Enlace Judío / Rab. Joel Pomerantz – Lo que en apariencia es el último día de Sucot y en la Diáspora representa el “segundo” día de Sheminí Atzeret se llama “Simjat Torá,” literalmente “la alegría de la Torá”. Todos los shabatot del año leemos una porción de la Torá la cual llamamos “perashá.” Simjat Torá es el día en que completamos el ciclo leyendo la última perashá de la Torá. Ese mismo día empezamos el ciclo nuevamente leyendo también la primera perashá de la Torá, conocida como Bereshit.

El tema central de esta festividad es nuestro regocijo sobre la Torá y celebramos haber completado la lectura de la Torá en el año. Existen muchas costumbres para celebrar este día. Por ejemplo, a diferencia de Shabat y otros días festivos en los que sólo se sacan del arca dos rollos de Torá, en este día solemos sacar frente a la congregación todos los rollos de la Torá y cargarlos bailando y cantando alrededor de la “bimá” (mesa sobre la cual se hace la lectura ritual de la Torá). A estos circuitos se le llaman “Hacafot” y se hacen al menos siete en cada celebración.

Al terminar las Hacafot empezamos la lectura de la Torá. Usualmente durante cualquier festividad o Shabat sólo cinco o siete personas suben a leer de la Torá. A este honor se le llama “aliya”, durante Simjat Torá se acostumbra que todos los presentes reciban al menos una aliya. En algunos lugares, incluso los niños, que usualmente están separados de este tipo de honores, reciben una aliya para enseñarles desde chicos la importancia de la lectura de Torá.

Una vez que se ha terminado de leer la última aliya de la Torá (el último pasaje del libro de “Devarim”, Deuteronomio) inmediatamente después se empieza a leer la primera, (en el libro de “Bereshit”, Génesis). En esta perasha se describe la Creación del mundo a manos de D-os y el primer Shabat del Universo. En algunas comunidades jasídicas se acostumbra que toda la congregación lea en voz alta los versos que concluyen la Creación de cada día. Una de las razones por las cuales se practica esta costumbre es para demostrar que no sólo agradecemos el hermoso regalo de la Torá, sino que también nos sentimos privilegiados de creer en la Creación.

La Guemará en el tratado de Berajot dice: “desde el día de la destrucción del Gran Templo y en adelante, lo único que queda dedicado a D-os es la halajá, la ley de la Torá.” A primera vista esta afirmación es confusa: ¿Quién podría eliminar cualquier parte del mundo sino D-os, el Creador del mismo? El Sefer HaToda hace esta pregunta y responde que la Presencia Divina sólo puede manifestarse en un lugar donde existe plenitud y alegría (sin destrucción). Desde el tiempo de la Destrucción del Templo, el mundo entero entro quedo incompleto y en un estado de destrucción. Incluso las mitzvot (mandamientos divinos), carecen de su potencia absoluta. Lo único que permaneció sin ser afectado por la destrucción del Templofue la Ley de la Torá, la halajá. Sólo a través del estudio de Torá podemos alcanzar la felicidad verdadera. Por eso festejamos a la Torá en Simjat Torá, y la Presencia Divina se regocija con nosotros.

Fuente: torah.org