Enlace Judío México.- En vez de atrincherarse en un mal acuerdo, traten de negociar uno mejor.

EDITORIAL THE WALL STREET JOURNAL

Europa está haciendo fuertes críticas por el retorno de las sanciones nucleares de EE.UU. contra Irán el mes próximo, y el espectáculo en Bruselas no es exactamente edificante. El continente está eligiendo la resistencia a Estados Unidos que es probable que fracase.

Los europeos protestaron cuando el Presidente Trump anunció en mayo que Estados Unidos se retiraría del Plan Integral de Acción Conjunto (JCPOA) del 2015 y volvería a imponer sanciones a empresas extranjeras que hagan negocios con Irán comenzando el 6 de agosto. La decepción de ellos fue entendible, ya que la Unión Europea y sus tres partes nacionales del acuerdo—Francia, Alemania y el Reino Unido—vieron el acuerdo de la era de Obama, que congela aparentemente el programa nuclear de Irán, como una victoria diplomática y comercial.

Pero los líderes europeos también entendieron que el acuerdo del 2015 tenía grandes defectos. Esos incluyen pocas inspecciones para garantizar que Teherán no esté desarrollando tecnologías de armas; las cláusulas de expiración que permitirían a Irán embalarse hacia un arma nuclear en el futuro; ningún límite sobre los misiles balísticos de Teherán que podrían entregar una ojiva nuclear u otras armas; y el silencio sobre la interferencia militar de Irán a lo largo del Medio Oriente.

Así que es desconcertante que la U.E. esté ahora luchando tan duro para defender un acuerdo con tantos defectos. Bruselas ha actualizado un “estatuto de bloqueo” que teóricamente prohíbe a las empresas europeas cumplir con las sanciones de EEUU contra Irán. En la práctica, esto se volverá una gran molestia para las empresas que decidan acatar las sanciones estadounidenses porque ellas tienen más miedo a los ejecutores estadounidenses que a los burócratas de la U.E.

Quizás los funcionarios de la U.E. esperan poder usar este estatuto como influencia para negociar las exenciones de Washington, como hizo Europa con una versión previa de esta ley en la década de 1990. Eso parece improbable, sin embargo, dada la amenaza estratégica que presenta ahora Irán y la hostilidad de largo tiempo hacia el JCPOA en el Congreso y entre los votantes estadounidenses. Las empresas europeas entienden esto, y se están preparando para acatar las sanciones estadounidenses sin importar lo que diga Bruselas.

Los europeos también están tramando esquemas improbables para eludir las sanciones financieras estadounidenses. Una opción sería que los bancos centrales europeos reabran canales para su homólogo iraní para facilitar la financiación del comercio, o permitir que el Banco Europeo de Inversiones extienda crédito no en dólares a empresas de la U.E. involucradas en tal comercio.

Eso podría superar el rechazo de los bancos europeos privados a exponerse a la ira de Washington. Pero sólo sería práctico para las transacciones más grandes, involucrando tal vez petróleo. Cualquier otro comerciante aun pagaría un precio alto para mover el dinero, especialmente si Washington se apega a su plan de disuadir al Swift, el sistema de mensajería global financiera segura, de manejar los negocios de los bancos iraníes.

Todo lo cual apunta a la realidad de que no hay mucho que Europa pueda hacer para obligar a Washington a cambiar el curso—excepto unirse a la Administración Trump en presionar por un acuerdo mejor. El presidente francés Emmanuel Macron ha tratado de mantener la puerta abierta a esta opción, como cuando sugirió durante su visita de Estado a Washington en abril que EE.UU. y Europa podían cooperar para cerrar agujeros en el pacto del 2015.

El progreso en ese resultado se vuelve más difícil cuanto más se apega Europa al pacto del 2015. Si Europa quiere preservar las oportunidades comerciales prometidas por el acuerdo del 2015, los líderes deben admitir que el acuerdo es fatalmente defectuoso y enfocar su diplomacia en asegurar un pacto que restrinja verdaderamente las ambiciones nucleares de Teherán.

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.