Enlace Judío México – Una boda en cualquier cultura es de suma importancia, es el momento en que se inicia y se festeja un contrato público entre dos personas que han decidido empezar una vida juntos. La boda los une invariablemente a un nivel que sólo el matrimonio puede alcanzar. De la boda en adelante, la pareja está unida materialmente, social, emocional y espiritualmente. En todas las áreas que involucra al hombre se han vuelto una unidad. Eso es lo que celebramos en una boda, el inicio y anuncio de ese contrato y esa unión.

Cada cultura tiene formas distintas de celebrar ese momento tan particular y de darle un sentido ritual. En el caso del judaísmo, buscamos santificar esa unión y existen numerosas tradiciones que se llevan a cabo dentro de la ceremonia judía. Una de las más importantes son las siete bendiciones o sheva berajot que se recitan sobre una copa de vino para llenar de bendiciones a la nueva pareja. Se hace justo después que la novia ha aceptado el anillo y ambos novios han quedado consagrados en matrimonio. Es el último acto público del matrimonio que se hace antes de romper la copa. Tienen numerosos significados y cada una recuerda directa o indirectamente facetas distintas del matrimonio y el objetivo espiritual del hombre. Son las siguientes:

1) Bendición sobre el vino

El vino es el alimento sobre el cual caen todas las bendiciones dichas; de la copa sobre la cual se dicen beberán los novios para recibirlas. Es la primer bendición que se dice bajo la jupá. ¿Por qué sobre vino? Porque es el alimento ritual por excelencia. El vino se usa para santificar el Shabat y las fiestas, en esta ocasión se usa para santificar la unión.

Además el vino representa una metáfora sobre el matrimonio, ya que el vino simboliza a la persona que se esconde bajo la fachada social que todos mostramos, ya que el vino tiene la habilidad de revelar caras ocultas y secretos. Aceptar el matrimonio sobre el vino significa que uno no sólo acepta a la persona como la conoce sino también a las características ocultas o secretas de la misma. Además también el vino aunque alegra el corazón existe gracias a que la uva fue aplastada. Beber vino en la ceremonia representa también los momentos difíciles que el matrimonio deberá enfrentar.

2) Reconocimiento del propósito divino

La segunda beraja que se recita evoca la gloria de D-os y con ella agradecemos que todas las cosas hayan sido creadas por Su Gloria. Está bendición sólo se dice durante la ceremonia nupcial, no hay ningún otro momento en que pueda ser dicha. Por ello mismo varios comentaristas han discutida la importancia de su significado y la razón por la cual es tan importante en el matrimonio.

Una de las opiniones afirma que la bendición fue diseñada para recordar a los novios que todo debe tener un propósito en el mundo, todo lo que existe fue hecho para declarar la Gloria de D-os, todo debe dar un servicio a su Creador. El matrimonio no es la excepción, éste también debe ser consagrado. Las otras opiniones hablan sobre la importancia que le da el judaísmo al matrimonio; el cual es considerado el centro de la existencia, la forma más grande de santificar el nombre de D-os.

3) y 4) La Creación del hombre y la mujer

La tercera y la cuarta bendición están íntimamente relacionadas. Ambas recuerdan la Creación del hombre y la mujer pero en distintas dimensiones. La primera es breve simplemente agradecemos a D-os haber creado al hombre. Sin embargo, la segunda es extensa agradecemos a D-os haber creado al hombre a Su imagen y semejanza; de haberlo preparado especialmente para Él (para D-os) y haber hecho de su ser una tela (o construcción) perpetua. La primera bendición habla del hombre solo y dividido, sin sentido, mientras que la segunda bendición habla del hombre en matrimonio el hombre con un propósito de vida. En ambos casos se usa la palabra “Adam” que se refiere a al hombre de forma genérica es decir como especie, a hombre y a mujer.

En la Torá se narra dos veces la creación del hombre en la primera se dice que estaba solo, en la segunda se habla de la mujer. Esto es así porque primero el hombre y la mujer fueron creados como un sólo ser pegados por la espalda incapaces de verse. Este primer hombre representa la parte biológica del ser humano, su parte animal. Mientras que en la segunda creación la mujer fue separada del hombre. En esta etapa ambos hombre mujer, separados representan la parte espiritual del ser humano, la trascendencia. A través de la unión, de la convivencia diaria y las vicisitudes es que pueden ambos convertirse en “tzelem Elokim” en imagen y semejanza de D-os.
Sólo cuando vuelven a reunirse, cuando sus almas que fueron separadas vuelven a hacerse una, es que pueden crear juntos, y pueden alcanzar una dimensión eterna. Se convierten en “una tela irrompible” “un edificio para los mundos.” Según la perspectiva judía el mundo entero fue creado para que sucediera esta unión.

5) Israel y Jerusalén

En la quinta bendición pedimos a D-os que aquella que nació estéril pueda alegrarse y regocijarse entre sus hijos. Nos estamos refiriendo al pueblo de Israel en su totalidad. Todas nuestras matriarcas eran estériles y por sus méritos D-os les dio el beneficio no sólo de que tuvieran hijos, sino que su descendencia sería un pueblo dedicado a D-os. También el Tanaja (biblia judía) se refiere a Jerusalén como una mujer estéril. La bendición se refiere a los tiempos mesiánicos en que el pueblo entero volverá a estar unido en servicio a D-os y regresará a su tierra. En ese momento Jerusalén se convertirá en la capital del mundo y se restaurará los servicios que antes se hacían. La bendición cierra pidiendo por Tzión, la nación judía. Le recuerda a los novios hacia donde se dirige el pueblo en el que nacieron.

6) y 7) Alegría y Plenitud

Con las últimas dos bendiciones pedimos por la felicidad y el éxito del matrimonio. La primera es breve, pedimos que D-os se regocije en el novio y la novia como se regocijó con la creación del Edén. La segunda es larga, pedimos varias bendiciones por pares. Por ejemplo agradecemos a D-os que creó el amor y la hermandad, el novio y la novia, la alegría y la felicidad, la paz y la solidaridad, el placer y el deleite; cada par muestra una faceta distinta de la misma emoción o concepto, puede ser una más refinada que la otra o simplemente distinta. La primera bendición simplemente nos habla de la primer alegría que sienten los novios en la boda, la oportunidad de por fin poder estar unidos. Esa felicidad es comparada con el Edén, sin embargo, es sencilla breve. La segunda se refiere al matrimonio en su plenitud, a la evolución del mismo a lo largo del tiempo. No es la misma alegría la que siente la pareja cuando primero se empiezan a conocer que la que siente después de décadas de haber estado juntos, de haber soportado derrotas, alcanzado victorias y todo tipo de experiencias y retos que enfrentaron juntos. La última bendición también pide por que sean escuchadas las voces del novio y la novia en Jerusalén y Judea. Esto se refiere a la unión de D-os con el pueblo de Israel. El matrimonio también es un recuerdo al pacto que hicimos con D-os al recibir la Torá.

Durante la semana que sigue a la boda se organizan cenas y comidas con familiares y amigos para en las cuales se vuelven a decir las bendiciones y se celebra el matrimonio con pan.