Enlace Judío México e Israel.- Uno de los temas menos entendidos en la historia Bíblica de la creación del mundo es qué ocurrió en el segundo día de la Creación. El texto dice que en ese día Dios separó “las aguas de arriba de las aguas de abajo”, lo cual alude claramente a la creación de la lluvia. Pero por diferentes motivos, especialmente por la interpretación (errónea, según Tora Shelemá) de un Midrash que relata la plegaria de Adam –el primer hombre– por la lluvia, el importantísimo acto del segundo día de la creación fue reinterpretado de distintas maneras: separación de entes metafísicos; agua que existe en la estratosfera, más allá de nuestro planeta, etc.

RABBI YOSEF BITTON

Increíblemente, estas interpretaciones se trasformaron en la explicación convencional de la obra del segundo día; algo que puede ser confirmado simplemente preguntándole lo siguiente a cualquier alumno de cualquier escuela judía del mundo: “¿Qué hizo Dios en el segundo día de la Creación?”. Yo hice esta pequeña prueba y ningún alumno (¡ni sus maestras!) respondió: “La lluvia”.

Como explicamos, según Maimónides (Moré Nebujim 2:30) el mecanismo del ciclo del agua, que permite la producción de la lluvia, fue establecido por el Creador en el segundo día de la Creación, al dividir las aguas superiores (nubes) de las aguas inferiores (océanos). Así también lo explica, pero con mucho más detalle, el Rab Moshé Jefets en su extraordinario libro “Melejet Majashebet” (pags. 10-11, edición Viena), y el rab Menashé ben Israel en su libro escrito en español “El Conciliador”.

Cuando se ignora la creación de la lluvia (y del sistema climático) se presentan nuevos interrogantes que le quitan al relato de la Creación su deliberado realismo (דברה התורה בלשון בני אדם). Por ejemplo: ¿Cómo pudo existir la vegetación -–creada durante el tercer día-– sin que existiera la lluvia? Hay otros puntos que también resultan más claros cuando no pasamos por alto la creación de la lluvia, como por ejemplo, el concepto de “creación progresiva”, es decir, la noción de que los elementos creados el día 1 son necesarios para el día 2 –y los siguientes días– y los elementos creados el día 2 son necesarios para el día 3, etc.

Veamos por ejemplo lo que explica Rashbam, el nieto de Rashí (Francia, 1085-1158) en este sentido. Rashbam afirma que el viento mencionado en el segundo versículo de la Torá fue utilizado por Dios para separar el mar de los continentes en el día 3. Una vez que Dios establece la tierra firme, durante el mismo tercer día, Dios crea las plantas, que son necesarias para la producción de oxigeno libre y para la alimentación de los seres vivos, creados durante el día quinto.

Dicho sea de paso, Rashbam confirma con su comentario que las palabras “Ruaj Eloquim” del segundo versículo de la Torá no significan “espíritu divino” (un concepto demasiado cercano a la idea no judía de “espíritu santo”) sino que indican: “un viento poderoso”, como lo explican Eben Ezra y Radaq, o “un viento [que sirve como instrumento de creación] divino” que es la explicación del Tárgum Onquelós, Maimónides, etc. Para Rashbam el Creador utilizó un poderosísimo viento para secar los continentes y establecer la tierra firme, de la misma manera que Dios utilizó un poderoso viento para abrir el mar rojo cuando salimos de Egipto. La única diferencia es el adjetivo que se le da al viento en cada uno de estos eventos: el viento de la creación se llama “Ruaj Eloquim” (Eloquim, es el superlativo de “poderoso”), mientras que al viento que Dios utiliza en la apertura del mar, mucho más limitado en su espectro, fue llamado Ruaj (qadim) azá, “un viento fuerte”.

Para la creación de la lluvia y el sistema climático hace falta otro elemento: el sol. Dejando de lado la interpretación de la mayoría de los sabios (Ribbi Aqibá, Rashí, Maimonides, etc.) en las escuelas judía también enseñan que el sol fue creado durante el cuarto día de la creación. Lo cual también, obviamente, despierta un sinnúmero de preguntas de física o biología elemental: ¿Cómo podía existir la lluvia, o las plantas, sin sol? ¿Cómo podía existir el día y la noche sin el sol? Estas preguntas desaparecen cuando seguimos la explicación de Rabí Aqibá –ampliamente aceptada por los Rabinos del Talmud, pero por alguna razón ignorada por la mayoría de los docentes judíos modernos — que explica que el sol fue creado en el primer acto de Creación: Versículo 1.

El tema de la creación del sol durante el primer día (que despierta el interrogante: ¿qué fue creado entonces en el cuarto día de la creación?) da para mucho más….

A los lectores que quieren aprender más acerca del relato de la Creación del mundo según la opinión del Tárgum, de Radaq, Maimónides, etc. les sugiero leer mi libro “Awesome Creation”.

En Español: “Creación”. Ver aquí.

 

 

 

Fuente:halajá.org