Enlace Judío México.- ¿Dónde le gustaría que estuviera su hija a los 13 años? ¿En el colegio, o en la cama con un adulto? La respuesta está fuera de dudas en la mayor parte del mundo. Sin embargo, en las sociedades islámicas –incluidas las no árabes y en la teóricamente secular Turquía– la cosa es bien distinta: por lo general, las fuerzas gubernamentales no combaten la tradición patriarcal sino que la defienden.

BURAK BEKDIL

El ex presidente turco Abdullah Gül, antiguo aliado del actual hombre fuerte del país, Recep Tayyip Erdogan, y cofundador del partido que gobierna allí desde 2002, tenía 30 años cuando se casó con su mujer, Hayrünnisa, de 15. Gül, designado candidato a la Presidencia por Erdoğan, fue el primer presidente islamista de Turquía.

En vez de poner en cuestión su matrimonio con una muchacha, los turcos conservadores saludaron el ascenso de Gül a la Presidencia. Este autor fue privado pero no cortésmente advertido en varias ocasiones por políticos de primera fila para que no tratara esta cuestión en sus columnas.

Según Turkish Philanthropy Funds (TPF), en Turquía el 40% de las menores de 18 años son forzadas al matrimonio. TPF halló que el abandono escolar femenino en Turquía es del 56%, y que el matrimonio temprano se da en familias con bajos niveles educativos. En “bajos niveles educativos” cabe casi toda Turquía, pues la escolarización media es de sólo 6,5 años, y en 45 provincias la cifra es aún inferior.

El gobierno islamista sobre un país antaño secular ha agravado el problema de las novias niñas. En noviembre del año pasado, el presidente Erdogan firmó la Ley del Muftí, que permite a clérigos autorizados por el Estado (o a simples imanes) celebrar ceremonias de matrimonio, “pese a las preocupaciones de la sociedad civil del impacto que ello tendría sobre el matrimonio infantil”.

El pasado enero, el Directorio de Asuntos Religiosos (Diyanet), organismo público bajo la directa jurisdicción de Erdogan, sugirió que, en concordancia con la ley islámica, niñas de sólo 9 años pudieran casarse con chicos de sólo 12.  Diyanet está a cargo de las instituciones religiosas del país. Su página web reafirma que, según la ley islámica, todo aquel que alcance la edad de la “adolescencia” tiene derecho a casarse. Esta fetua llevó al principal partido opositor, de corte laico, a pedir una investigación sobre los matrimonios infantiles.

La llegada de cerca de tres millones de refugiados sirios desde el inicio de la guerra civil en el país vecino no ha hecho más que empeorar las cosas. Así, un trabajador social del hospital Solimán el Magnífico de Estambul reveló que, entre el 1 de enero y el 9 de mayo de 2017, en dicho centro se atendió a 115 menores embarazadas, 39 de las cuales eran sirias. El trabajador social denunció en los tribunales que el hospital trató de encubrir esos embarazos y no los notificó a las autoridades, frente a lo que estipula la ley turca que hay que hacer cuando se trata de dar tratamiento a menores de 18 años. Esto es sólo “la punta del iceberg”, según to Canan Güllü, de la Federación de Asociaciones de Mujeres Turcas.

Un caso reciente de abuso contra una refugiada siria menor de edad es motivo de oprobio no sólo para la cultura política que alimenta este mal, sino para la Justicia turca:

La refugiada Fátima C. llegó con su familia a Ankara hace cuatro años. En 2017 fue forzada a casarse con su primo Abdulkerim, de 13 años. El matrimonio no fue civil sino religioso (legalizado para el islam por un imán). Fátima C. quedó embarazada y fue llevada a un centro sanitario público porque era menor de 18 años, informaron las autoridades a las fuerzas del orden.

La Fiscalía decidió que el marido de la mujer y su madre, Emani B., fueran juzgados por forzar a casarse a una menor. Y el caso fue llevado a juicio. Pero un tribunal de Ankara decidió exonerarlos ya en primera instancia. Los acusados sostuvieron que no conocían la legislación turca sobre el matrimonio y que la chica fue desposada “bajo la ley siria”. Una inusualmente tolerante Fiscalía consignó que “el matrimonio tuvo lugar sin intención delictuosa”.
“Es una norma universal que el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento”, declaró Ceren Kalay Eken, de la Asociación de Abogados de Ankara. “Una chica de 13 años tiene que estar en el colegio, no meciendo una cuna”.

Es extraordinario ver lo suave y tolerante que puede ser el sistema judicial turco cuando los acusados actúan motivados por los austeros valores islámicos. Por las mismas fechas en que los abusadores de esa niña esposa quedaron libres a las primeras de cambio, otro tribunal de Ankara ordenó el arresto de cuatro universitarios por lucir durante su ceremonia de graduación pancartas consideradas ofensivas  para el presidente Erdoğan. En Turquía puedes abusar de una chica de 13 años y quedar libre, pero ojo con burlarte del presidente.

 

 

 

Fuente: es.gatestoneinstitute.org

 

 

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