta petroquímica entregado a la empresa brasileña Braskem, filial de Odebrecht, que corrompió a funcionarios en 11 países, y a su socia estratégica mexicana Idesa, cuando respondió que la pregunta tendría que ser para López Obrador, porque Javier Jiménez Espriú, a quien piensa nombrar Secretario de Comunicaciones y Transportes de llegar a la Presidencia, tenía vinculaciones con esa compañía.

Por otra parte, Anaya planteó que al constructor José María Rioboo, AMLO, cuando fue jefe de gobierno de la Ciudad de México, le dio obra pública mediante adjudicación directa y no vía concurso como debe ser. Raymundo Riva Palacio comenta que AMLO dijo que no había habido nada irregular en las adjudicaciones y que fueron auditadas. Su gobierno las auditó. La entonces Secretaria del Medio Ambiente, Claudia Sheinbaum, garantizó la pulcritud del proceso pero, igualmente, ordenó que la adjudicación de la obra se reservara por 25 años, es decir, nadie podía revisar lo que se había hecho en una obra pública que, por definición, debería de ser lo más transparente posible.

Volviendo al debate, Meade estuvo tranquilo y “respondió con soltura todo tipo de preguntas; es claro que lo suyo es la cosa pública, sin importar el área que sea tiene los números en la cabeza y sabe bien que se puede y que no se puede hacer con el presupuesto gubernamental”. Ricardo Anaya con sus dotes de orador y para levantar polémica, prometió meter a la cárcel a cualquier priista corrupto, entre ellos el Presidente Peña y Meade, sin embargo, él está en la mira de la Justicia por lavado de dinero y diversos actos de corrupción.

De los resultados del debate pasado no parece haber mucho consenso sobre quien fue el triunfador, excepto de que no se movieron para nada los datos para las preferencias electorales. No obstante, las cámaras transmitieron los gestos y sentimientos de AMLO que reflejó una mezcla de soberbia con miedo a que se descubra “que no sabe nada de nada”, sobre todo de economía. AMLO ha capitalizado el descontento público sobre el establishment; empero, sus soluciones son vagas y populistas. El cambio de partido único que impuso el PRI por muchas décadas por el de una sola persona, vuelve con AMLO; no es la forma de restaurar la confianza en el gobierno. Los votantes tendrían que saber con cabalidad que el futuro de México depende en buena medida de un cambio económico de fondo y la construcción de instituciones sólidas de gobernabilidad democrática.

Estado de Derecho e Impartición de Justicia.

La semana pasada asistí a una conferencia de una persona cercana a AMLO quien comentó una serie de reformas que éste llevará a cabo para establecer un verdadero Estado de Derecho y un sistema de impartición de justicia, que a mi manera de ver son viables y necesarios; los cambios principalmente son de orden legal. En el contexto de las preguntas que le hicieron a la persona referida. Se le cuestionó por qué AMLO propuso a la comandante de fuerzas paramilitares, Nestora Salgado, acusada de varios delitos; (en la televisión aparecieron víctimas de la acusada llorando, ratificando que fueron secuestradas); la conferencista simplemente negó la acusación y dijo que Nestora era una activista social; ¿a quién creerle? Asimismo, se le preguntó por qué también AMLO designó, y ya obtuvo la anuencia del INE, para que Napoleón Gómez Urrutia, líder del Sindicato de Mineros, sea Senador plurinominal por Morena, el partido de AMLO, y que está acusado del robo de 50 millones de dólares del Sindicato; sin ambages contestó que porque un importante miembro del gobierno de Gran Bretaña, casado con una mexicana y amigo de AMLO, se lo pidió.

Abuso en el Senado.

El reportaje de Fátima Monterrosa y difundido por la periodista Denise Maerker en su noticiero la semana pasada, es para “poner los pelos de punta” por el abuso de la senadora de Morena, Layda Sansores y candidata de ese partido a la alcaldía de Álvaro Obregón en la Ciudad de México. Sansores facturó a nombre del Senado de la República entre 2016 y 2017, más de 700 mil pesos en gastos que no corresponden a su labor legislativa; y que fueron reembolsados por lo servicios administrativos del Senado; en este reembolso están gastos de juguetes, desodorantes, tintes para cabello, vestidos de diseñador, cafeteras, aparatos electrodomésticos, jamón serrano, etc. Cabe destacar que el Senado tiene una partida autorizada para promoción, no obstante, lo erogado por Sansores es un verdadero abuso, despilfarro de los recursos de los contribuyentes. La periodista Denise Maerker señaló que la investigación realizada sobre los gastos de Sansores, no excluye a otros senadores que realizan esta práctica.

Por otra parte, AMLO mencionó que lo referente a Sansores “es una guerra sucia, están desesperados los otros candidatos”; a su vez Claudia Sheinbaum, candidata de Morena a la Jefatura del Gobierno de la Ciudad de México, expresó “que se siente orgullosa de Layda Sansores y que es una calumnia lo que están haciendo”; otros miembros de Morena han salido en defensa de Sansores.

Al final de cuentas “nos enfrentamos otra vez a un proceso nebuloso del uso de recursos públicos”; ojalá la lucha contra la corrupción de AMLO alcance esta nefasta práctica.