Enlace Judío México e Israel.- Alejandro Magno recorrió 25,000 kilómetros en 11 años. Fue el conquistador más audaz del mundo antiguo. A sus escasos 30 años, conquistó Mesopotamia, Persia, Asia y Egipto.

Cuando su nuevo reto era conquistar la India, sus tropas agotadas le pidieron regresar; pues las familias esperaban en casa y había una imperiosa necesidad por descansar. Alejandro no tuvo opción y volvió a Mesopotamia; ahí, agonizando por culpa de la malaria, lo sorprendió la muerte en el año 323 a.e.c, a la corta edad de 32 años. Su vida tuvo un final dramático y precipitado; tanto, que las luchas por el poder se dieron de inmediato, pues su preciada herencia consistía en, nada más y nada menos, que una inmensidad de tierras.

Pero la mayor herencia del gran conquistador no fueron tierras, sino una nueva cultura completamente heterogénea. Alejandro Magno provocó la primera gran globalización; ese particular escenario en donde las culturas se conocen, se unen y se combinan. Prueba tangible de ello fue la Septuaginta, la primera traducción de la Biblia, en la cual los sagrados textos, originalmente escritos en hebreo y arameo, se tradujeron al griego; de modo que los judíos no sólo hablaban griego, sino que muchos de ellos lo introdujeron hasta el interior de sus rezos. Sin embargo, dicha combinación fue vista por muchos como asimilación, y una nueva problemática surgió; pues las comunidades judías comenzaron a tener diferencias debido a que unos deseaban adquirir elementos del helenismo, mientras otros veían en este acto, una amenaza para la sobrevivencia del judaísmo.

De pronto las disputas cesaron debido a que surgió un problema mayor: En el año 167 a.e.c, el rey de Siria Antíoco Epifanes prohibió a los judíos practicar su religión; ordenó el sacrificio de cerdos en el Templo y prohibió también la práctica de la circuncisión.

Epifanes intentó convertir el sagrado Templo en un santuario para honrar a Zeus, el más importante dios griego. En respuesta, los Macabeos, un grupo de judíos renuentes a adherirse al helenismo, lucharon por la libertad religiosa y por la recuperación del Templo; sorprendentemente y a pesar de la abismal diferencia numérica, los judíos macabeos vencieron, obtuvieron su libertad de culto y el Templo profanado fue de nuevo purificado.

 

 

 

 

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