Enlace Judío México e Israel- El think tank ACOM, una organización “española, aconfesional e independiente que refuerza la relación entre España e Israel” a través del trabajo conjunto con el gobierno, los partidos políticos y la sociedad civil, ha publicado este jueves un análisis tras el anuncio del ministro de Exteriores, Josep Borrell, de la intención del Gobierno de Sánchez de reconocer al estado palestino.

El reconocimiento fue puesto sobre la mesa de negociación de los Presupuestos Generales del Estado por Podemos.

Dice ACOM: Se trata de una iniciativa que se plantea diciéndole a la opinión pública que es un gesto solidario inocuo, por responsables políticos que creen que con ello pueden satisfacer a una parte de su electorado y, probablemente, los intereses ocultos de algunos, pero sin representar ningún coste de importancia para España o para la posibilidad de que llegue la paz entre palestinos e israelíes. La realidad es que sería una iniciativa muy perjudicial para nuestro país y, sobre todo, para los propios palestinos.

  1. Sería dar carta de naturaleza a algo que no existe, no tiene fronteras definidas, población identificable, ni ejerce su soberanía.

-El presunto Estado cumple ninguna de las tres características que se consideran esenciales para un reconocimiento oficial: en primer lugar no tiene unas fronteras reconocidas, a estas alturas y a la espera de un acuerdo con Israel ni siquiera hay certeza alguna sobre un aspecto tan importante como dónde estaría su capital

-No hay un único gobierno que pudiera ejercer completa soberanía sobre el territorio y, de hecho, en este momento lo que sería el hipotético estado palestino está dividido en dos zonas -Cisjordania o Margen Occidental por un lado y la Franja de Gaza por otro- con dos administraciones diferentes y en no pocas ocasiones violentamente enfrentadas.

-Ni siquiera se sabe qué población tendría ese estado: ¿serían sus ciudadanos los palestinos que actualmente viven en Cisjordania -único territorio que en realidad controla la ANP- o también los de Gaza, e incluso todos los falsos refugiados que viven en países como Líbano o Jordania?

A la vista de estas consideraciones, no debe extrañarnos que pese a la intensa campaña internacional para ello, Palestina no está reconocida como tal estado por ningún foro internacional serio, y ni siquiera la ONU le haya otorgado el estatus de estado miembro. De hecho, la situación real sobre el terreno, con el poder dividido y sin negociaciones con Israel, hace pensar que aún falta mucho tiempo para que exista tan sólo la posibilidad de que se cumplan estas tres condiciones.

2.No aporta nada positivo a la resolución del conflicto y  es nocivo para los propios palestinos, al premiar a su liderazgo no democrático.

Este tipo de reconocimientos aleja a la parte palestina de la mesa de negociación, mientras sirve de apoyo a la dirigencia corrupta palestina en Gaza y Cisjordania para mantener su poder antidemocrático y hacer creer a su gente que se están logrando victorias, aunque mientras tanto su vida diaria y perspectivas empeoran.

Ni en la AP ni en Gaza se han celebrado elecciones desde 2006, fecha del último intento de votar un parlamento democrático. En estos doce años y medio en Israel han tenido lugar cuatro convocatorias electorales, las mismas que en España.

3.Sólo considerarlo es una invitación perversa a que los palestinos sigan evitando las negociaciones, única vía para una solución sostenible

No hay otro camino para el establecimiento de un estado palestino que un acuerdo con Israel, en el que se definan unas fronteras exactas, se establezcan unos plazos para la transferencia total de soberanía y, sobre todo, se ofrezcan unas garantías de seguridad que el Estado hebreo no puede dejar de exigir porque le va en ello su propia existencia, no en vano es atacado prácticamente cada día desde Gaza y ha sufrido las peores oleadas terroristas.

4.España se alinearía de facto con países no democráticos, en particular Irán, sin ningún socio importante a nuestro lado.

Por tanto, un reconocimiento en este momento nos alinearía en la escena internacional en el grupo de los países más antidemocráticos y hostiles a Occidente y, especialmente, del lado del peor enemigo de Israel: Irán. El régimen teocrático iraní no es únicamente una de las más crueles dictaduras, sino que es también el mayor patrocinador del terrorismo a nivel mundial -sólo en Oriente Medio mantiene dos organizaciones terroristas tan poderosas como Hamás y Hezbolá- y en los últimos años el gran desestabilizador de una zona geoestratégicamente esencial, con una política expansionista que le ha llevado a involucrarse directamente en conflictos como las guerras de Siria o Yemen.

5. Reconocer un estado fallido sería una invitación a que otros -y evidentemente Israel- hiciesen lo propio con Cataluña.

Evidentemente la situación de los territorios palestinos poco tiene que ver con el secesionismo golpista de Cataluña, pero lo cierto es que desde el punto de vista diplomático un reconocimiento apresurado del estado palestino podría equipararse a que alguna potencia extranjera reconociese a una Cataluña que proclamase su independencia.

Eso se aplica a también a otros países con conflictos similares.

6.España debe exigir al liderazgo palestino realismo, construir sus instituciones y acabar con la corrupción y el apoyo al terrorismo.

Desde la ANP se promueve el terrorismo, permitiendo la actuación de los grupos terroristas e incluso financiando con miles de dólares a las familias de los asesinos que son abatidos mientras cometen sus atentados o que son encarcelados. Nada más y nada menos que el 15% del presupuesto anual de la ANP se destina a esta partida. Un dinero, por cierto, que sale en su mayor parte de las contribuciones de países occidentales como España.

Son territorios en los que no se respetan los más básicos derechos humanos, también en Cisjordania, pero especialmente en la Franja de Gaza donde Hamás ha implantado la Sharia a sangre y fuego, discriminando a las mujeres, persiguiendo a los no musulmanes y asesinando a los homosexuales, incluso cuando están en sus propias filas.