Enlace Judío México / Rab. Yaakov Menken – En la lectura de hace algunas semanas, el profeta pagano Bilaam trató de maldecir a los judíos. Sin embargo, en lugar de ello no logró sino bendecirlos con cada intento. La Torá dice: “Y Bilaam levantó sus ojos, y vio la morada de Israel de acuerdo a sus tribus, y el espíritu de D-os se posó sobre él … [y dijo] cuál buenas son tus tiendas, Jacobo, tu morada Israel (24:2, 5).”

Rab. Shlomo Yitzjaki (Rashi) pregunta ¿qué fue aquello que Bilaam vio que era tan valioso? Él mismo contesta: Bilaam vio que las entradas de las tiendas no estaban alineadas las unas con las otras. Sus moradas estaban colocadas de tal forma que los vecinos no podían ver al interior, así que cada familia tenía privacidad.

Rab. Yaakov Galinsky dice elocuentemente: Por ello tenemos persianas hoy en día ¿no es cierto? No queremos que la gente nos vea cenando. Incluso en el desierto, Israel arregló sus tiendas para evitarlo.

Sin embargo, esto no es ni preciso, ni correcto. ¿Qué es realmente lo que Rashi nos está diciendo? “Bilaam vio que las entradas de sus tiendas estaba alineadas de tal forma que era imposible para una persona ver hacia la tienda de su vecino” Las personas no arreglaron sus tiendas para que otros no pudieran verlas, sino que las acomodaron para no poder espiar a sus vecinos.

Rab. Galinsky explica que la forma en que arreglaron sus tiendas expresaba una actitud de desinterés en lo que la otra persona poseía. “Lo que sucede con otra persona no me debe interesar. Yo no quiero saber qué sucede en su casa. Yo vivo mi vida y él vive su vida. No lo quiero impresionar; no quiero compararme con él o estar celoso de él. Hay que dejar que tenga lo que es suyo y que lo es mío sea mío.” Y luego el rabino concluye: “¡Éstas son almas benditas e incluso Bilaam no puede maldecirlas!”

Como es de esperarse, continua hablando sobre la situación que vivimos hoy en día. Todo gira alrededor de la competencia. Todo se trata de compararnos con los otros. Si mi vecino tiene uno, yo debo tener dos. Ya no trata de si necesito un carro nuevo, sino si alguien más en mi cuadra tiene un carro nuevo.

La Ética de nuestros padres (4:1) cita a Ben Zoma: “¿Quién es rico? Aquel que está contento con su porción.” D-os le da a cada persona lo que necesita. ¿Por qué debemos de estar celosos de la fortuna de otros?

Y todavía podemos seguir hablando de ello. Recuerdo oír que un profesor en la India le dijo a sus alumnos “hay gente tan pobre, que lo único que tiene es dinero.” Es una lección muy valiosa. La gente querida vale más que cualquier posesión. Ni una persona en realidad quiere estar en los zapatos del otro, entonces ¿para qué desear su dinero?

Si aprendemos a vivir como Ben Zoma nos aconseja, entonces viviremos “vidas benditas, que ni siquiera Bilaam podrá maldecir.”

Fuente: Project Genesis