Enlace Judío México.- El empresario José Codner repasa en casi 200 páginas la evolución que tuvo su actividad farmacéutica, desde que comenzó con un pequeño local en el centro de Santiago hasta su internacionalización, con más de 800 locales en Chile, Perú y México.

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“Dice el refrán que todo hombre en su vida debe hacer tres cosas: plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. Pues bien, yo planté ese árbol, un castaño descrito en la página 182 del libro. No escribí un libro, pero tuve el honor de corregirlo 6 veces. Y tuve tres hijas maravillosas, y una esposa y compañera de vida fantástica”.

Así analiza José Codner su vida, justo al momento de lanzar en las dependencias del Mercaz el libro “De una esquina a un continente”, donde se relatan las peripecias de 50 años de vida dedicados a Farmacias Ahumada, bajo la mirada de los historiadores Josefina Cabrera, Amparo Fontaine, Diego Damm, Eduardo Carrasco y Paula Caffarena.

Claro que no todo fue trabajo. Si bien al comienzo sus jornadas laborales comenzaban a las 7 de la mañana y terminaban a medianoche, con la evolución y profesionalización de la cadena se pudo hacer tiempo para disfrutar y compartir en familia, con viajes significativos que todos guardan en la memoria. Y también se dio tiempo para el activismo comunitario, primero en Keren Hayesod, luego fundando el Fobeju, y finalmente a cargo del desarrollo del centro comunitario del Círculo Israelita y de los primeros años del Plan de Continuidad Judía.

-José, ¿de qué trata el libro?

-El libro trata de un sueño que tuve cuando muy joven, de establecer una cadena de farmacias, y de la historia de Farmacias Ahumada a través de los 50 años de vida. El libro lo escribieron 5 historiadores y yo sólo lo revisé, aunque lo releí unas seis veces. Es un relato con un sello bastante histórico, porque tiene más de 150 citas de pie de página.

-¿Por qué el interés o la necesidad de publicar este libro?

-El año 2010 cuando yo estaba vendiendo Farmacias Ahumada me lo propusieron y en ese momento me negué. Posteriormente insistieron y acepté, pero cuando quedó terminado el 2013 no quise que se publicara. Pasaron algunos años más hasta que finalmente consideré que ya había pasado un tiempo suficiente para poder revisar el texto y las citas sin la pasión de la contingencia… Y ahora el libro está listo.

Sueño y realidad

“José Codner y un sueño hecho realidad”. Así se presenta el libro, y a todas luces es una definición acertada.

“A los 20 años me empecé a interesar en esto. Un amigo mío, Juan Farrú, había construido una cadena de farmacias acá en Chile. Cuando yo me recibí lo tenía en mente, pero era sólo un sueño, no tenía ni los medios económicos ni posibilidades de construirlo”, recuerda.

Pero las cosas fueron cambiando paulatinamente. “Yo estudié Farmacia y era empleado de mi padre en una farmacia, la York, en calle Compañía. Cuando mi padre falleció, las farmacias Santo Domingo se le conceden a mi madre y esta otra farmacia pequeña queda para los hijos, y yo compré las otras partes. Era una farmacia muy pequeña, de unos 80mt2 de superficie”

-¿Usted atendía al público?

-Claro, obviamente, yo atendía. Recuerdo que en aquel tiempo había jornada doble y se cerraba al mediodía. Cuando volvíamos del almuerzo tenía cola de gente esperando para que yo la atendiera. Había mucha confianza con los clientes y también con los médicos, cuando tenía alguna duda con la receta.

-¿Cuándo se da el gran salto de una farmacia a una cadena?

-El año ‘73 pagué un derecho de llave para un local en Providencia, donde está el Drugstore. Pusimos ahí una farmacia muy moderna para la época y Providencia era el lugar donde todos querían ser vistos. Contratamos unos arquitectos muy buenos y si se hizo una farmacia que no se conocía en la historia de Chile. Luego compré algunas farmacias de colegas para no herir sentimientos y luego nos hicimos cargo de la concesión de la farmacia de la Posta de Urgencia el año 1976. En ese momento cambiamos el nombre a Ahumada.

-¿En algún momento dejó de visitar los locales?

-No, nunca. Le recomiendo a todo empresario estar cerca del origen del negocio. Obviamente cuando adquirí la farmacia de la Posta me di cuenta de que necesitábamos mayor organización y profesionalización, contratamos varios gerentes y fuimos avanzando vertiginosamente en la cantidad de locales…

-¿Cómo eran esas visitas suyas a los locales?

-Obviamente, lo primero que hacía era saludar a todos. Generalmente estaba con los gerentes atrás y mientras recorría el local me fijaba y criticaba algunas cosas. Pero con el tiempo se me fue pasando un poco y cuando ya iba en el local 150 ó 180 pasaba a las farmacias solo y no hacía ninguna crítica. Si había algo que no me gustaba me lo anotaba y luego lo informaba por mail.
Marca con identidad

“El orgullo viene cuando uno mira retrospectivamente y ve que atendíamos cerca de 250 millones de personas al año y nunca tuvimos una muerte. Es que en este rubro es fácil equivocarse por la cantidad de recetas que despachamos, muchas veces escritas con una letra condenada. Nuestro logo era una de las marcas más conocidas en Chile, más que la Aspirina de Bayer. Realmente es un orgullo tremendo recordarlo. Cuando vendimos FASA ya habíamos ganado 8 años seguidos el segundo lugar de posicionamiento en servicio frente a los consumidores, yo había ganado varios premios, éramos una empresa internacional y además no existían cadenas internacionales, fuimos los primeros y me invitaban a Estados Unidos a seminarios. Fue muy entretenido”, relata Codner.

-¿Cuáles fueron los momentos más difíciles para usted en Farmacias Ahumada?

-El momento más ingrato probablemente fue cuando un grupo de parlamentarios con un grupo de fiscales del Servicio de Salud Pública llegaban a los locales con una receta y cuando se les pasaba el medicamento preguntaban si había algo más barato y el vendedor les ofrecía el genérico. Así nos pasaron 125 partes en una mañana por sustitución de medicamento. Esa fue la desgracia, pero lo bueno es que le ganamos 124 de las 125 demandas.

-A propósito de genéricos, ¿por qué en Chile son tan caros los medicamentos?

-Es cierto. A veces hay 10 marcas de un mismo medicamento, con 10 precios distintos y el más pobre no tiene cómo acceder a los más caros. De hecho, nosotros éramos la farmacia que más genéricos vendía. Cuando la entregamos estábamos sobre el 70% de venta de genéricos mientras las otras cadenas llegaban a 40% o 50%. Mi posición, por la cual no soy muy bien visto en esta industria, es que la ley debería eliminar la multimarca para un mismo medicamento. Al haber una sola marca, que es la que está patentada, cuando se termina el plazo legal de la patente inmediatamente pueden entrar 5 o 10 productores genéricos con un precio cercano al 8% o 10% del original, y esto incluso con bioequivalencia.

-¿Y qué aspectos positivos destacaría de este período?

-Uno de los aspectos positivos fue un premio que me dieron la revista América Economía, que me destacó como el empresario del año. También fue muy gratificante un reconocimiento que me dieron en Estados Unidos por la labor que había hecho por difundir la profesión. En general esas cosas son lo que más te llenan, el dinero va y viene.

 

 

Fuente:lapalabraisraelita.cl