Enlace Judío México.- Innumerables judíos tienen historias terribles creciendo bajo el terror del dominio nazi, pero la historia de Shapiro es diferente al haber crecido bajo el eje: fue uno de los pocos judíos que vivió en Japón.

Ben Sales/Traducción: Silvia Schnessel

(JTA) Mientras crecía en el Japón Imperial durante la Segunda Guerra Mundial, el mejor amigo de Isaac Shapiro era un miembro de las Juventudes Hitlerianas.

Isaac Shapiro y su familia

El amigo usaba el uniforme de camisa marrón de la organización en su escuela internacional todos los días, pero no porque quisiera, era alemán y Japón era un aliado del régimen nazi, por lo que se esperaba que proyectara apoyo al Führer.

Sin embargo, en lugar de infundir miedo a sus compañeros de clase, el uniforme tuvo el efecto opuesto: sus compañeros no alemanes lo molestaban suavemente.

Nos burlábamos de él, todos en la escuela se burlaban de él“, dijo Shapiro. “No apoyábamos al Reich alemán”.

Obviamente no le entusiasmaba mucho estar en el Hitlerjugend“, agregó Shapiro, usando la palabra alemana para Juventudes Hitlerianas.

Innumerables judíos tienen terribles historias creciendo bajo el terror del dominio nazi, pero Shapiro tiene una historia diferente por haber crecido bajo el eje: fue uno de los pocos judíos que vivía en Japón en ese momento. Nació en 1931, el año en que Japón invadió Manchuria, y vivía allí cuando Estados Unidos arrojó la bomba atómica sobre Hiroshima en 1945.

Shapiro, ahora de 87 años, es el autor de “Edokko: Creciendo como extranjero sin estado en tiempo de guerra en Japón“, una memoria de la infancia que salió por primera vez en 2010 y se republicó a finales del año pasado. El título es un término que se refiere a alguien nacido y criado en Tokio.

Si bien la historia de Shapiro contiene elementos del totalitarismo de la Segunda Guerra Mundial -el estado policial, la propaganda generalizada-, es única porque no es una tragedia. Shapiro quería que EE.UU. ganara. Él sobrevivió a los bombardeos estadounidenses en Japón. Tenía una idea de lo que estaba sucediendo con los judíos de Europa. Pero también tiene gratos recuerdos de sus vecinos japoneses y sus amigos de la infancia en tiempos de guerra.

No teníamos la sensación de estar viviendo entre el enemigo“, dijo Shapiro a JTA la semana pasada, sentado en la sala de estar de su departamento en el Upper East Side de Manhattan. “Nuestros vecinos eran gente agradable y decente. Teníamos las mismas raciones de comida que recibían los japoneses. Fueron muy justos“.

Isaac Shapiro firmando el libro de sus memorias

La familia de Shapiro llegó a Japón después de un torbellino de viajes internacionales. Sus padres, ambos músicos judíos rusos, se conocieron y se casaron en Berlín. Percibieron el peligro temprano, emigraron a lo que entonces era Palestina a través de París en 1926 para escapar de la perspectiva del gobierno nazi. Cuando encontraron la vida difícil allí, se mudaron a Harbin, una ciudad en el noreste de China con una gran población de inmigrantes judíos rusos. En 1931, el año en que nació Shapiro, su padre tomó un trabajo en un conservatorio de música en Tokio.

Shapiro nació en Japón pero vivió en Harbin, ocupada por los japoneses, de 1931 a 1936 porque sus padres se habían separado. Mientras estuvo allí, su familia tuvo un sabor traumático del estado policial japonés. Un día de 1933, mientras estaba en casa con sus hermanos, los militares japoneses ayudaron a una pandilla a secuestrar a su madre y a un amigo de la familia, Simon Kaspe. Su madre fue liberada en cuestión de horas, pero Kaspe fue asesinado. El incidente fue lo suficientemente aterrador como para incitar a sus padres a reunir a la familia en Japón.

Los militares japoneses eran inusualmente autocráticos y difíciles“, dijo Shapiro, aunque admitió que, en general, “no sintió ninguna opresión ni ningún cambio por la toma de poder de los japoneses“.

Su vida fue sacudida nuevamente por la escalada de la Segunda Guerra Mundial y la abolición de todo vestigio de democracia en Japón. Después que Estados Unidos y Reino Unido declararon la guerra a Japón tras el ataque de Pearl Harbor en 1941, la escuela británica de Shapiro fue cerrada. Su familia necesitaba obtener permiso cada vez que querían abandonar Yokohama, la ciudad costera donde vivían y recibían todas las noticias de un periódico inglés fuertemente censurado.

Nos hizo mucho más conscientes del papel de los militares“, dijo Shapiro sobre el comienzo de la guerra. “La policía militar era mucho más visible en todas partes. Nos llamaban de vez en cuando. Sentimos que estábamos bajo vigilancia“.

A pesar del estrecho control gubernamental, Shapiro pasó los primeros años de la guerra en la burbuja de una escuela internacional. En casa, él y su familia hablaban sobre sus esperanzas de una victoria estadounidense y una derrota de Alemania, sobre lo que Shapiro escribió en privado en su diario.

Jacqueline e Isaac Shapiro; y Hajime Fukuju, Mikimoto

Su padre desempeñó un papel ayudando a Chiune Sugihara, el diplomático japonés que salvó a miles de judíos lituanos. Cuando algunos de esos judíos llegaron a Japón en 1941, antes de que Japón y EE.UU. estuvieran en guerra, el padre de Shapiro les traducía en el consulado estadounidense en Yokohama. Esos sobrevivientes transmitieron noticias del Holocausto a la familia de Shapiro.

La familia también logró mantener algunas prácticas judías privadas mientras vivía dentro de un aliado nazi. Hacían cenas de Shabat en casa el viernes por la noche, y su padre usaba kipá en esas comidas. Evitábamos la carne de cerdo, y en Pesaj importábamos matzá de Harbin, en China.

Sabíamos lo que les estaba pasando a los judíos en Alemania y queríamos que Alemania perdiera la guerra“, dijo Shapiro. “Nos manteníamos muy callados al respecto y no queríamos que los japoneses pensaran que estábamos en contra de ellos. En privado, esperábamos que Japón perdiera la guerra“.

La guerra llegó a casa en 1944, cuando los militares japoneses evacuaron la línea costera y enviaron a su familia a vivir en Tokio, donde soportaron fuertes bombardeos estadounidenses. La familia de Shapiro tuvo que correr frecuentemente a refugios antiaéreos y bombear agua para apagar incendios. Un amigo inmigrante ruso murió en un bombardeo.

Fue aterrador porque Tokio estaba ardiendo“, dijo Shapiro. “Las bombas caían a nuestro alrededor“.

En 1945, estaba claro que Japón estaba perdiendo la guerra, a pesar de que el periódico censurado de la nación restó importancia a las derrotas militares como contratiempos temporales. Cuando la bomba atómica golpeó Hiroshima, Shapiro recuerda que fue cubierto como un pequeño artículo en el periódico para no asustar a los lectores.

Cuando terminó la guerra, Shapiro se encontró con un oficial del ejército estadounidense que buscaba hablantes de inglés. Se unió al Ejército, a los 14 años, para ser un traductor, pero terminó traduciendo para la Marina de los EE.UU. en Japón después de la guerra.

Tengo que irme a casa a buscar ropa y decírselo a mis padres“, recordó Shapiro al decirle al oficial del ejército en ese momento. Pero a sus padres no les importó.

Estaban en estado de shock por el final de la guerra y la ocupación“, dijo. “Fueron muy tolerantes con mi comportamiento desviado“.

Un oficial de la Marina y su esposa aceptaron a Shapiro y, en 1946, con el aliento de sus padres, se mudaron con él a Hawai y actuaron como sus tutores. Shapiro asistió a la escuela secundaria allí, luego pasó a la universidad y la escuela de leyes en la Universidad de Columbia, y una larga carrera en los bufetes de abogados de Milbank Tweed y Skadden Arps.

En 1952, sirvió en la Guerra de Corea, barriendo minas e interrogando a coreanos en japonés. A fines de la década de 1970, él y su esposa se mudaron a Japón en tiempos de paz, ayudando a establecer la oficina de Milbank Tweed en Tokio.

Había muchos estadounidenses en ese momento“, dijo Shapiro sobre Tokio. “Era completamente diferente. Cuando fuimos a Hiroshima, estaba irreconocible“.

De la traducción (c)Enlace Judío México

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