Enlace Judío México – La perashá de está semana (porción de Torá semanal) es la de Vaeyra, entre muchos de los eventos toráicos que se narran se encuentra la narración del momento en que Abraham recibe a tres ángeles en su tienda y les ofrece una hospitalidad incomparable. Rab Shlomo Katz nos explica una de entre tantas razones ¿por qué esté evento fue tan importante?

“Levantó sus ojos y vio: Tres hombres estaban parados frente a él. Los vio, así que corrió hacia ellos desde la entrada de su tienda y se inclinó hacia el suelo. Dijo: ‘Mi Señor, si he encontrado gracia frente a tus ojos, te pido que no pases a Tu siervo de largo’” (Gen 18:2-3).

Rashi z’’l explica: Le pidió a D-os que lo esperará mientras corría a invitar a los huéspedes.

Basándose en las acciones de Abraham, nuestros Sabios nos enseñan que recibir huéspedes es incluso más grandioso que “recibir la cara de la Shejiná [la Presencia Divina].” Sin embargo, ¿por qué es esto así? Rab. Baruch Shalom Ashlag z’’l (1907 – 1991; rebe jasídico en Israel) explica:

La labor del hombre en este mundo es servir a D-os sin siquiera el pensamiento de una recompensa. Ello implica que en todo momento uno debe de preguntarse: “¿Qué es lo que espera D-os de mí ahora?” Seguido nos hacemos esa pregunta, pero llegamos a las conclusiones incorrectas. Fallamos en reconocer lo que D-os quiere de nosotros, escribe Rab Ashlag, porque asumimos que debemos de hacer obras gloriosas para D-os, y despreciamos aquellas acciones simples y cotidianas que necesitan ser realizadas.

Abraham nunca cometió este error. Él entendía que incluso cuando uno está a la mitad del servicio más glorioso, en plena conversación con D-os, la labor del momento puede ser algo más, algo tan mundano como ofrecerle hospitalidad a extraños. Es este reto lo que hace a la mitzvá (mérito) [aparentemente] menor la mitzvá más grande (Birkat Shalom 5745 No.5).