Enlace Judío México.- Por años, la comunidad judía en Alemania dependió de los sobrevivientes del Holocausto para que fueran sus embajadores.

KIRSTEN GRIESHABER

Sophie Steiert abre una bolsa de caramelos de goma kosher y los ofrece a otros 20 adolescentes alemanes sentados a su alrededor en su salón de clases de secundaria.

“Son realmente sabrosos,” dice Steiert, de 16, con una sonrisa tentadora. “Y dicho sea de paso, ¿alguno de ustedes sabe lo que significa kosher?”
Los estudiantes se encogen de hombros. La mayoría de los chicos de 17 años nunca han conocido a una persona judía. En la escuela, ellos sólo han hablado sobre judíos muertos: los 6 millones asesinados por los nazis.

Por años, la comunidad judía en Alemania dependió de los sobrevivientes del Holocausto para que fueran sus embajadores. Los judíos que lograron sobrevivir al horror eran los únicos con la autoridad moral para enseñar a los alemanes jóvenes sobre los peligros del antisemitismo y los crímenes de sus ancestros.

Pero con el número de sobrevivientes menguando y los escolares hoy alejados al menos tres generaciones de los nazis, judíos jóvenes como Steiert están siendo enrolados para poner una visión moderna sobre un viejo mensaje.

Más que hablar sobre los crímenes del pasado, ellos han sido invitados como voluntarios para un programa de acercamiento escolar enfocado en la vida judía en la Alemania de hoy. El programa fue lanzado en medio de nuevas preocupaciones por el antisemitismo en escuelas y en las calles de las ciudades alemanas.

Steiert y su amiga Laura Schulmann, son dos chicas de Berlín que quieren cambiar las percepciones y desafiar los estereotipos como las embajadoras del siglo XXI de su comunidad.

El Consejo Central de Judíos de Alemania inició el proyecto educativo el año pasado. Tanto el programa como los 90 adolescentes judíos reclutados para él hasta ahora son llamados “likratinos,” que está basado en la palabra hebrea “likrat” y se traduce libremente como “moverse unos hacia otros.”
Durante una visita reciente a la escuela secundaria Bohnstedt-Gymnasium en Luckau, un pueblo rural a cerca de 100 kilómetros (62 millas) al sur de Berlín, Sophie y Laura trataron de abordar la falta de conocimientos de los estudiantes con apertura tolerante.

Un adolescente levantó su mano y compartió que una vez había visto judíos mientras vacacionaba en Austria. Todos ellos vestían caftanes negros, grandes sombreros y mechones a los costados, dijo.

Laura — vestida con jeans, una campera con capucha gris y zapatillas — explicó que la gente que él vio eran judíos ultraortodoxos que se adherían a prácticas estrictamente observantes.

Ella se apartó brevemente para completar lo qué más hacen o no hacen los judíos muy religiosos, y terminó explicando que mandar mensajes de texto y todo lo demás que uno podría hacer con un teléfono inteligente está fuera de los límites desde la puesta de sol del viernes hasta el sábado al atardecer, si uno observa el sábado judío, o Shabat.

“No soy así de religiosa,” agregó Laura, hija alemana de inmigrantes rusos judíos, cuando vio el desconcierto en las caras de los otros estudiantes. “Yo uso mi celular también en Shabat.”

Como parte de su entrenamiento, los adolescentes judíos reciben un curso para hablar frente a grupos sobre la vida judía y lidiar con posibles reacciones antisemitas.

El presidente del Consejo Central de Judíos, Josef Schuster, dijo que piensa que el proyecto de los likratinos puede catalogarse como un éxito después de casi 80 presentaciones. Él piensa que es debido a que los adolescentes judíos y no judíos pueden relacionarse al mismo nivel.

“Está, por ejemplo, este pensamiento de que todos los judíos tienen narices largas,” dijo Schuster. “Pero cuando ellos conocen chicos judíos y se dan cuenta que no son diferentes de ellos, que escuchan la misma música, visten las mismas ropas, entonces eso derriba barreras.”

El único problema, dijo él, es que hay más escuelas solicitando talleres que jóvenes judíos para darlos.

La población de 82,8 millones de Alemania, ahora incluye a apenas unos 200,000 judíos. Berlín tiene la concentración más grande, unos 40,000.

Antes que Adolf Hitler y su Partido Nazi llegaran al poder, Alemania tenía una población judía de unos 500,000.

La mayoría de los judíos ahora son inmigrantes de la ex Unión Soviética que fueron absorbidos después que cayó el Muro de Berlín en 1989, un gesto de reparación por los crímenes del Holocausto de los nazis.

Si bien el antisemitismo ha existido en Europa por cientos de años, a menudo avivado por las iglesias cristianas que culparon a los judíos por la muerte de Jesús, una gran afluencia nueva de inmigrantes de países meso-orientales dentro de Alemania ha proporcionado nuevas fuentes de tensión, tal como el conflicto israelí-palestino, según funcionarios alemanes y activistas judíos.

El Ministerio del Interior alemán dijo en su sondeo de estadísticas anuales del crimen que la policía recibió informes de 1,453 incidentes antisemitas en el 2017— cuatro por día.

La reaparición visible en Alemania del prejuicio que resultó en genocidio ha levantado las alarmas. Wenzel Michalski, el director para Alemania de Human Rights Watch, dijo que su hijo adolescente fue acosado tanto por ser judío en una escuela secundaria pública en Berlín que lo pasó a una escuela privada.

“El antisemitismo ha vuelto a crecer en la vida diaria, y es desagradable ver cuánto letargo hay acerca de esto,” dijo Michalski.

Después de una serie de incidentes, el ataque descarado en abril en la capital alemana a un hombre llevando una kipá provocó manifestaciones y una condena del ataque por parte de la Canciller Angela Merkel.

Un sirio de 19 años de edad que llegó a Alemania en el 2015 buscando asilo identificado como sospechoso y condenado por daño corporal serio y difamación fue condenado a cuatro semanas en la cárcel en virtud de las leyes de sentencia juvenil.

Sophie y Laura, quienes asisten a una escuela secundaria judía en Berlín, dijeron que ellas no tuvieron encuentros negativos como voluntarias de likratinos, pero son cuidadosas en sus vidas diarias acerca de revelar sus identidades judías.

Nuevamente en la escuela secundaria en Luckau, las chicas dijeron a la clase que sus padres les recuerdan constantemente de no llevar joyas con la Estrella de David en público o cualquier otra cosa que podría identificarlas como judías.

Después que terminó la lección, Annika Wendt, 17, pasó al frente para agradecer a los oradores.

“Yo apenas sabía algo sobre los judíos cuando vine aquí esta mañana,” dijo Wendt. “Gracias por contarme sobre sus bodas, sus festividades y lo que ustedes como judíos piensan sobre la vida después de la muerte.”

Ella hizo una pausa por un momento.

“Lo que realmente no entiendo es este antisemitismo,” confió Wendt. “Realmente, no hay nada acerca de ustedes que uno deba tener que condenar en forma alguna. No lo entiendo.”

 


Fuente: AP
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.

 

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