Enlace Judío México e Israel.- “Nueva York, Ginebra y Estrasburgo son las únicas ciudades del mundo que albergan instituciones internacionales sin ser capitales de sus países”, proclama con orgullo la página ciudad de la localidad francesa. “La elección de Estrasburgo como capital europea tras la Segunda Guerra Mundial no es una casualidad. La ciudad es un reluciente símbolo de la reconciliación entre los pueblos y del futuro de Europa”.

GIULIO MEOTTI

El pasado diciembre, sin embargo, Estrasburgo se vio conmocionada por un nuevo ataque terrorista. Cherif Chekat, gritando “Alá Akbar”, asesinó a cinco personas, entes de ser neutralizado tras una búsqueda de dos días. Entre las víctimas de Chekat había ciudadanos de Italia, Polonia y Francia. Por desgracia, Estrasburgo se ha convertido en uno de los semilleros de terrorismo de Europa, una ideología cuyo propósito aparente es destruir a la población europea, no conciliarse con ella.

El semanal Valeurs Actuelles se refirió a Estrasburgo como “el bastión francés del yihadismo”. Siete hombres de Estrasburgo, que habían ido a Siria entre diciembre de 3013 y abril de 2014, ya han recibido penas de cárcel que oscilan entre los seis y los nueve años. La sentencia más larga fue para Karim Mohamed-Agad, el hermano del terrorista suicida de la sala Bataclan Fued Mohamed-Agad. El semanario L’Obs dijo que Estrasburgo era “territorio de la yihad”.

“Es cierto que, estadísticamente, tenemos más ‘ficheros S’ [personas clasificadas por las autoridades como una amenaza a la seguridad nacional] aquí en Estrasburgo y en el área de Bas-Rhin que en la media nacional”, dijo el alcalde de Estrasburgo, Roland School. Farhad Josrojavar, sociólogo y jefe de estudios de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales de París, explicó:

Estrasburgo es una de las principales ciudades que podríamos llamar “áreas urbanas yihadogénicas”, como antes los suburbios de París, Toulouse, Niza, Lyon […]. Estrasburgo está en el cruce de Europa: lo único que tienes que hacer es cruzar el río Rin para estar en Alemania, y no demasiado lejos de Suiza.

No sólo hay terrorismo violento. El papa Francisco, en un discurso en 2014 en el Parlamento europeo en Estrasburgo, dijo:

Muchos barrios dan la impresión general de desgaste y envejecimiento, de una Europa que ahora es “abuela”, que ya no es fértil ni dinámica. En consecuencia, las grandes ideas que antaño inspiraron a Europa parecen haber perdido su atractivo, y haber sido sustituidas por las tecnicidades burocráticas de sus instituciones.

Los islamistas sueñan con reemplazar a esta Europa envejecida, y lo están haciendo bastante bien. El arzobispo de Estrasburgo, Luc Ravel, nombrado por el papa Francisco en febrero de 2017, declaró en julio de ese año:

Los creyentes musulmanes saben muy bien que su fertilidad es tal que hoy, ¿cómo lo llaman…? “El Gran Reemplazo”, te dicen con mucha tranquilidad, de manera muy positiva, pero en todo caso, un día todo esto será suyo.

Estrasburgo no sólo acoge una de las dos sedes del Parlamento europeo. La ciudad es conocida por uno de los lugares cristianos más famosos de Europa, la catedral de Nuestra Señora de Estrasburgo, considerada una “obra maestra gótica”. El escritor Víctor Hugo dijo que era una “maravilla gigantesca y delicada”. Su construcción empezó en el año 1015. Robert Schuman, el estadista francés y uno de los padres fundadores de lo que sería la Unión Europea, pensó sobre el proyecto de la Unión Europea cuando meditaba en la catedral, “la iglesia más alta del cristianismo”.

“Francia es un objetivo privilegiado en el plan de islamización global concebido por varios países y organizaciones islámicos”, dijo hace poco el novelista argelino Boualem Sansal. Durante años, Estrasburgo ha sido un imán para el islam político. Allí no sólo está la Gran Mezquita, diseñada por el arquitecto italiano Paolo Portoghesi, que, como informó Le Monde, ha sido financiada por Marruecos, Arabia Saudí y Kuwait, de los cuales los dos últimos consta que han financiado y propagado el islam radical en Europa. En 2012, el ministro del Interior, Manuel Valls, asistió a la inauguración de la Gran Mezquita, que también recibió financiación de los gobiernos municipal y regional. El imán marroquí Abdela Busof dijo que era “una mezquita alsaciana con vocación europea”.

¿”Vocación europea”?

Los concejales de Estrasburgo concedieron hace poco otro permiso para construir otra megamezquita pagada por los turcos y a menos de dos kilómetros de la Gran Mezquita. El edificio será una de las mezquitas más grandes de Europa. A la rompedora ceremonia de inauguración de lo que se conoce como “la Gran Mezquita Turca”, con minaretes de 36 metros de alto, asistieron funcionarios del Gobierno turco, incluido el vice primer ministro. En un nuevo reportaje, Foreign Policy lo acuñó como “diplomacia de mezquitas”. Las autoridades francesas han facilitado la construcción, no de una, sino de dos grandes mezquitas en Estrasburgo.

El primer cementerio público musulmán de Francia también se abrió en Estrasburgo; y se está construyendo un campus franco-turco en las afueras de Estrasburgo, que incluye un instituto y profesores para formar a imanes. Íntegramente financiado por Ankara, “es el proyecto más ambicioso de la historia para la comunidad musulmana francesa de origen turco”. “La magnitud y ambición del proyecto han pillado a todos por sorpresa”, informó el diario Libération. El propósito del instituto es, al parecer, ofrecer contenidos escolares basados en el turco. Saban Kiper, líder local turco, no esconde el objetivo: “El instituto será un foco de excelencia e influencia para el islam en Francia y Europa”.

Hablando de influencia, es desde Estrasburgo desde donde el Gobierno turco ha lanzado el Partido para la Igualdad y la Justicia, que es parte de la red con que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quiere influir en Europa por medio de su población musulmana. Erdogan celebró un mitin electoral en Estrasburgo en 2015, y la multitud coreó “Alá Akbar”. Estrasburgo ha sido llamado el “laboratorio del AKP”, las siglas del partido de Erdogan en el Gobierno, Partido para la Justicia y el Desarrollo.

Contraviniendo el famoso principio francés del laicismo, la ciudad de Estrasburgo, gobernada por el alcalde socialista Roland Ries, ofreció cuatro menús distintos en las cafeterías escolares. Una cuarta parte de los alumnos de las escuelas públicas de Estrasburgo eligió el menú islámico halal. Escuelas, mezquitas, cementerios, partidos políticos: Estrasburgo parece haber sido elegido como laboratorio francés de la secesión islámica en el corazón de Europa. El islam político se nutre de esta “separación”, como señaló hace poco el filósofo francés Alain Finkelkraut. “Francia se está viniendo abajo y, frente a la fuerza de los números, no hay recetas para reducir la fractura”, dijo.

Estrasburgo, según la web oficial de la ciudad, “encarna los valores fundamentales de Europa”. Esto es cierto. Estrasburgo ha sido la cuna del humanismo cristiano y el lugar de la reconciliación entre Francia y Alemania tras 1945. En el futuro, Estrasburgo seguirá encarnando los “valores de Europa”. Pero si persiste la tendencia actual, estos valores serán contrarios a aquellos principios sobre los cuales, como la libertad de expresión, se fundó Europa.

El 25 de octubre de 2018, en Estrasburgo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ratificó la vergonzosa condena a una mujer austriaca, Elisabeth Sabaditsch-Wolff, por lo que el TEDH llamó “ataque abusivo contra el profeta del islam”, y así, tal cual, aceptó y legitimó de golpe las leyes del islam sobre blasfemia. Fue, como observó un analista de actualidad nacido en Irán, “el día que la libertad de expresión murió en Europa”.

 

 

Fuente: es.gatestoneinstitute.org