Enlace Judío México e Israel.- Después de más de 7 años de combates y bombardeos, Siria se encuentra en ruinas; al menos 465 mil personas han muerto, más de un millón han sido heridas y 1.2 millones han huido forzosamente de sus hogares. Rusia ha sido clave para mantener en el poder al presidente sirio Bashar al Asad; su intervención junto a la de Irán, el grupo terrorista libanes Hezbolá y diferentes milicias chiíes, han sido importantes actores en este proceso.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

En el presente, el régimen de Damasco controla al menos el 60.0% de Siria y las fuerzas kurdas, apoyadas por EUA, tienen en su poder otro 25.0% del territorio sirio. Los combatientes leales a Asad controlan las ciudades de Damasco, Homs, Hama, Latakia, Tartus, Palmira y Albukamal.

Idlib es la última región siria que está en poder de los rebeldes que se levantaron contra Bashar al Asad en el 2011, cuando se inició la guerra civil. El 60.0% de esta provincia está dominada por el grupo Hayat Tahrir al Sham, integrado por ex miembros de Al Qaeda, otros yihadistas, y rebeldes de diferentes ideologías. El Ejército de Asad ha reconquistado casi todos los bastiones de los rebeldes y grandes porciones del territorito en el sur de Siria en los últimos meses.

El pasado mes de julio Damasco y Moscú lanzaron una fuerte ofensiva en Deras, al suroeste de Siria, cuna de la revuelta contra Asad; sus fuerzas reconquistaron la mayor parte de esta provincia a través de bombardeos, que de acuerdo a la ONU, desplazaron a más de 160 mil personas. Asimismo, las fuerzas del gobierno tomaron la provincia de Quneitra en el sur, llegando a los límites de la zona desmilitarizada en la línea de separación con Israel, en los Altos del Golán, una parte de este territorio fue ocupado por los israelíes en 1967.

Las milicias Kurdas tienen bajo su dominio las ciudades de Raqa, Qamishil y Hasakall, al noreste del país; crecieron en importancia durante el repliegue de las tropas sirias al inicio de la guerra combatiendo a los grupos terroristas del Estado Islámico (EI). Los kurdos cuentan con el apoyo de EUA y hasta el momento no han enfrentado al régimen sirio.

Adicionalmente, una pequeña fracción del territorio al norte del país se encuentra bajo el control de Turquía o bien de milicias leales a esta, orientadas a expulsar a los kurdos de la frontera turca. El EI, aunque debilitado, sigue activo en una franja del territorio desértico, cerca de la frontera con Irak; el EI perdió casi todo el territorio que había incluido Raqa, su última ciudad fortaleza.

En este contexto, la eventual captura de Idlib, fronteriza con Turquía, por parte de Asad y sus aliados será una gran victoria simbólica para Damasco, que podría significar el fin de la rebelión contra el poder dictatorial de Asad. Idlib ha sido una región a la que durante varios años se han dirigido desplazados por el conflicto bélico; esta provincia tiene 3 millones de habitantes, la mitad son desplazados internos, incluidos un millón de niños. Desde hace varias semanas el régimen de Asad ha estado concentrando tropas en los alrededores de la provincia de Idlib en espera del inicio de un avance terrestre, mientras que la aviación Siria y la de Rusia han bombardeado el enclave rebelde.

En este entorno, Rusia ha afirmado que los rebeldes preparan una puesta en escena de un falso ataque químico que sería atribuido al régimen sirio, para dar pretexto a una posterior intervención militar de Occidente. El régimen de Asad ha sido acusado de haber utilizado varias veces armas químicas en el conflicto, en particular durante un ataque en abril del 2017 contra la localidad de Jan Sheijon en la provincia de Idlib y otro cerca de Damasco. De acuerdo a la ONG, Human Rights, se han registrado 85 ataques químicos desde el 2015.

El Secretario General de la ONU, António Guterres, ha señalado que todo uso de armas químicas es totalmente inaceptable; asimismo, apeló a las partes implicadas “a tomar todas las medidas necesarias, para que en el caso de una ofensiva se proteja la vida de los civiles y se les permita la libertad de movimiento en las instalaciones civiles, principalmente instalaciones médicas y escolares”. Por su parte, el Secretario de Defensa de EUA, Jim Mattis, ha advertido a Asad de que podría sufrir represalias si usaba armas químicas en el asalto a Idlib.

En este sentido, el primero de octubre pasado se estableció un acuerdo entre Rusia y Turquía para crear una zona desmilitarizada en Idlib de hasta 20 km de ancho que dividirá las posiciones de las tropas gubernamentales sirias y la oposición armada, respaldada por Turquía. La zona será patrullada por soldados rusos y turcos, Turquía busca evitar un posible nuevo flujo de refugiados sirios a su territorio que provocaría una ofensiva militar. Turquía ha acogido a más de 3 millones de refugiados sirios desde el inicio del conflicto bélico en Siria.

A pesar de las negociaciones para evitar o amortiguar la ofensiva de Asad y sus aliados a Idlib, se espera que ésta sea de gran envergadura, y que de acuerdo a la ONU, podría derivar “en una catástrofe humanitaria”. Después de Idlib, a Siria le tomará décadas solucionar problemas de fondo, en particular la reconciliación del país y su reconstrucción. Se considera que la reconciliación será muy difícil mientras permanezca en el poder Asad, “ya que los millones de desplazados que provocó la guerra no podrán retornar a su país al estar identificados con el bando rebelde y temen por sus vidas”. Asimismo, la reconstrucción será muy compleja, el país ha quedado por completo destrozado, su reparación demandará entre 350 mil y 500 mil millones de dólares; ¿quién va a aportar ese extraordinario monto de recursos?, los países occidentales han dicho que lo harán sólo en caso de que haya un proceso de recambio político; ¿Qué significará esto? ¿Qué Rusia e Irán salgan de la región?

Rusia se ha consolidado como el principal actor foráneo de la región y EUA compite con Rusia por su hegemonía; los dos gigantes nucleares están tan cerca en Siria, que cualquier error de cálculo podría desencadenar un choque de consecuencias imprevisibles.

 

 

 

 

 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos,  no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.