Enlace Judío México e Israel.- Cuando Airbnb, el servicio de alojamiento online, anunció en noviembre que prohibiría los registros israelíes en la Margen Occidental disputada, los grupos duros anti-Israel dieron una inmerecida vuelta de la victoria. Sorprendentemente, sin embargo, el crédito pertenece a Human Rights Watch, una organización no gubernamental aparentemente sin ninguna razón para entrar en el circo del activismo anti-Israel.

JONATHAN SCHANZER Y DAVID MAY

Con apoyo terrestre de una gran tienda de grupos hostiles, estuvo HRW que presionó a Airbnb para boicotear a Israel. Fue HRW la que publicó Cama y Desayuno en Tierra Robada, un informe documentando presuntas violaciones de derechos humanos asociadas con alquilar propiedades judías en la Margen Occidental. Para evitar la mala prensa, Airbnb tiró sus registros de dueños judíos un día antes de la publicación el informe.

No está claro con exactitud cuando HRW comenzó a hacer malabares tanto con la investigación de derechos humanos como con el activismo anti-Israel. Uno podría señalar a la declaración conjunta del Foro de ONGs del 2001 en Sudáfrica, según se informa formulada con ayuda de Human Rights Watch, la cual respaldó sanciones contra el Estado judío. También podría haber sido en el 2004, cuando contrató a la activista anti-Israel, Sarah Leah Whitson. Enseguida después que ella asumió como directora para Medio Oriente, HRW apoyó una campaña liderada por grupos vehementemente anti-Israel para suspender las ventas de equipo Caterpillar al Estado judío después que la activista pro-palestina Rachel Corrie resultó muerta cuando se paró en el camino de una excavadora militar israelí.

Para el 2009, la inventiva anti-Israel provocó que el fundador de HRW, Robert Bernstein, escribiera un artículo de opinión crítico en el New York Times. Alrededor de esta época, HRW se volvió parte de la campaña de boicot, desinversión y sanciones. El Centro Simon Wiesenthal, un grupo dedicado a contrarrestar el antisemitismo, describe al BDS como una “´píldora venenosa´ anti-Israel y antisemita apenas velada, cuyo objetivo es la demonización, deslegitimación, y desaparición final del Estado judío.”

Las conexiones con la ONG palestina al-Haq pueden explicar también las contorsiones con el BDS de HRW. Los dos grupos han colaborado desde al menos el 2007, cuando HRW instó a Israel a permitir que el director de al-Haq, Shawan Jabarin, viajara al exterior. Según un documento israelí de 1994 enviado a las Naciones Unidas, Jabarin es un alto miembro del grupo terrorista conocido como el Frente Popular para la Liberación de Palestina.
Él fue detenido en siete ocasiones por sus vínculos con el grupo, los cuales niega.

En el 2007, el juez Elyakim Rubinstein, de la Corte Suprema de Israel, describió a Jabarin como un “Doctor Jekyll y Mister Hyde,” dirigiendo una ONG mientras también pertenece a un grupo terrorista. En el 2011, HRW nombró a Jabarin como asesor.

Nombrado grupo terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, e Israel, el FPLP fue famoso en las décadas de 1960 y 1970 por secuestros y ataques de alto perfil contra israelíes. En octubre del 2001, el grupo asesinó a un ministro israelí. En el 2014, el FPLP se adjudicó la responsabilidad por un espantoso ataque en una sinagoga de Jerusalén que dejó seis muertos, incluidos tres rabinos estadounidenses.

Jabarin niega sus conexiones con el FPLP mientras continúa atacando a Israel a través de su ONG, la cual ha solicitado un boicot europeo sobre bienes judíos de la Margen Occidental y un boicot financiero francés a Israel. Jabarin envió muchos informes a la Corte Penal Internacional como parte de una campaña legal anti-Israel, y fue instrumental en el reciente intento en Irlanda para criminalizar las transacciones empresarias con las empresas judías en la Margen Occidental.

Jabarin no es la única contribución de al-Haq a HRW. Un ex investigador legal de al-Haq, Anan AbuShanab, es actualmente investigador de la Margen Occidental en HRW. Está también Charles Shamas, un co-fundador de al-Haq, quien ha sido un asesor de HRW desde al menos el año 2002. Shamas también fundó el Grupo MATTIN, el cual presionó a Europa para que excluyera los productos israelíes de los acuerdos de libre comercio.

Desde entonces HRW se ha unido a muchas otras campañas controvertidas del BDS. Esto incluye la maliciosa campaña del 2015 para presionar a la ONU a poner a Israel en la lista negra como un abusador de niños en conflictos armados. En el 2016, el grupo peticionó sin éxito a la federación mundial de
futbol FIFA que impida los partidos en los asentamientos israelíes.

En enero del 2016, HRW publicó Ocupación, Cía., un informe afirmando que las empresas israelíes en la Margen Occidental contribuyen con las violaciones a los derechos humanos palestinos. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el grupo al que la ex embajadora estadounidense ante las Naciones Unidas, Nikki Haley, criticó duramente como una “cloaca de sesgo político,” llamó enseguida a poner en la lista negra a empresas que operan en los asentamientos israelíes, en línea con la visión de HRW. Los peces gordos de HRW aplaudieron la medida e incluso recomendaron a tres empresas para poner en la lista negra por añadidura.

En octubre del 2016, HRW contrató al defensor del BDS, Omar Shakir, como su nuevo director para Israel-Palestina. En el 2017 y 2018, HRW comenzó a presionar a los bancos para que cesen las operaciones en los asentamientos israelíes. También fue alrededor de esta época que HRW comenzó a presionar a Airbnb y a Booking.com para quitar de la lista propiedades judías en la Margen Occidental. Cuando Airbnb cedió en noviembre, Arvind Ganesan, director de negocios y derechos humanos de HRW, declaró que “Airbnb ha asumido una posición contra la discriminación, el desplazamiento, y el robo de tierra.”

Si bien HRW puede hacer trabajo serio en otras cuestiones, ahora es un grupo activista alineado con un movimiento hostil. La conexión con al-Haq puede explicar algo de esto. Pero no está claro por qué la dirigencia de HRW, comenzando por el Director Ejecutivo Kenneth Roth, permitió que un grupo de otra manera tradicional se vuelva un cabecilla del BDS.

 

 

David May es analista investigador en la Fundación para la Defensa de las Democracias, donde Jonathan Schanzer, ex analista en finanzas del terrorismo para el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, es vicepresidente.

 

 

Fuente: The Washington Examiner
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.