Enlace Judío México e Israel.-Hace una década o dos todos nos queríamos hacer gringos, “por si cualquier cosa” decíamos. Pero ahora con Trump ¿Quién quiere ser gringo? Hace un par de años todos los idish nos volvimos alemanes o polacos; pero no hemos escuchado de muchos a los cuales esta nacionalidad les haya sido útil ¿O si?

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La moda hoy en día es hacerse español ¿A poco no? ¿Y es que quién no quisiera pertenecer a la madre patria (como la llaman aquí en México) si es tan bonita para ir a visitar? Si nos encanta su comida, su bebida, su futbol, sus intercambios, su clima, sus ciudades… ¿Cómo no vamos a querer tener esa nacionalidad? O mejor dicho en la mayoría de los casos… ¿Cómo no vamos a querer agarrar de pretexto el pasaporte español para viajar al viejo continente?

El índice de paisanos que ha viajado a España en los dos últimos años y que piensa hacerlo antes de que cierre el periodo de inscripción el próximo septiembre, ha incrementado estratosféricamente. Ahora todos nos sentimos muy amantes del Real Madrid o del Barcelona, admiradores de la corona española, fans de La Casa de Papel y dignos de pronunciar la letra “S” como “Z”.

Ahora sí que bendita sea la ley nacional española para sefaradíes, que ni pide papeles tan complicados, ni exige completar un examen tan difícil, pero más bendita sea que si nos obliga a ir a una de nuestras ciudades consentidas en el mundo a firmarle un papel al notario.

Y ya saben cómo somos los paisanos y cómo pensamos… “si ya crucé el charco, ya mejor me quedo a viajar un mes por Europa, aprovecho para visitar Israel, que ya tenía tiempo sin ir y me moría de ganas, y de paso conozco algún otro lugar del medio oriente”. O inclusive, si están tan agradecidos con esta ley, probablemente visiten el país de donde proviene su apellido.

Así que, queridos paisanos, prepárense para la ola de amantes del Quijote que está a punto de presumir sin cansancio que ahora pertenecen a la Unión Europea, que si sus hijos se tienen que ir a estudiar allá que saldría más barato, que si pasa algo en el país que siempre podrán irse a vivir allá, que yo que se´ que tantas cosas. Pero ninguno estará tan dispuesto a aceptar qué fue antes, si la gallina o el huevo, si el pasaporte o el viaje. Porque curiosamente no hubo una oleada de paisanos yendo a Polonia de viaje cuando salió esta ley; ¿Será porque ahí no hay paella, ni las ramblas, ni futbol español, ni tanto vino, ni playas encantadoras o nada que ver?

 

 

 

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