Enlace Judío México e Israel.- Hacia finales del año pasado falleció el gran escritor israelí Amos Oz (1939-2018), tras una lucha encarnizada contra el cáncer. Con él se fue uno de los escritores judíos más importantes del siglo XX, por su humanismo, su pacifismo y porque supo penetrar en los recovecos más oscuros de la condición humana.

PERLA SCHWARTZ PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Es una lástima que no se le diera el Premio Nobel de Literatura, al cual estuvo más de una ocasión nominado.

Además de escritor, Oz fue un activista por la paz en Medio Oriente, baste con recordar que él criticó severamente lo ocurrido durante la Guerra de los Seis Días en 1967 en Israel, y en fechas más recientes se pronunció contra las políticas del ministro Benjamín Netanyahu debido al extremismo que ha presidido a su gobierno.

Amos Oz contribuyó de manera definitiva al resurgimiento de la literatura hebrea contemporánea, le ha abierto el paso a autores de la calidad de David Grossman (1954), entre una larga lista.

Cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en el 2007, él dijo en su emotivo discurso: “Creo en la literatura como puente entre los pueblos. Creo que la curiosidad tiene, de hecho una dimensión moral. Creo que la capacidad de imaginar al prójimo no sólo le convierte en un hombre de negocios más exitoso y en un mejor amante, sino también en una persona más humana”.

En el mismo discurso, el autor de Una historia de amor y oscuridad enfatizó: “Parte de la tragedia árabe-judía es la incapacidad de muchos de nosotros, judíos y árabes, de imaginarnos unos a otros. De imaginar realmente los amores, los miedos terribles, la ira, los instintos. Demasiada hostilidad impera entre nosotros y demasiada poca curiosidad.”

Amos Oz nació en Jerusalén en 1939 con el nombre de Amos Klausner, hijo único de una familia que emigró de Rusia y Polonia, poco antes de la fundación de Israel.

Gran parte de su vida la pasó en un kibutz, como obrero y profesor. La tolerancia fue uno de los ejes vertebrales de su filosofía de vida.

Su obra literaria abarca una veintena de novelas, siendo la última Judas, varias colecciones de cuentos y libros para niños. Ha sido traducido a más de 40 idiomas.

En vida recibió varios premios literarios, entre los que destacan: La Legión de Honor francesa, el galardón Franz Kafka y el Premio Israel.

Sobre su fallecimiento, el periodista cultural judeo-mexicano José Gordon afirmó: “Amos Oz exploró con inteligencia e imaginación las capas más profundas de la condición humana. Descanse en Paz”.

Recientemente yo leí su novela No digas noche, publicada por primera vez en 1994, historia que se centra en la complicidad amorosa de una pareja de la tercer edad, Teo y Noa.

Es una novela donde aborda de manera magistral temas universales como las ilusiones, los tiempos y destiempos, los sueños y deseos, el amor a la vida, el respeto y la reciprocidad, el hastío y sobre todo los tan necesarios espacios de silencio que deben de existir en una pareja que convive cotidianamente.

 

 

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