Enlace Judío México e Israel.- La confederación jordano-palestina parece ser la única solución que nos salvará de convertirnos en un estado binacional, o en un estado judío no democrático.

SUSAN HATTIS ROLEF

Hace semanas, en una reunión con miembros de Paz Ahora y diputados de la Unión Sionista y los partidos de Meretz, el presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas dijo a sus invitados que los enviados de paz del presidente estadounidense Donald Trump, Jared Kushner y Jason Greenblatt, le habían pedido sus puntos de vista sobre la idea de una Confederación jordano-palestina como una solución al problema palestino. Abbas informó que su respuesta fue que estaba a favor de la idea siempre que antes de que se formara la confederación, Palestina fuera reconocida como estado independiente, y que Israel también se uniría a ella.

La idea de un estado jordano-palestino, de una forma u otra, no es nueva, y se basa en el hecho histórico de que después de la Primera Guerra Mundial, el Mandato Británico para Palestina incluía los territorios del Israel actual (menos los Altos del Golán), Jordania, Judea y Samaria (Cisjordania) y la Franja de Gaza. Sólo en 1922 la Liga de las Naciones decidió que el área de Palestina al este del río Jordán formaría el Emirato de Transjordania para ser gobernada por la dinastía Hachemita bajo el Mandato Británico para Palestina, a la cual no se aplicaría la política nacional de hogar judío. El plan de partición de la ONU para Palestina, el 29 de noviembre de 1947, se aplicó solo a Palestina al oeste del río Jordán.

El Movimiento Revisionista y después del establecimiento del Estado de Israel el Movimiento Herut sostuvo que “Dos riberas tienen el Río Jordán; una es nuestra y la otra también“. Sin embargo, cuando Herut se unió con el Partido Liberal en 1965 para formar Gahal la idea se atenuó, y después de que el Partido Likud aceptara el acuerdo de paz entre Israel y Jordania firmado en 1994, la idea perdió todo significado práctico. Hoy, no hay ningún partido en la Knéset que afirme que trans-Jordania debería formar parte del Estado de Israel (aunque algunos diputados en Bayit Yehudi individualmente podrían creerlo).

Sin embargo, desde la Guerra de los Seis Días, al menos en teoría la mayoría de los partidos, y la mayoría de los miembros de la Knesset no se opondrían al hecho de que el Reino de Jordania sea parte de una solución permanente al conflicto israelo-palestino.

Yigal Alón (Partido Laborista) fue el primer político israelí, quien después de la Guerra de los Seis Días ideó un plan de paz en el que Israel devuelve la mayor parte de Judea y Samaria (Cisjordania) y la Franja de Gaza a Jordania, para que formen parte de un estado jordano-palestino. Alón creía que la anexión israelí de Judea y Samaria (Cisjordania) y la Franja de Gaza crearía un problema demográfico para el estado judío, pero también que solo debería haber dos estados en el territorio del antiguo Mandato para Palestina. Señalando que una abrumadora mayoría de la población de Jordania era palestina, concluyó que cada nación tiene derecho a la autodeterminación, pero que ninguna nación tiene derecho a dos estados.

El plan de Alón nunca fue adoptado como política y las conversaciones entre el primer ministro Itzjak Rabin, Alón y el rey Hussein sobre la posibilidad de devolver la mayor parte de Judea y Samaria (Cisjordania) a Jordania en 1974 (el plan de Jericó) no llegaron a nada, después de que la Conferencia de la Cumbre Árabe en Rabat decidiera que solo la OLP estaba autorizada a negociar una solución al problema palestino.

En 1970 se informó que Ariel Sharon, entonces todavía general en uniforme, se oponía al acuerdo que Israel había alcanzado con el rey Hussein para ayudarlo a liberar su reino de la OLP, y apoyó la idea de ayudar a los palestinos a tomar el control de Jordania, ya que según él, “Jordania es Palestina“. Desde entonces, la idea de “Jordania es Palestina” es parte de la ideología de aquellos que se niegan a renunciar a cualquier territorio, ya sea en Judea y Samaria, o en la Franja de Gaza.

Se informó que en una reunión secreta celebrada entre el Ministro de Relaciones Exteriores israelí Shimon Peres y el Rey jordano Hussein el 11 de abril de 1987, los dos discutieron la convocatoria de una conferencia internacional de paz árabe-israelí, en la que jordanos y palestinos formarían parte de una sola delegación sugiriendo así que se podría alcanzar una solución al problema palestino dentro de un marco conjunto jordano-palestino. Sin embargo, la idea fue rechazada posteriormente por el gabinete israelí bajo el primer ministro Itzjak Shamir (Likud), y en julio de 1988, Hussein anunció que Jordania había renunciado a cualquier reclamo de soberanía sobre Cisjordania, tras el estallido de la primera Intifada.

Informes sin fundamento en diciembre de 2012 afirmaron que durante una visita secreta a Amman ese mes, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, habló con el rey Abdullah, entre otras cosas, sobre la posibilidad de establecer una confederación jordano-palestina. Si bien no se negó que se llevara a cabo tal reunión, Israel solo estaba dispuesto a admitir que se discutió la situación en Siria, donde estalló la guerra civil, y un posible ataque israelí contra los arsenales sirios de armas químicas. Sin embargo, podría haber alguna base para los informes, ya que por esa época Abbas sostuvo conversaciones con miembros de Fatah y la Autoridad Palestina sobre la idea de la confederación.

Esto no es más que una lista parcial de cuándo y en qué circunstancias se planteó la idea de una confederación jordano-palestina. Será interesante saber más sobre la decisión estadounidense de plantear el problema con Abbas. ¿Significa esto que la confederación jordano-palestina es parte del plan estadounidense para un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos, o Kushner y Greenblatt simplemente emitieron todo tipo de soluciones teóricas?

Cabe señalar que, aunque Jordania estuvo dispuesta hasta 1988 a considerar la posibilidad de regresar para gobernar Cisjordania (que gobernó desde 1949 hasta junio de 1967) y hacerse cargo de la Franja de Gaza (que nunca había gobernado), los hachemitas (que proceden originalmente de la Península Arábiga y no son palestinos) nunca estuvieron dispuestos a considerar compartir el poder con los palestinos como una entidad separada, lo que implicaría la idea de la confederación.

Hoy, el rey Abdullah indudablemente considera la posibilidad de agregar otros 3 millones de palestinos a su reino una pesadilla, dado que incluso hoy al menos el 70% de los ciudadanos jordanos son palestinos, y que Jordania alberga actualmente cientos de miles (quizás incluso más de un millón) de refugiados iraquíes y sirios.

La Autoridad Palestina (aunque ciertamente no Hamás en Gaza) estaría dispuesta a considerar la opción solo después de obtener la independencia como Estado palestino al oeste del río Jordán.

En cuanto a Israel, quienes desean aplicar la soberanía israelí a Judea y Samaria, y posiblemente también a la Franja de Gaza, se oponen a la idea de entregar grandes porciones de estos territorios a la soberanía conjunta jordano-palestina. El centroizquierda israelí, comprometido con la idea de los dos estados, ciertamente no se opondría a una confederación jordano-palestina, que resolvería algunos de los problemas inherentes a una solución de dos estados sin Jordania, como el requisito de que el Estado palestino desmilitarizado (Alón declaró en 1968 que no sería realista exigir la desmilitarización del estado palestino al oeste del río Jordán, pero sería realista si fuera parte del estado jordano-palestino).

 No está claro qué piensa Netanyahu de la idea, a pesar de que en el pasado se informó en varias ocasiones que no se oponía a ella por principio. Sería interesante saber lo que dijo a Kushner y Greenblatt cuando lo confrontaron (si es que lo hicieron) con la misma pregunta que le hicieron a Abbas. Una cosa es cierta: nunca aceptaría que Israel se uniera a una confederación como la que exige Abbas.

Como creo que, desafortunadamente, hoy la solución de dos estados al oeste del río Jordán es cada vez menos factible, la confederación jordano-palestina parece ser la única solución que nos salvará de convertirnos en un estado binacional, o en un estado judío no democrático.

Fuente: The Jerusalem Post – Traducción: Silvia Schnessel – Reproducción autorizada con la mención: ©EnlaceJudíoMéxico