Enlace Judío México e Israel.- Pésele a quien le pese, una vez más el Ejército Israelí (FDI, por sus siglas en Español; Tzahal, por sus siglas en Hebreo) ha demostrado que se conduce con los estándares éticos mas altos del mundo. Ningún otro ejército podría presumir los logros del ejército del Estado Judío.

IRVING GATELL EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

A Israel siempre se le acusa de todo. En la estrecha mentalidad de mucha gente, es el único Estado que no tiene derecho a defenderse de las agresiones de sus enemigos, aunque estas vayan contra la población civil desarmada.

Las pretenciones irracionales de esta gente van más lejos: hay quienes opinan que Israel no sólo debería evitar defenderse, sino simplemente desaparecer. Debería dejarse invadir. Sus ciudadanos deberían dejarse asesinar. Es la implicación definida en la opinión de todos los que protestan que Israel defienda su frontera con Gaza cada viernes que se acumulan miles de gazatíes, con el explícito objetivo de derribar la frontera, ingresar a Israel y asesinar judíos.

Por ello, cuando hay conflictos en Gaza como los que hemos visto este par de días, aparecen otra vez las voces que reclaman que Israel incurre en “respuestas desproporcionadas”, haciendo incapié en que las ventajas militares de Israel son muy superiores y que, por lo tanto, el combate es injusto.

Justo ayer CNN en Estados Unidos nos regaló una joya de la estupidez: la reportera dijo que tenía que haber más muertes israelíes para que el combate fuera justo.

Pero la realidad es otra. Las cifras no pueden mentir porque no tienen ningún interés emocional o ideológico. Simplemente, son números, y su análisis nos permite sacar muchas conclusiones objetivas y precisas.

En 2014, en el marco de la guerra que hubo entre Israel y Hamás en Gaza, la Fuerza Aérea Israelí realizó más de 4 mil bombardeos en zonas urbanas densamente pobladas. Nótese que cada bombardeo requiere de varias bombas. Es decir, se soltaron sobre Gaza no menos de 8 mil bombas.

El saldo final del conflicto fue de un poco más de 2 mil palestinos muertos. Muchos de ellos fueron terroristas caídos en enfrentamientos directos con la infantería israelí. Pero aun si obviáramos este dato y comparáramos la cifra total de muertos palestinos con la de bombardeos israelíes, tendríamos como dato que en cada bombardeo de la aviación israelí murió medio palestino.

En 2014 ese dato era inaudito: ninguna aviación en el mundo podría jactarse, en situación de guerra, de realizar bombardeos en donde el promedio de muertos ni siquiera llegue a uno. Cuando un ejército toma la decisión de bombardear una zona urbana, sabe que va a morir mucha gente. Principalmente, civiles. Son los daños colaterales en cualquier conflicto bélico, y generalmente provocan largas investigaciones por parte de organismos internacionales para decidir si el ejército atacante tomó las precauciones necesarias para minimizar las víctimas civiles, o si incurrió en ataques indiscriminados que pudieran constituir crímenes de guerra.

Pero nótese: lo que se exige es tomar las precauciones para minimizar lo más posible las víctimas civiles. Y se exige así porque se sabe que dichas víctimas son inevitables.

Ningún ejército había logrado semejante récord.

Por ejemplo, en el marco de la Guerra de Osetia del Sur que enfrentó a Rusia con Georgia, las tropas georgianas realizaron un bombardeo de tres días sobre la población de oseta (7-10 de agosto de 2008), y se calcula que los civiles muertos en ese operativo fueron alrededor de 1400, en una población de 32 mil habitantes.

Por su parte, en Gaza los bombardeos se realizaron sobre una población de 1.5 millones de habitantes, y las bajas civiles fueron de entre 700 y 1000 personas.

Desde entonces, la tecnología militar israelí ha avanzado mucho, y se le ha puesto una gran atención al tema de cómo minimizar las víctimas civiles, bajo el paradigma de que la guerra es contra el terrorismo, no contra la población palestina (aunque esta, en altos porcentajes, apoye la actividad terrorista de Hamás y otros grupos).

En los combates que se llevaron a cabo los dos días anteriores, Israel atacó con su aviación más de 150 objetivos de infraestructura de Hamás y los otros grupos terroristas. Fueron menos ataques en cuanto a cantidad, pero de mayor precisión. Para percibirlo adecuadamente, baste señalar que en la guerra de 2014, durante tres semanas de bombardeos, fueron destruidas dos grandes instalaciones urbanas de Hamás. En esta ocasión, en apenas dos días, fueron destruidas siete. Es decir: el ataque de estos dos días fue notoriamente más agresivo que los bombardeos de 2014.

El resultado de bajas humanas en la destrucción de estas siete instalaciones mayores de Hamás es sorprendente: cero.

En la actual tanda de intercambios de fuego entre Israel y Gaza, no han habido víctimas palestinas como resultado de los bombardeos israelíes. Los 10 palestinos que han muerto cayeron en enfrentamientos directos entre tropas del ejército de Israel contra combatientes de Hamás. No son víctimas colaterales del conflicto, sino soldados caídos en enfrentamientos directos.

El cuidado de las FDI en esta situación es tal que incluso hay quejas en algunos sectores de la población israelí. Apelan a que Hamás no se va a ver obligado a detener sus agresiones si no se ve lesionado en su propia estructura humana.

Puede parecer una opinión odiosa, pero es natural: a fin de cuentas, la población israelí se ha visto sometida a un bombardeo incesante por parte de los palestinos, y el saldo es de un muerto (irónicamente, no era judío, sino palestino).

Esa es la diferencia entre Israel y Hamás.

Los terroristas palestinos han lanzado más de 400 cohetes contra civiles desarmados. Eso es un crimen de guerra, y es repugnante la hipocresía de todos aquellos quienes no tienen agallas para levantar la voz y protestar por ello.

Las FDI han bombardeado 150 sitios de infraestructura de Hamás, siete de ellos de gran tamaño (algo nunca antes hecho), y sin que haya víctimas humanas. Porque la guerra es contra el terrorismo, no contra el pueblo palestino.

Por eso se dice que si no hay civiles israelíes muertos, es porque Hamás falla en sus objetivos; y que si hay civiles palestinos muertos, sería sólo porque Israel fallara en sus objetivos.

La batalla moral –algo más complejo que la batalla militar– ha sido contundentemente ganada por Israel. Hamás ha vuelto a demostrar su perfil criminal y terrorista, e Israel se ha vuelto a levantar como el país con el ejército más ético del mundo, el más cuidadoso en el trato a los civiles del enemigo.

Sus estrategias y la sofisticación tecnológica de sus armas están logrando lo que parecía imposible: reventar la infraestructura de un grupo terrorista en una zona urbana densamente poblada, con un resultado final de cero víctimas mortales.

Ahora queda en evidencia que la única razón para protestar contra el ejército de Israel, es el odio irracional contra el Estado Judío.

Por ser judío.


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