Enlace Judío México e Israel.- El nazismo intentó exterminar al pueblo judío, y aplastar a todos los que se opusieron a sus planes autoritarios y criminales. No lo lograron. Sin embargo, las consecuencias del suicidio cultural que generaron en Europa todavía se resienten, y hay muchas obras musicales que han permanecido en silencio desde que la barbarie nazi se lanzó en contra de toda una generación de compositores.

IRVING GATELL PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Como suele suceder con los regímenes totalitarios e intolerantes, el nazismo intentó imponer un control estricto en todas las áreas de la vida. El objetivo era la manipulación absoluta de las masas. Recurrió al consabido discurso en el que todo se hacía “para el pueblo alemán”, “por el pueblo alemán” y “desde el pueblo alemán”, que en realidad sólo era un modo de disfrazar su talante tiránico y criminal.

Parte de esa estrategia fue el control de la vida cultural alemana. A partir de una exposición pictórica en la que una gran cantidad de obras modernas fueron consideradas “arte degenerado”, el concepto comenzó a aplicarse en todos los rubros del quehacer artístico, y con ello como pretexto el gobierno de Hitler trató de imponer su “gusto artístico” bajo la falacia de que sólo se permitiría lo que resultara edificante para el pueblo alemán.

Por supuesto, lo primero que fue prohibido fue el arte –música, teatro, literatura, etc. – creado por judíos. No sólo por los que vivían allí en ese momento, sino incluso los que ya eran parte de la historia o los que radicaban en otros países.

Pero la intolerancia no tiene límites. Luego de proscribir la labor creativa de los artistas judíos, el nazismo se lanzó contra la obra de muchos otros autores no judíos, a los que consideró incompatibles con sus delirios de poder absoluto.

El resultado fue catastrófico. Literalmente, un suicidio cultural en Europa.

Cualquiera que estudie la evolución de los lenguajes artísticos en el Viejo Continente podrá corroborar cómo todo ese avance que comenzó su ruta definida a partir de la Edad Media, y que luego se desarrolló durante todo un milenio, llegó a su punto de colapso entre 1939 y 1945.

El resultado de este crimen contra el alma humana –porque eso, y no otra cosa, es cualquier crimen contra el arte– fue que muchas obras artísticas de valor invaluable se perdieran o quedaran arrumbadas en algún archivo, biblioteca o desván. Especialmente en el caso de la música, muchas partituras quedaron traspapeladas en las ruinas de los ghettos, en los papeles de algún sobreviviente, o en los archivos de alguna institución que más por casualidad y suerte que por conciencia plena, logró rescatar los enseres de alguna casa, alguna sinagoga, alguna oficina.

Poco a poco, estas partituras se han ido recuperando y clasificando, y a casi tres cuartos de siglo del fin de la catástrofe, ya se dispone de un acervo conformado por cientos, tal vez miles, de composiciones de todo tipo: desde canciones sencillas hasta obras sinfónicas y corales.

Sólo falta algo más: devolverles la voz.

Es decir, traerlas a las salas de concierto para que vuelvan a sonar tal y como debieron haber sonado en su momento.

Por ello, gente de todo el mundo (aunque, lamentablemente, poca en cuanto a cantidad) nos hemos dado a la tarea de hacer sonar otra vez estas obras, devolverle el sonido a estos autores.

El proyecto Música Silenciada tiene ese objetivo: presentar, poco a poco, las obras de aquellos compositores a quienes el nazismo trató de enterrar en el olvido. El propósito es doble: por una parte, consumar la derrota del totalitarismo nacional-socialista al hacer que suene otra vez esa música que tanto esfuerzo hicieron por silenciar. Por otra parte, recordarle a toda la gente que sea posible que el alma humana es una sola, y que el arte –y muy en especial, la música– no tienen fronteras. Nos une. Nos hace vibrar del mismo modo. Nos recuerda que, en realidad, somos una y la misma esencia.

Este domingo y como parte de las conmemoraciones del Día Internacional del Holocausto (27 de Enero, por decisión de la ONU), en el Auditorio Rafael y Regina Kalach, del Colegio Hebreo Monte Sinaí, a las 12 horas, se realizará un concierto integrado por obras de autores proscritos por el nazismo. No todos son contemporáneos o coterráneos a la barbarie hitleriana, porque –como ya se señaló– la censura nazi trató de llegar más lejos.

Por ejemplo, autores no contemporáneos al nazismo, pero proscritos por ser judíos, y cuya música se interpretará este domingo, son Mendelssohn y Wieniawsky. Otro autor a interpretar y que tampoco fue afectado directamente, aunque en este caso por ser estadounidense, es George Gershwin (de él hay que mencionar que encarnaba todo lo que los nazis podían odiar en la música: judío y jazzista). Y los autores que sí sufrieron en carne propia el horror del nazismo, y cuya música será la más significativa para esta ocasión, son Ernest Bloch (suizo que se exilió en los Estados Unidos), Joseph Achron (lituano, también exiliado a los Estados Unidos), Alexander Krein (ruso) y Hans Krasa (checo, y que murió en Auschwitz).

El evento es una producción de Maty Braverman, y ha sido organizado por OSE –institución judía que brinda servicios médicos–, ORT –institución también judía que trabaja en pro de la educación tecnológica– y Yad Vashem México –extensión de la máxima organización a nivel mundial dedicada a preservar la memoria de las víctimas del Holocausto–. Por supuesto, se ha contado con el invaluable apoyo de la Comunidad Monte Sinaí, que han colaborado con el magnífico Auditorio Rafael y Regina Kalach.

Los músicos que participarán son solistas de altísima calidad y prestigio internacional: Adrián Justus (violinista mexicano con una amplia trayectoria en América, Europa y Asia), Jozef Olechowsky (polaco naturalizado mexicano, y uno de los más importantes difusores a nivel mundial de la música mexicana para piano), Eleonor Weingarten (clarinetista, jefa de la sección de clarinetes de la Orquesta Sinfónica Nacional), William Molina (violoncellista, oriundo de Venezuela y uno de los más destacados pedagogos y concertistas en su país, con amplísima trayectoria internacional), y además con la participación especial de Abraham Medrano (violín) y Paul Abbott (viola).

Dado que el evento ha sido promovido principalmente entre las redes de contactos de las instituciones organizadores, lamentablemente el boletaje está prácticamente agotado.

Sin embargo, Enlace Judío se hará cargo de la transmisión virtual en vivo y en exclusiva, para que de este modo todos nuestros lectores (no sólo en México, sino en todo el mundo) puedan unirse a nosotros en este momento solemne, pero que en realidad es un festejo por la vida y un grito contra la intolerancia, la xenofobia y el racismo.

En el evento también se realizará una ceremonia en memoria de las víctimas de la barbarie nazi, a cargo de un grupo de sobrevivientes del Holocausto radicados en México, después de lo cual se realizará el rezo El Malé Rajamim, a cargo del jazán Leibele Jinich, Jazán Emérito de la Comunidad Bet El de México.

Estén pendientes, porque con este concierto reiniciamos actividades con el proyecto Música Silenciada, y esperemos que estas sean cada vez más continuas y relevantes, justo en una época en la que urge buscar la concordia entre todos los seres humanos. Y la música siempre es una de las mejores alternativas.

 

 

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