Enlace Judío México.- Con qué facilidad nos permitimos que los problemas nos abrumen; con qué facilidad se siente el agobio existencial, en vez de buscar soluciones día con día. Llega el momento en que nos desgajamos del presente.

PERLA SCHWARTZ PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Ese es el malestar de Tommy Wilhem, el protagonista de la novela Carpe Diem (“Acoge la flor del día” /1956) del escritor judeo-canadiense Saúl Bellow (1915- 2005) quien obtuviera el Premio Nobel de Literatura en 1976.

Antes de cumplir los 50 años, Wilhem ya se siente un don nadie; un hombre desfasado, quien tan sólo se limita a circular en automático por la vida: “Wilhem jugaba al gin casi todas las noches, pero anoche se había dado cuenta que ya no podía permitirse perder más. Nunca había ganado ni una vez.”

Desesperado, caminará por las calles de Nueva York, las cuales vive como si fueran un laberinto. Se siente sofocado entre la muchedumbre, rodeado de personas se siente más solo que nunca.

Va de prisa, él es un “muerto en vida”. Ignora cómo acoger la flor del día, cómo vivir en el aquí y ahora: “Eso era típico de Wilhem. Al cabo de mucho pensarlo, vacilar y examinar, siempre acababa por tomar el camino que había rechazado innumerables veces. Diez decisiones, así formaba la historia de su vida.”

Thomas Wilhem se vive como un ser derrotado, como alguien que está de más en el mundo. Es incapaz de ver a través de esa visible oscuridad que bien podría volverlo a aferrar a la vida. Se siente situado en un medio que les es ajeno. Separado de su esposa Margaret y jubilado de su trabajo antes de tiempo.

Se siente un hombre decrépito, fragmentado. A solas llora porque no le encuentra sentido alguno el hallarse vivo: “Y la gran, gran multitud, la inagotable corriente de millones de toda raza y especie derramándose, apretando, de toda edad, de todo genio, poseedores de todo secreto humano, antiguo y futuro…”

Un ritmo ágil es el que preside a la escritura de Bellow en Carpe Diem, donde va desenmascarando a su protagonista. Él sugiere un mundo sórdido, un tanto desolado, carente de alternativa.

Estamos ante una buena novela corta (editada por Seix Barral, 1968), tan actual como cuando se publicó en la década de los 50 del siglo pasado.

Retrato de la alienación del hombre contemporáneo; novela del grito vencido que busca su redención, que invita a acoger a la vida, viviendo un aquí y ahora, antes de que esto se convierta en tarea imposible.