Enlace Judío México e Israel.- The Ballad of Buster Scruggs (EUA, 2018, 128 m) de Joel y Ethan Coen es el nuevo homenaje que estos hermanos dedican al género cinematográfico Western. Cuenta con numerosos actores: Tom Waits, Brendan Gleeson, Saul Rubinek, Tyne Daly, James Franco, Liam Neeson, Zoe Kazan, Chelcie Ross, Jonjo O’Neill, Bill Heck y Tim Blake Nelson como el matón alegre y desenfadado, para nada parecido al matón serio que interpretó Javier Bardem en No Country For Old Men (2007).

NEDDA G. DE ANHALT EN EXCLUSIVA DESDE NUEVA YORK PARA ENLACE JUDÍO.

En la conferencia de prensa, la cronista tuvo la oportunidad de hacer este comentario: “Los hermanos Coen tratan la naturaleza con dignidad y respeto al mostrar las tomas del espacio infinito con las montañas, el agua, la tierra, las piedras, y sin embargo, los personajes están siempre estereotipados, caricaturizados, a veces parecen títeres y la pregunta es ¿qué es más importante los personajes o el paisaje? Tanto Joel como Ethan coincidieron que los dos son inseparables. El último en contestar fue Ethan, dijo que tenía razón; la cronista se alegró de escucharlo porque el cine de los Coen es de un inteligente y sarcástico humor negro sui generis. Va en contra de todo mito bíblico, histórico o religioso que exista. Y siempre ha permanecido esta pretensión de que un hombre a caballo y con un fusil encarna el mismo espíritu moderno del machismo, y, por supuesto, los Coen desmitifican tal criterio como lo hicieron en la película Inside Llewyn Davis (2013) donde deformaron un texto tan sagrado como La Odisea de Homero. O los sufrimientos del Job moderno como sucede con A Serious Man (2009).

The Ballad of Buster Scruggs es un filme divertido, que ridiculiza ese tipo de falso heroísmo.

Lo primero que salta no a la vista, sino al oído, en The Image Book (Suiza, 2018, 90m) es la voz envejecida de Jean-Luc Godard como si le faltara aire al respirar. Tiene derecho a tenerla así por sus más de 80 años. En cuanto a su obra, digamos que “genio y figura hasta la sepultura”. Lo cual significa que desde el comienzo este director se apropió de versos, ideas de poetas y filósofos y las hizo suyas. O sea, en vez de crear o inventar con sus propias palabras, canibalizó las ajenas. Con las imágenes llevó un procedimiento similar en The Image Book al tomar las secuencias de otros directores para distorsionarlas y colorearlas. ¡Voilà!

Sus admiradores dirán que todo esto les parece precioso, sin tomar en cuenta que, mucho antes, los directores del cine avant garde ya lo habían hecho. Obviamente, sin contar con un apellido famoso como el de él. Para sus retractores, Godard seguirá siendo un vocero del oscurantismo político. De modo que, el proceso canibalístico es continuo y continúa. O para decirlo de forma más amable, Godard seguirá cambiando para seguir siendo el mismo.

Esta comedia agridulce llamada Private Life (EUA, 2018, 123m) cuenta con un protagonista magnífico de nombre Richard (Paul Giamatti) cuya esposa es Rachel (Kathryn Hahn). La historia gira en torno al deseo persistente de esta pareja por concebir un hijo biológico y las humillaciones e indignidades por las que tendrán que pasar para conseguir sus propósitos. Han considerado también la adopción pero tendrían que tener más paciencia que la del propio Job. El título de estas “vidas privadas” es irónico porque todos en el barrio ya saben que Richard tiene un solo testículo. Tamara Jenkins, la directora de este filme, logra una comedia simpática que se complementa con las actuaciones de Molly Shannon y Kayli Carter.

 

Continuará…

 

 

 

 

 

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