Enlace Judío México.- Desde hace varios años, decenas de medios de prensa han sido condescendientes con los grupos islamistas radicales, con sus líderes e incluso con los ataques terroristas ejecutados por esas organizaciones. Un caso emblemático en esa materia es la línea editorial del New York Times.

GEORGE CHAYA

El periódico ha omitido sistemática y deliberadamente detalles críticos que desacreditarían a los grupos islamistas. Por ejemplo, describe rutinariamente al Consejo de Relaciones Islámicas Estadounidense (CAIR por sus siglas en inglés) como un grupo de defensa de los derechos civiles de la comunidad musulmana. Sin embargo, en realidad el CAIR se inició como una Institución favorable a Hamás y continúa sirviendo a ese objetivo, la activista favorable a Hamás Linda Sarsour es una figura representativa del CAIR. No obstante, por más de dos décadas el NYT nunca informó sobre ninguno de los muchos documentos gubernamentales oficiales que muestran el verdadero papel de CAIR como grupo de fachada de Hamás.

Otro aspecto relevante es que cuando el NYT informó sobre los muchos ataques terroristas islámicos que han ocurrido en Europa en los últimos años, a menudo ha omitido el detalle clave de que el atacante islamista vociferaba la consabida frase: “Allah’u Akbar” antes de cometer su crimen terrorista, parece un detalle menor, pero no lo es y expresa la reticencia del medio de comunicación para informar que ese hecho crítico ocurre.

El informe de la semana pasada del NYT sobre el arresto de extremistas musulmanes en un complejo donde se encontraron 11 niños hambrientos a los que se entrenaba para ejecutar tiroteos en escuelas ofrece un caso más que evidente.

Cuando las autoridades locales buscaban un niño de 3 años con capacidades especiales que se encontraba perdido, hallaron 11 niños hambrientos en un remoto y ruinoso complejo repleto de armas en Nuevo México. En la historia sobre el hallazgo y los arrestos de los adultos involucrados, el NYT omitió una declaración clave que el sheriff local de Nuevo México hizo a principios de la semana cuando dijo a Associated Press (AP), que los adultos arrestados en el complejo estaban siendo monitoreados y se los consideraba “extremistas de creencia musulmana”. La agencia AP dio a conocer esa información, el NYT no lo hizo.

Otro hecho notable se produjo cuando el NYT describió al imán Siraj Wahhaj, el padre de uno de los adultos arrestados, proporcionando una imagen incompleta e inexacta de Wahhaj, el clérigo ha sido durante décadas el imán de Masjid at-Taqwa, una de las mezquitas críticas por el activismo yihadista y donde asistían varias de las personas relacionadas con el bombardeo del World Trade Center en 1993. Durante la investigación del atentado, Wahhaj fue incluido como posible conspirador en el plan, aunque erróneamente no fue acusado según dijeron algunos ex fiscales de terrorismo.

“Para ser claros, no hay información que conecte al Imam Siraj Wahhaj con los presuntos crímenes de su hijo en su campo de Nuevo México”, publicó el NYT. Pero el periódico ignora un factor clave, explicó a Infobae el ex fiscal federal Andrew C. McCarthy, uno de los fiscales principales en el caso de la conspiración en los ataques del World Trade Center de 1993. El tribunal de primera instancia solicitó a los fiscales una lista de cómplices no acusados, un procedimiento estándar antes del juicio, dijo el ex fiscal. Este es un asunto técnico que permite declaraciones que de otro modo podrían estar prohibidas como testimonio para ser escuchados, Wahhaj debió haber sido incluido y por alguna razón, equivocada, no lo fue quedando fuera de la investigación.

En esa modalidad, “el punto era avisar al abogado de la defensa de las personas cuyas declaraciones podrían ser importantes para la fiscalía bajo la excepción de lo que en la justicia estadounidense se conoce como co-conspirador. Bajo esta regla, la declaración de un miembro de la conspiración hecha durante el proceso puede ser admitida contra los acusados”, eso no se hizo, dijo McCarthy.

El objetivo de la lista de conspiradores no es presentar una acusación contra nadie. Es para alertar a los abogados defensores si quieren preparar cualquier material de acusación o defensa de los co-conspiradores cuyas declaraciones son admitidas como evidencia bajo esta modalidad del proceso. El gobierno no hizo pública la lista, dijo McCarthy. Los abogados defensores sí. El hecho de que Wahhaj nunca haya sido acusado en el caso es irrelevante para su inclusión en la lista de cómplices.

Wahhaj testificó solo como testigo de la defensa, lo hizo alabando a Omar Abdel Rahman como “un musulmán erudito y respetado” y “un magnífico predicador del Islam”. Rahman murió en prisión el año pasado tras ser declarado culpable de terrorismo y conspiración sediciosa en 1995, por planear y llevar adelante los primeros ataques con explosivos de Nueva York y asesinar a varias de personas.

El problema en su tiempo fue que “las listas de co-conspiradores, siempre son excesivamente inclusivas y pueden ser lesivas para las personas por dos razones”, dijo McCarthy. Primero, porque se difunden públicamente, el punto es ayudar a la defensa a prepararse para el juicio, pero se cuida de no manchar a las personas sin cargos. Segundo, si la fiscalía no puede poner un nombre en la lista y luego intenta conseguir una declaración, los rumores de rumores dañan la reputación de la persona, en consecuencia, el tribunal puede suprimir la declaración de esa persona”.

Ahora, ¿por qué el NYT criticó a todos los fiscales en aquel momento y evita mencionar a posibles implicados en el caso de Nuevo México? Según lo explica McCarthy. Al omitir selectivamente el papel del Islam militante en los arrestos de Nuevo México y Brooklyn, el NYT consideró la información oficial como “propaganda contra Wahhaj” y al mismo tiempo, entrevistó a un portavoz de la mezquita, Ali Abdul-Karim Jurdan, quien dijo que los medios noticiosos y las autoridades estaban destrozando la vida del anciano Wahhaj con propaganda malintencionada e información errónea en un caso que solo tiene que ver con una situación doméstica en Nuevo México y no con el terrorismo internacional. “No están mencionando hechos precisos, están emitiendo narrativas falsas” tratando de crear una atmósfera donde su hijo está involucrado con un grupo extremista radical, dijo Jurdan al NYT.

Sin embargo, el NYT omitió informar que Wahhaj llamó a los EE.UU. “país sucio y enfermo”. Y en 1991, convocó a los creyentes al “honor de morir librando la Yihad“. Las omisiones de hechos graves y declaraciones erróneas de fuentes no identificadas en el NYT no son las peores del mundo. Pero son indicativos de un patrón mucho más grande y de vieja data en los informes del periódico sobre incidentes relacionados con el Islam radical. Y esto no solo es injusto para sus lectores; es claramente deshonesto.

No obstante, el NYT no es el único medio importante culpable de ese encubrimiento de facto del Islam radical en los EE.UU. y en todo el mundo. Incluso lo hacen algunos gobiernos. Pero el NYT se mantiene en el más alto nivel periodístico en esa materia.

Históricamente, The New York Times ha desempeñado un papel destacado en la lucha contra la corrupción y la injusticia. Pero cuando se trata del Islam radical, se muestra cegado por una corrosiva corrección política que ha infectado toda su credibilidad. Y eso no es solo un escándalo sino una tragedia.

 

 

Fuente: infobae.com