Enlace Judío México e Israel – ¿Hay límites para la densidad urbana? ¿Podemos superar la uniformidad de la globalización? ¿Podemos salvar a la esfera pública de lo privado? ¿Puede la naturaleza y la urbanización cohabitar?  Estas fueron las burning questions que el arquitecto israelo-canadiense Moshe Safdie se preguntó en la Ciudad de las Ideas.

Para responder estas preguntas, Safdie, nacido en Israel el 14 de julio de 1938 y un arquitecto formado en la Universidad McGill de Canadá, realizó un recorrido de su propia carrera en la arquitectura para contestar a estos cuestionamientos.

Uno de sus proyectos más conocidos y tempranos, concebido desde su tesis de posgrado, fue el emblemático Habitat. Al presentarse como un prototipo habitacional que buscó mostrar un departamento tal y como una casa normal, fue pionero en la visión de la vivienda urbana utilizando principalmente la tecnología de la construcción prefabricada. Pese a los reflectores atraídos en la Exposición Universal de Montreal en 1967 debido a su innovación en materia de departamentos, este no proliferó ni se volvió una solución para la cuestión de vivienda.

En Asia, Safdie asegura que la realidad de la densidad imaginada en Occidente no se compara con lo existente en el continente de Oriente, asegurando que en vista de los proyectos de los últimos años en los que ha trabajado, la calidad de vida puede ser mejorada en ciudades con amplia densidad.

Alrededor de los años 70, Safdie realizó el diseño del edificio de la escuela de la Comunidad Maguén David de México, un país al que dice amar y venir de manera constante, al punto de tener una casa en Puerto Escondido, Oaxaca.

Mientras que en su tierra natal, en Jerusalén, fue parte de la reconstrucción de la ciudad en los años 70. Safdie creyó errónea la idea enarbolada por varios entonces de que la construcción de  edificios modernos desentonarían con el legado histórico antiguo de Jerusalén. Cómo relacionar el pasado con el presente, fue uno de sus cuestionamientos al respecto con los que incluso se implemento un plan con su nombre. Pero hoy día, pese a esas críticas a las que tuvo que enfrentarse, hay una notable continuidad en la construcción moderna con la antigua en Jerusalén que mantiene una especial armonía.

Con Yad Vashem, Safdie tasó su proyecto entre la construcción en sí y la montaña donde se ubicó. En su boceto original, ideó que el museo surgiera de un lado de la montaña y continuara en otro, algo que se concretó en la construcción final inaugurada en 2005. Además, las exhibiciones Yad Vashem junto con los visitantes se funden con la propia arquitectura del edificio.

¿Qué puede saber este judío israelo-canadiense acerca de la cultura sij? ¿Por qué diseña nuestro museo? Fue lo que se preguntaron cuando Safdie tomó un proyecto para construir un museo para la cultura sij en India, que nació de su idea concretizada con Yad Vashem en Jerusalén. Tenía que hacer un edificio con el que la comunidad sij se identificara. Para ello, Safdie se dedicó a estudiar la religión sij a fondo, para culminar en el actual e imponente Virasat-e-Khalsa.

Otro de los proyectos en los que trabajó fue el Museo Americano de Arte en Arkansas, que además de museo buscó que fuera una comunidad. Decidió construirlo en medio de un valle y crear un par de pequeñas presas para que se formaran estanques, así como el uso de madera, con el fin de que la construcción integrara naturaleza y arte para que ocurriera en los visitantes la sensación de estar acorde a su entorno.

De acuerdo a Safdie, la esfera pública ha comenzado a ser erosionada en el sector de la construcción en las ciudades. En dos proyectos suyos, Safdie asegura haber creado una rica esfera pública desde la mano de la inversión privada. Una de sus inspiraciones para el hotel Marina Bay Sands en la próspera isla asiática fue un plano de la ciudad de Jerusalén en época romano-bizantina que se terminó por concretar en sendas, calles internas, áreas verdes y observatorios en la construcción. En el proyecto Raffles City en la ciudad de Chongqing en China, a inaugurarse el próximo año, extendió las avenidas de la ciudad dentro del mismo, el edificio y la ciudad se conectan, donde se incluyen también parques e incluso un conservatorio. “La esfera pública puede ser de verdad pública aún cuando es construida de manera privada”, asegura.

Al respecto de la coexistencia de la naturaleza y la urbanización, uno de sus también actuales proyectos, el Aeropuerto Jewel Changi en Sinagpur, trata de demostrar esto, al hacer de lo típicamente “horrible” que es un lugar aeroportuario, en una auténtica área verde, “un gran jardín” que se extiende por todas las instalaciones.

Safdie pudo ofrecer a Enlace Judío algunas palabras.

¿Cómo entraste a la arquitectura?

Cuando estaba en Israel quería estar en un kibutz para ser un granjero, quería estudiar agricultura. Luego me fui a Canadá y ahí la agricultura no tenía sentido. En la preparatoria hice un examen de actitudes y decía que era bueno en matemáticas, en arte, apto para arquitectura. Yo no sabía nada de arquitectura. Y tan pronto como llegué a la escuela de arquitectura supe que era mi amor.

¿Cómo fue el camino hasta lo que eres ahora?

Tuve una historia de cuento de hadas muy afortunada al principio de mi carrera. Hice una tesis en la universidad acerca del nuevo concepto de vivienda, y entonces ocurrió la Expo Mundial en Montreal y me pidieron que trabajara en el plan maestro. Propuse que se construyera mi tesis. Por lo que cuando tenía 25 años, construí mi edificio más famoso.

¿Cuál consideras que es el momento más importante de tu vida?

Son varios momentos. Ciertamente haber construido Habitat en Montreal. Diseñar el museo del Holocausto de Yad Vashem en Jerusalén fue un gran reto, y sentía que tenía una gran responsabilidad con el pueblo judío, de que este sería uno de los más importantes edificios para los judíos. Son esos proyectos que resaltan en tu carrera, que tienen un papel más grande que tu propia vida.

¿Cuál fue el reto para Yad Vashem?

Yad Vashem no es un museo, es un lugar para contar una de las más terribles recuentos en la historia, y la arquitectura y la narrativa de la exhibición debe de ser una experiencia. El reto fue hacer hacer de la arquitectura y de la narración uno solo. Pero el más grande reto fue cómo acabarlo. Sentí que debía de terminar con algo de optimismo, de que la vida prevaleció, que nosotros prevalecimos, estamos aquí en Israel e hicimos nuestro propio Estado. En Yad Vashem llegas a la luz, y esa fue mi contribución, no de terminar hacia abajo, sino hacia arriba, aún así haya sido una terrible historia.

Fue interesante que hayan seleccionado a un sefaradí y no a un ashkenazí para hacer el museo

Eso fue interesante, porque yo no lo sufrí de manera inmediata, pero sabía mucho al respecto. Mi primera esposa fue una sobreviviente del Holocausto de Polonia. Mijal [mi esposa] es hija de una sobreviviente del Holocausto. Así que sabía mucho de ello y lo experimenté pero no de manera directa. Fue algo inusual que un sefaradí hiciera el museo.

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