(JTA) – Es emocionante ser parte de un momento histórico, cuando la mujer está entrando en la arena política en números récord. Las mujeres están lanzando sus sombreros en el cuadrilátero, desde la izquierda, la derecha y el centro, en las elecciones nacionales, estatales y locales.

ELLEN HERSHKIN/TRADUCCIÓN: SILVIA SCHNESSEL

Todavía recuerdo mis primeras visitas a la cabina de votación, traída por mis padres para ver la democracia estadounidense en acción. Y me pongo sentimental pensando en cómo, poco tiempo después de que mi hija (ya crecida) pudiera caminar, me estuvo “ayudando” a mover las palancas en la cabina de votación.

No tuve que luchar por el derecho al voto; estoy en deuda con aquellas que lo hicieron. Las mujeres aportan perspectivas y experiencias únicas en lo que respecta a la desigualdad de ingresos, las relaciones raciales y la educación, y por supuesto, la igualdad de género.

Hoy, cuando avanzamos hacia la igualdad de las mujeres, también debemos incluir la equidad en la salud de la mujer.

En los últimos meses, hemos visto a una mujer tras otra hablar en público compartiendo historias profundamente personales sobre la inequidad en la salud. Algunas son mujeres cuyo dolor insoportable es ignorado y les dicen que es solo imaginación suya. Otras son diagnosticadas erróneamente porque sus síntomas no se ajustaban al modelo masculino. Hay mujeres a las que se recetan medicamentos basados en cuerpos de hombres.

Estas historias no son nada nuevo, pero ahora se las escucha y lee, y sus voces están resonando.

Mi esperanza es que veamos un cambio real, de la misma manera en que #MeToo trajo a la luz historias de acoso sexual de las mujeres, creando un cambio cultural sin precedentes.

Las candidatas de este año saben que el cuidado de la salud es un tema principal para los votantes estadounidenses. ¿Nuestra responsabilidad? Asegurarnos de que sepan que esperamos que promuevan la equidad en la salud de las mujeres, queremos algo más que un mero gesto de asentimiento con la cabeza. Esperamos un cambio.

Estadísticamente hablando, las mujeres viven más tiempo que los hombres. Pero las mujeres también viven “más enfermas“. Muchas enfermedades graves y enfermedades crónicas afectan a más mujeres que hombres. Las enfermedades autoinmunes, que son tres veces más comunes en las mujeres, tardan aproximadamente cinco años en diagnosticarse correctamente, y las afecciones específicas de la mujer, como la endometriosis, a menudo requieren una década de visitas al médico antes de que se las diagnostique con precisión.

Hemos visto cómo nuestro gobierno puede jugar un papel poderoso en el cambio. Han pasado solo 30 años desde que la FDA (Agencia de Medicamentos y Alimentos, por sus siglas en inglés) levantó su prohibición a las mujeres en los ensayos clínicos. Según un artículo reciente en el Journal of the American College of Cardiology, las mujeres son sujetos de investigación en cardiología en un promedio del 46 por ciento. Algunos estudios muestran que la participación de las mujeres es tan baja como del 22 por ciento. Es mucho más que cero, pero está lejos de ser suficiente cuando la enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte entre las mujeres estadounidenses, y se cobra la vida de más mujeres cada año que todos los cánceres combinados.

¿Sabías que las mujeres tienen casi tres veces más probabilidades de morir después de un ataque cardíaco grave que los hombres, según otro estudio reciente en la revista de cardiología? ¿Sabías que las mujeres y los hombres responden de manera diferente a muchos medicamentos, incluidos los medicamentos para la presión arterial, la anestesia y la aspirina, según los Institutos Nacionales de Salud?

Cada una de nosotras debe hablar abiertamente para mejorar los resultados de salud materna y preservar el acceso de las mujeres a servicios preventivos gratuitos y de bajo costo, como visitas de mujeres sanas, mamografías, pruebas de detección de diabetes y asesoramiento nutricional. Y debemos trabajar juntas para elegir a los líderes que invertirán en investigación, garantizarán la responsabilidad en todo nuestro sistema de atención médica y defenderán el acceso a una atención de calidad, asequible y equitativa.

Recientemente encontré una pequeña parte de la historia de mujeres que me impactó profundamente. En 1918, Hadassah instó al presidente Woodrow Wilson a apoyar el sufragio, a través de un telegrama. Después de todo, decía, las mujeres judías que vivían en el Mandato judío de Palestina ya tenían el derecho. Al cabo de un año, las mujeres estadounidenses también lo hicieron.

Hacer que nuestras voces se escuchen en las urnas es esencial, un honor y un derecho difícil de conseguir. La decencia humana exige que utilicemos nuestras voces y votos para salvar vidas, impulsar políticas nacionales y locales que traigan equidad a la investigación, la prevención, el tratamiento y el acceso a una atención de calidad.

La salud, incluida la equidad en la salud de la mujer, no es un tema partidista. Debemos dejar en claro que los candidatos que desean nuestro voto deben comprometerse a proteger la salud de las mujeres y trabajar para lograr un sistema de atención médica de alta calidad, asequible y equitativo para todos. Y cada uno de nosotros debe hacer lo que podamos para ayudar a obtener el voto.

Si nunca has sido parte de una campaña de registro de votantes, ahora es el momento. Recuerda, no solo lo estás haciendo por ti mismo, sino por tus hijas, tus nietas y las futuras generaciones por venir.

Ellen Hershkin es presidenta nacional de Hadassah, la Organización Sionista de Mujeres de América, Inc. Hadassah fundó la Coalición para la Igualdad en Salud de la Mujer en 2016.

Los puntos de vista y opiniones expresados en este artículo son los del autor y no necesariamente reflejan los puntos de vista de EJM o JTA. 

NdR: Si bien el artículo fue redactado en referencia a la situación de las mujeres en Estados Unidos, esta editora ha considerado que puede ser de interés en cualquier país 

De la traducción (c)Enlace Judío México
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