(JTA) — Líderes de la comunidad judía de Lituania han pedido a las autoridades de Vilna que retiren una placa en honor a un combatiente anti-soviético cuya nieta dijo que asesinó judíos.

La comunidad judía lituana publicó la semana pasada en su sitio web una declaración en la que pedía la remoción de una placa en honor a Jonas Noreika que se exhibe de manera muy destacada en una pared central de la biblioteca de la Academia de Ciencias de Lituania, en el centro de Vilna.

“Pedimos que se retire la placa dedicada a Noreika antes del Día de Rememoración de las Víctimas del Genocidio judío en Lituania el 23 de septiembre”, se lee en el comunicado. Dijo que “la información ha llegado a nuestra atención demostrando que Noreika fue un participante directo y entusiasta en la perpetración del Holocausto en Lituania”.

El Centro Simon Wiesenthal durante años ha mantenido que Noreika, quien murió en 1947 mientras estaba preso por las autoridades rusas, era un criminal de guerra. Pero él ha disfrutado de un estatus de héroe en Lituania, donde una escuela ha sido nombrada por él y donde el entonces presidente Vytautas Landsbergis asistió a su funeral en 2000.

La declaración de la comunidad vino después de la publicación el mes pasado de una investigación de la nieta de Noreika nacida en Chicago, Silvia Foti, quien es escritora y periodista.

Foti investigó la historia de su abuelo para una biografía que su madre, la hija de Noreika, le pidió que escribiera sobre él. Ella publicó sus conclusiones el 14 de julio en el sitio web Salon en un artículo titulado “Mi abuelo no fue un héroe de guerra nazi, fue un brutal colaborador”.

Ella rastrea el origen del descubrimiento de que su abuelo, quien en 1941 se convirtió en el jefe del condado de Siauliai bajo la ocupación nazi alemana, se mudó a la casa de una familia judía después de que sus miembros habían sido asesinados, presuntamente por orden suya.

Simon Dovidavičius, un historiador local especializado en el estudio del Holocausto, le dijo a Foti que su abuelo, como capitán, enseñó a sus soldados lituanos cómo exterminar a los judíos eficientemente: cómo secuestrarlos, llevarlos al bosque, obligarlos a cavar sus propias tumbas y metiéndolos en fosas después de dispararles.

“Mi abuelo era un maestro educador”, escribió.

En tres semanas, 2000 judíos habían sido asesinados en Plungė, la mitad de la población de la ciudad, “y donde mi abuelo encabezó el levantamiento”, escribió. “Al final del viaje, llegué a creer que mi abuelo debió haber aprobado los asesinatos de 2000 judíos en Plungė, 5500 judíos en Šiauliai y 7000 en Telšiai”.

De la traducción (c)Enlace Judío México
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