Enlace Judío México e Israel.- Hubo un tiempo en el que la educación de una persona se podía ver en su forma de hablar, claro que de ese tiempo ya no queda el mínimo rastro, pues hoy hablan de igual manera el niño más educado que el niño que nunca ha ido a la escuela.

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¿Pero que provoca que nuestros hijos hablen como auténticos cargadores de barrios bajos? Sí, dije nuestros hijos, porque aunque no quieras aceptarlo, tus hijos (nietos o sobrinos) también son unos malhablados, sino me crees, métete a sus conversaciones de WhatsApp y lee los mensajes que tus hijos mandan, sentirás una decepción profunda y completamente inesperada.

Las groserías que los chavos de hoy dicen no consisten en decir la palabra “pinche”, hoy en día las groserías son clasificación X, de esas que ya no podrían alcanzar un nivel superior.

¿De quién es la culpa? Pues digamos que es una culpa compartida en cuatro:

1.-Los medios de comunicación, sobre todo el cine, se han permitido incluir en los guiones de las películas impactantes groserías. Si el actor o la actriz “cool” las dicen, pues entonces está “cool” decirlas. Es lamentable que los guionistas y directores no se den cuenta que las caras que ponen en la pantalla grande son ejemplos a seguir, gente que tiene un impacto en los chavos y que muy fácil logra influenciarlos.

2.-Los maestros en la escuela. Sí, y tal vez ahora pienses: “¡Pobres maestros! ¿Ellos de qué tienen la culpa? Pues tienen la culpa de permitirlo. Los niños pasan gran parte de su día en la escuela y ahí el contagio y proliferación de las groserías abunda. Si en las escuelas existiera una regla firme para esta conducta el tema mejoraría, llevaría algunos años pero sin duda, el problema terminaría por erradicarse. En vez de eso, los maestros se hacen “de la vista gorda” cuando escuchan a los chavos hablar así, y claro, los educadores ya tienen otros y más importantes retos, supervisar el lenguaje de los escuincles no va a ser uno de ellos.

3.-Nosotros, los padres de familia. Lo dejé en tercer lugar pero somos los principales culpables. Resulta que para empezar los adultos son bastante malhablados y no tienen el más mínimo cuidado en mesurar su vocabulario, ni siquiera cuando están en frente de sus hijos. En consecuencia a los chavos se les hace normal hablar así, y para ese momento los padres quedan imposibilitados de corregir ese vocabulario, pues si ellos mismos lo dicen no hay mucha autoridad moral para ningún tipo de regaño. Ningún padre quiere toparse con la confrontadora respuesta de sus hijos diciendo: “¡Pero tú también lo haces!” Así que todos decimos groserías y todos nos lo permitimos.

En conclusión tenemos adultos, chavos y niños malhablados, y son éstos, los niños, a los que escucharles groserías es realmente molesto, y es que estar en un recreo de cualquier escuela de nuestra red judía es como estar en un callejón de pandillas. ¿No me crees? Ve e investígalo por ti mismo.

El vocabulario de las mujeres es también lamentable, igual de malhabladas que los hombres, lo que no entiendo es ¿por qué si las mujeres no se saben comportar y hablar como damas, quieren que las traten como damas?

Sin más preámbulos: papás, mamás, adultos, chavos, ¡dejen de hablar como nacos! Siempre hay niños presentes, siempre hay gente desconocida, siempre hay personas que se están llevando una mala impresión. Si tu vocabulario es limitado y necesitas usar la palabra “cabrón” “chingada” y “wey” en la misma oración abre un diccionario y empieza a llenar tu cabeza de palabras nuevas, para que así, el día de mañana no seas la pésima escuela de unos niños que mientras crecen, te escuchan y observan.

 

 

 

 

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