Enlace Judío México e Israel.- A raíz de la publicación de los dos libros más recientes de Nedda G. de Anhalt: Mis Amores en la Sala Oscura (Editorial Ariadna), Teseo Enredado, CDMX, 2016, 160 p.) y Un Deseo llamado Cine (1984 – 2016, Universidad Descartes, Chiapas, México, 645 p.), aprovecho esta oportunidad que me brinda Enlace Judío para dar a conocer un valioso libro de la autora, ¿Por qué Dreyfus? El Ensayo de un Crimen (Sello Bermejo, Conaculta, México, 2003, 370 p.) cuya reseña apareciera en la publicación semanal del Centro Deportivo Israelita (enero, 2004).

ELBA SZCLAR

Al leer esta extraordinaria obra de Nedda, además de una amplia información, me atrajo una pregunta que ahí se formula: “¿Por qué se ha escrito tan poco sobre el affaire Dreyfus?”

La respuesta se encuentra en su misma lectura. Por un lado, la explicación que ella da es la siguiente: “Los sucesos, por más importantes que sean, dejan de tener notoriedad después de algún tiempo porque caen en el ingrato olvido; por otra parte, la Historia debe estudiarse con una cierta distancia para que cumpla su cometido: no olvidar”. Una de las ideas que me pareció importante es que debería aparecer siempre una persona para ayudar a la Historia a cumplir su cometido: reivindicar la verdad, esclarecer las fallas y dotar de palabras al silencio.

En mi opinión, esta persona es Nedda, una investigadora tenaz, dotada de profesionalismo que la Historia requería para hurgar en las mentiras y esclarecer la verdad. Después de 12 años de arduas investigaciones, Nedda consiguió salir airosa de su cometido.

¿Por qué Dreyfus? El Ensayo de un Crimen (Sello Bermejo, Conaculta, México, 2003, 370 p.), constituye todo un acervo cultural, invaluables investigaciones, con sus datos, fechas, citas, cartas que se enviaban los esposos Dreyfus – la mayoría de las cuales no llegaron a su destino -, documentos precisos y veraces incluso desconocidos para la propia familia y el pueblo francés.

Este libro nos presenta el drama del antisemitismo desde sus inicios – menciona la autora – : el crimen del hombre por el hombre mismo; es el reflejo de la inmoralidad y las bajezas humanas, intrigas, mentiras, perversiones, falsedades, manipulación, afán desmedido de poder de la casta militar francesa. En fin, es el atroz antisemitismo imperante no sólo en la época de Dreyfus sino hasta la inhumana Shoá”.

Para dar mayor peso a su obra, Nedda hace un bosquejo de la historia del pueblo hebreo en general y la de los judíos de Francia en particular; ya que fue ahí donde tuvo lugar el proceso Dreyfus. Expone una cuestión de vital importancia: la creación de la Liga en Defensa de los Derechos Humanos.

El affaire Dreyfus, tal como se conoce en la Historia, fue una injusta y falsa acusación de traición a la patria hecha al Capitán judío francés Alfred Dreyfus (n. en 1896 y m. en 1939), quien en 1894 fue acusado de entregar un documento de importancia para la defensa nacional al agregado militar en Alemania, Coronel Maximilian von Schwarzkoppen. Pese a su protesta de ser inocente, y en las numerosas irregularidades que se llevaron a cabo durante el proceso, Dreyfus fue declarado culpable, degradado y enviado a cinco largos años de prisión en la Isla del Diablo.

En uno de sus capítulos, la autora traduce del francés al español la correspondencia que Lucie y su esposo Alfred se escribían. En una de ellas, Alfred le confesaba que le ponían en un plato de hierro oxidado, un pedazo de puerco. Él no se lo comió. Llegaron a dejarle una pistola para que se suicidara.

No lo hizo. Le racionaban el papel. No le entregaban los libros enviados por la familia.

“Dreyfus era un hombre acomodado, inteligentísimo y como oficial del Estado Mayor, con un porvenir brillante; no tenía ninguna necesidad de dedicarse al espionaje – cita la autora -. La familia dedicó vida y fortuna para encontrar al verdadero traidor. Muchos liberales franceses estaban también convencidos de la inocencia del capitán judío y buscaban pruebas para obtener la revisión del proceso”.

Y aquí radica una de las partes más importantes de este libro, pues Nedda nos habla de los salones literarios Dreyfusistas y antidreyfusistas de la época, haciendo un deslinde de estos escritores. Artistas, literatos, científicos, públicamente pusieron su nombre y oficio en la prensa en defensa de Dreyfus y lo que dio nacimiento a la vocación del “intelectual”.

Como se descubriría más adelante, la condena original a Dreyfus se había basado en una falsificación, y posteriormente se agregaron otros documentos falsos en una falsificación e intrigas para encubrir a la primera. Pese a las importantes pruebas presentadas que evidenciaban la inocencia de Dreyfus, la agitación continuó en el país. El teniente coronel Henry admitió ser el autor de la falsificación de una carta que constituía la prueba principal. Cuando Henry fue detenido, supuestamente se suicidó en la cárcel.

Alfred Dreyfus intentaba desesperadamente rescatar su buen nombre, no sólo para él sino para su esposa y sus hijos. “Ciertamente soy víctima del más terrible fracaso de justicia en el siglo XIX” – se lamentaba Dreyfus – a quien en un segundo juicio (1898) se le volvió a acusar de alta traición.
Finalmente apareció un documento que culpaba a Walsin-Eszterhazy – otro oficial francés – y el proceso terminó en la exoneración de Dreyfus, que fue rehabilitado y condecorado con la Legión de Honor en una sencilla ceremonia en 1906. Sin embargo, Dreyfus abandonó el servicio activo enseguida. Posteriormente fue

llamado a las filas de combate y quedó encargado de la defensa de un sector de París durante la Primera Guerra Mundial.

“Aunque Dreyfus no tenía una relación estrecha con el judaísmo, –escribe Nedda – puede considerársele como mártir del pueblo judío, ya que estando en prisión sufrió las más crueles humillaciones y ofensas”. “El autor de este crimen infame será desenmascarado algún día. ¡Ay, si pudiera tenerlo por sólo cinco minutos! ¡Le infligiría algunas de las torturas que él me ha hecho sufrir! ¡Le arrancaría el corazón sin piedad!” – escribe Dreyfus desde la cárcel un 29 de mayo de 1895.

El affaire Dreyfus convulsionó a la nación francesa y desató uno de los más grandes casos de antisemitismo de los que se tenga memoria: agitó masas, conmocionó al mundo entero, provocó duelos, suicidios, separó amistades, hizo que el ejército francés perdiera confianza en sus jerarcas y desprestigió al país. Convulsionó a pueblos, abogados, magistrados y sobre todo a famosos escritores y periodistas universalmente conocidos como Marcel Proust, Roger Martin de Gard, Anatole France y al gran Emile Zolá, quien contra viento y marea decidió revelar la verdad de este proceso y por lo cual posteriormente fue asesinado (ver el libro de Nedda para ver como sucedió). “El affaire Dreyfus es una de las injusticias más grandes del siglo XIX” – palabras mencionadas en una carta que Emile Zolá había enviado al presidente de Francia, Félix Faure.

Si hubo un periodismo interesado en el affaire Dreyfus, fue el mexicano – explica Nedda – y cita una airada polémica sostenida en nuestro país y presenta una valiosa contribución: un documento inédito del poeta Juan José Tablada. También analizó los valiosos comentarios de Justo Sierra, quien al comienzo estuvo dudoso pero después se convirtió en un decidido defensor de Dreyfus.

Durante la ceremonia de degradación del capitán judío, donde le quebraron su arma, le arrancaron sus insignias ante una multitud enfurecida que gritaba “¡Muera el judío traidor!”, “¡Mueran los judíos!”, se encontraba Theodor Herzl, entonces corresponsal de un diario austriaco y quedó profundamente impresionado del antisemitismo de los manifestantes y concibió su proyecto de sionismo político como remedio radical contra los males que acosaban a los judíos y el antisemitismo que prevalecía en tantos países.

Este episodio, uno de los más vergonzosos e injustos de la historia moderna, llamó poderosamente la atención porque se dio justo en Francia – país cuna del sistema democrático – y que con la complicidad del gobierno francés haya encubierto al verdadero culpable para hundir a un judío de conducta intachable. “Este affaire sacó del closet al antisemitismo francés, tradicionalmente anclado en lo económico. A raíz de este escándalo – considera Nedda – el antisemitismo francés se vinculó con el nazismo en Alemania”.

“Y aquí reside la gravedad del asunto – continúa la autora -; Dreyfus fue condenado por lo que era, no por lo que hizo o dejó de hacer, sino por ser judío”. ¿Por qué

habría de interesar, ahora, este proceso? Muchos son los motivos: entre ellos, porque nació la Liga de Defensa del Hombre y/o cuyo antecedente inmediato fue la Alianza Israelita Universal fundada en París en 1860. Hay que tomar en cuenta que antes hubo también otro sonado caso de antisemitismo, el affaire Damasco (1840). El proceso de Dreyfus influyó poderosamente en la creación del Estado de Israel.

“El vocablo Dreyfus será visto como metáfora de la injusticia o ¿Cómo un símbolo del antisemitismo? Debemos observar si persiste la utilización simbólica de dicho proceso teniendo en cuenta que todos los antisemitismos son el mismo, aunque no parezcan iguales. Dreyfus no es sólo nuestro antepasado, sino nuestro precursor y contemporáneo” – concluye enfática Nedda G. de Anhalt.

Y yo agrego: lamentablemente la autora tuvo razón, y si no, ver el reciente asesinato que cometió un supremacista blanco en una sinagoga de la Ciudad de Pittsburgh. Respecto a este crimen atroz, Esther Shabot escribe: “Desde la campaña de Trump para la Presidencia, sus discursos abrieron la puerta para que salieran de los escondrijos los ku klux klanes, los racistas, los antisemitas, los antimusulmanes, los afroinmigrantes… en pocas palabras, la violencia asesina, el racismo y el antisemitismo explotaron de manera dramática, como no se había registrado en muchas décadas en los Estados Unidos” (Excélsior, 03 de noviembre, 2018).

 

 

 

 

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío.