Enlace Judío México.- Queridos amigos, son muchos los conflictos que estamos viendo en la actualidad en distintos lugares del mundo. Sin lugar a dudas, uno de los más prolongados y llenos de paradojas, es lo relacionado con el conflicto israelo-palestino. La cosa se complica más aún, si tratamos de entender lo que sucede entre Hamás y Abbas y cómo el mundo demuestra su desvergonzado doble estándar, con muy pocos países que guardan una coherencia en su actuar.

EDUARDO HADJES PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO.

GAZA: Es un enclave palestino, férreamente dominado por el movimiento terrorista Hamás. El año 2005, Israel, sin solicitar nada a cambio, decidió retirarse de la Franja, pensando que al dejar dicho territorio bajo la responsabilidad total y absoluta de los palestinos, podría ser el punto de partida para la creación de un Estado Palestino, autónomo y auto sustentable. Todo estaba dado para que se pudiera transformar en la base de un Estado pujante, próspero y floreciente. Incluso, algunos optimistas vieron en dicho enclave, la posibilidad de algo parecido a Singapur.

Cuando Israel se retiró de la Franja, dejó entre otras cosas, funcionando a plena capacidad, la mayor planta procesadora de naranjas del país, desde donde se exportaba a Europa su producto ampliamente acreditado y dando trabajo a un muy numeroso grupo de palestinos, los cuales obtenían los mismos salarios y condiciones sociales que el resto de los obreros de Israel, infinitamente superior a lo obtenido por obreros palestinos, trabajando para otros palestinos.

Igualmente, dejó funcionando plantaciones y cultivos que producían sustanciosas ganancias y numerosa mano de obra igualmente bien remuneradas,

¿Qué fue lo primero que hizo la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de la cual Abbas es su presidente vitalicio? Destruyó todo, absolutamente todo lo que Israel, al retirarse, estaba dejando, de manera que no quedara rastro de algo “sionista” que pudiera resultar favorable para su población.

Abbas tiene bien claro que la única manera de seguir usufructuando del poder ilimitado es manteniendo a su propio pueblo en la más absoluta miseria, de manera de poder culpar de ello a Israel.

El 2007 se efectúan elecciones, aún hoy cuestionadas, y en la Franja de Gaza resulta triunfante el grupo terrorista Hamás. Se llega rápidamente a una mini guerra civil, en que las huestes de Hamás asesinan a cuanto integrante de la ANP se cruza en su camino, con cifras aún desconocidas, pero que se estiman en cerca de 300 muertos. Se comprende que nadie reclama ni se lleva a los organismos internacionales, ya que resulta imposible culpar de ello a Israel.

Al poco tiempo de entronizarse Hamás en el poder, se inician una serie ininterrumpida de ataques terroristas en contra de civiles israelíes. Es tal el número y frecuencia de estos atentados, que Israel se ve obligado a construir un muro protector que impida la facilidad con que estos terroristas atentan contra la vida de sus ciudadanos. Muy pronto se ve que dicha separación cumple su objetivo, lo que obligará a Hamás a inventar nuevos métodos para continuar con sus ataques terroristas. Debemos reconocer que Hamás posee una inteligencia y creatividad fabulosa en todo lo que se refiere a métodos para practicar su principal actividad: el terrorismo.

Está naciendo el único muro condenado por el mundo, el llamado “muro de la vergüenza” rechazado por proteger la vida de civiles israelíes. Recientemente se agrega al rechazo universal el muro que pretende construir Trump para separarlo de México.

Aun cuando desde 2005 Israel dejó de ejercer toda autoridad sobre la Franja, escuchamos cómo Hamás habla de “territorios ocupados”. Es posible que los traicione su inconsciente y con ello, estén reconociendo que son ellos, los que “ocupan” la Franja, ya que si nos remontamos a la historia, podemos comprobar que en dichos territorios, sólo ha existido el pueblo judío como único estado autónomo e independiente. Es cosa de retroceder en el tiempo 4.000 años y hasta hoy, nunca otro pueblo estableció en ese enclave y en todo el resto de la ex Palestina, una nación que no sea judía.

Hamás, al igual que la ANP, ha hecho los esfuerzos máximos, por mantener a su pueblo en la miseria más absoluta, culpando de ello a Israel.

Estos terroristas anuncian que su miseria es culpa del aislamiento al que los tiene sometido Israel, desconociendo que éste les envía diariamente el agua, la luz, el gas, los combustibles y cerca de 145 grandes camiones, los cuales diariamente ingresan a la Franja con remedios, alimentos, ropa y todo lo que la población gazatí necesita para su subsistencia. ¿Qué otro país en el mundo entero abastece en dicha forma y con tal cuantía, a quien no sólo no lo reconoce como nación, sino que permanentemente, anuncia como su primordial objetivo, al punto de tenerlo en su Constitución, la destrucción total de Israel? Cientos de millones de dólares recibe Hamás en donaciones, tanto de organismos internacionales como de otros países musulmanes, hoy Irán y Qatar a la cabeza, pero las prioridades no son abastecer y ayudar a una vida mejor de los gazatíes. La construcción de sofisticados túneles dirigidos a Israel, para ejecutar actos terroristas y la confección y compra de armamento, incluidos miles de cohetes y morteros, para cumplir en algún momento, la destrucción de Israel y, mientras tanto, la muerte del máximo de civiles israelíes es prioritario.

¿Es creíble que un pueblo que dice estar en la miseria por culpa de su enemigo, pero simultáneamente se ufane de tener más de 10.000 cohetes listos para ser disparados contra Israel?

Desde hace unos años, Hamás y Abbas están conversando sobre la posibilidad de unificarse. Luego de la ola de violencia que se vivió estos días entre la Franja y el sur de Israel, se ha logrado un alto al fuego, el cual durará tanto como el tiempo en que los terroristas palestinos, tanto de Hamás como de la Yihad Islámica palestina y otros grupúsculos, reinicien sus ataques en contra de civiles israelíes.

Egipto ha jugado un papel preponderante, tanto en lograr este alto al fuego, como en las conversaciones entre los caudillos de ambos bandos palestinos. Creo que nunca antes, han estado tan cerca de llegar a un acuerdo, pero, lo que quiere Hamás, es simplemente inaceptable para la ANP. Con su cinismo acostumbrado, estos últimos están pidiendo que Abbas se encargue de la administración del enclave, lo que significa financiar los gastos de sueldos, servicios y todo lo que involucra la administración de un supuesto país, pero el poder real lo seguirá ejerciendo Hamás, ya que se niegan a entregar sus armas, transformándose en algo muy similar a Hezbolá en Líbano, con un ejército infinitamente más poderoso que el propio ejército libanés.

De esta forma, Hamás podría intensificar la construcción de sus fatídicos túneles, proveerse de cohetes más sofisticados y lograr incrementar más aun, su ya numeroso arsenal, destinado, según ellos mismos, a lograr llegar al día en que tengan la capacidad de destruir Israel.

Hamás no niega este propósito. Más aun, lo proclama orgullosamente y, aunque ya no nos sorprende, el mundo los respalda y condena a Israel por oponerse a tan macabros propósitos, pero sobre esto no vamos a hablar hoy, ya que lo hemos tocado en reiteradas oportunidades.

Resumiendo, Hamás quiere hoy varios imposibles: Que Israel destruya toda separación entre ellos e Israel, de manera de poder efectuar sus atentados con el mínimo de dificultades. Que Israel lo siga abasteciendo de todo lo que necesita, pero que le deje la libertad de poder traer libremente armas y cohetes más modernos, para cumplir con su añorado propósito de destrucción y odio. Finalmente, que Abbas se someta a sus caprichos y lo financie a tal punto que cuando termine con los israelíes pueda dedicarse a exterminar a Abbas y sus seguidores, de manera de no tener contrapeso ninguno en su afán de poder total y absoluto.

No es la primera vez que me encuentro ante la realidad que en explicar la primera parte de mi comentario, he llegado a una extensión suficiente, lo que me obliga a decir que la próxima semana, si Dios no dispone otra cosa, me estaré refiriendo a Abbas e Israel.

Nos encontramos en 7 días.