Enlace Judío México – Lo primero que se destaca en “¿Quién es América?”, La nueva serie de televisión de sátira política de Sacha Baron Cohen, es su ardiente creencia en la estupidez de la gente. En el primer episodio, Baron Cohen, descuidadamente disfrazado de oficial israelí, pretende convencer a legisladores republicanos a que promuevan leyes que permitan la venta de armas a niños y bebés. No teme de lo absurdo, sabe que siempre puede encontrar a alguien que quiera hacerlo. Lo segundo que se destaca en la serie es la confianza que tiene el lobby de armas estadounidense en la marca israelí.

ZEHAVA GALON

Esta semana se nos informó que el ministro israelí de Seguridad Pública, Gilad Erdan, decidió permitir que casi cualquier persona que haya completado un servicio de combate porte un arma: más de medio millón de personas. Como sabemos, no existe una idea loca, irracional y peligrosa que un político israelí no pueda encontrar e incluso diga que es precisamente el remedio que necesitamos. Por seguridad, por supuesto. Por seguridad.

Aparentemente, a Erdan le gusta escuchar su nombre junto a informes sobre armas y seguridad, y en ese sentido no es distinto a la mayoría de los ministros del gabinete. Pero con todo el debido respeto a esta maniobra de relaciones públicas, no está claro por qué de todas las cosas, Israel ha decidido importar de Estados Unidos su vergonzosa locura en lo que respecta a las armas de fuego. En los primeros 24 días de 2018 hubo 11 incidentes de disparos en las escuelas de EE.UU.

Esta locura tiene sus raíces en la tradición de EE.UU. y en la Constitución. Pero el poderoso e implacable lobby a favor de las armas también es responsable. Es difícil creer que la derecha israelí quiera adoptar esta enfermiza obsesión colectiva. ¿No es suficiente con que hayan importado el Trumpismo?

Esto debe decirse: en la actualidad hay cientos de muertos en vida entre nosotros, la mayoría de ellos probablemente mujeres y árabes. Empujar decenas de miles de armas a las calles no aumentará la seguridad en el país. También debemos mencionar lo que Erdan tiende a olvidar: el beduino Yakub Abu al-Kiyan fue abatido por policías experimentados, no por civiles con pánico. Lo que probablemente sucederá es que estas armas causarán que la violencia doméstica sea mucho más letal, y en el caso de un ataque terrorista, tendremos muchos disparos equivocados cuyas víctimas serán civiles, cuyo único delito fue salir a la calle con una apariencia de “Mizrahi” (que es común en judíos y árabes de origen de Oriente Medio o del norte de África).

Todo eso ya sucedió. En los últimos tres años, soldados dispararon contra un judío en Jerusalén pensando que era un terrorista; un conductor fue golpeado y finalmente chocó contra un restaurante debido a un ataque al corazón; un residente de Kafr Qasem fue atacado con garrotes en la escena de un ataque terrorista en Petah Tikva; y un residente de la ciudad beduina de Rahat fue atacado en Beer Sheva.

La decisión de Erdan es una invitación a nuevos actos de linchamiento, como si no tuviésemos suficiente de ellos. También hemos tenido más que suficiente violencia al azar y asesinatos de mujeres. Entre 2002 y 2013, 34 personas murieron a causa de las armas de los guardias de seguridad. Después mi batalla en la Knéset, n 2013 se decidió que los guardias ya no llevarían sus armas a casa con ellos. Ese año nadie fue asesinado por el arma de un guardia de seguridad. Entonces, ¿qué hizo Erdan? Revocó la decisión.

Como ya no estamos en la cúspide de una supuesta intifada de cuchillos, la decisión de Erdan es sorprendente. Tampoco está claro por qué está tan entusiasmado por admitir que no proporcionó seguridad a los civiles, hasta el punto de que está dispuesto a privatizar la fuerza policial. Sólo podemos adivinar que está relacionado con el lobby de las armas israelíes. Si Baron Cohen nos ha enseñado que no hay límite para la estupidez humana, el lobby a favor de las armas de EE.UU. muestra que tampoco hay límite para la codicia. Haríamos bien en volver a calcular, antes de que se les ofrezcan armas a los niños aquí también.

Fuente: Haaretz / Reproducción autorizada con la mención: © EnlaceJudíoMéxico

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