Enlace Judío México- La edición 19 del Encuentro Nacional de Fototecas sirvió como marco para la entrega de la Medalla al Mérito Fotográfico a  Antonio Turok , Laura Cohen y Javier Hinojosa.

Todos ellos son nacidos en la Ciudad de México a mediados de los años 50 del siglo pasado, con más de 40 años de trayectoria.

Fotógrafa mexicana, Laura Cohen estudió Diseño Industrial y Fotografía en el Institute of Design, Illinois, Institute of Technology, Chicago, de 1975 a 1977, y Diseño Gráfico en la Universidad Autónoma Metropolitana en Xochimilco.

De 1977 a 1980 cursó esta carrera en la Rhode Island School of Design en Providence, Rhode Island. Al regresar a México se dedicó por un tiempo a fotografiar personajes callejeros. Hacia mediados de los ochenta comenzó a trabajar con una temática en particular: la de los balnearios, realizando diversas obras con imágenes de piscinas y muebles de jardín.

Después de su serie sobre balnearios, Cohen se dedicó casi exclusivamente al trabajo en estudio, en donde podía tener mayor control sobre los elementos compositivos. Hacia principios de los noventa, ya en el estudio, Cohen trabajó naturalezas muertas en las que típicamente reunió dos objetos contrastantes que eligió por sus cualidades formales; aquí, de nuevo, el interés principal fue la composición, enriquecida ocasionalmente por referencias anímicas y psicológicas.

Si el fotodocumentalismo se basa en el momento preciso, Antonio Turok (Ciudad de México, 1955) es un hombre que ha sabido estar durante más de 40 años en el lugar y el momento oportunos. Tomando el pulso de los acontecimientos nos regaló las primeras imágenes del alzamiento del EZLN y el retrato de un subcomandante Marcos dubitativo, capturó el fastidio colectivo volcado en las calles de Guatemala, El Salvador y Nicaragua, el movimiento magisterial y popular de la APPO en Oaxaca, los aires de la era Obama y los desaires de la era Trump.

En la misma casa familiar donde “hurtó” la Leica que su padre guardaba en el armario, una casona centenaria en la colonia Juárez, comenta que su mamá supo alentar en él esa veta artística, consciente de que su dislexia dificultaba un camino académico tradicional. “Entonces, ¿qué pasó?, descubrí que a través de esa cámara podía contar historias de una manera personal. Fue un acercamiento que me ayudó a descubrir que tenía una inteligencia visual”, comenta Turok en una entrevista difundida por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Mientras se acomoda su sombrero de fieltro, que es casi un sello personal, comenta que dicha inteligencia es la que distingue al fotógrafo, más aún “en una época altamente visual en la que, sin embargo, el contenido de lo visual es por lo general muy bajo.

“La profesión de fotógrafo es singularmente maravillosa, es la única de todas las artes que se acerca a un concepto de lo que es la realidad. El pintor puede inventar un mundo sinInformación: jamás haber salido de su estudio, lo mismo que un escritor puede crear a sus personajes, pero el fotógrafo, o al menos quien hace fotografía documental, no podría hacerlo si no sale a la calle y en eso radica su singularidad.

Información: galeriamexicana.mx y aristeguinoticias.com.