Enlace Judío México e Israel.- Para ajustar más el nudo, Washington debe interrumpir los esfuerzos del grupo por aprovechar la ayuda internacional, presupuestos de ministerios libaneses, los ingresos por contrabando sirio y otros recursos.

HANIN GHADDAR

A pesar de las afirmaciones repetidas de Hezbolá de que las sanciones extranjeras no afectarían sus capacidades, la evidencia sugiere que el grupo está enfrentando una crisis financiera seria. Sus líderes ya han implementado nuevas y duras medidas de austeridad, fuentes cercanas al grupo creen que estos esfuerzos se volverán más serios con el tiempo. Muchos miembros y partidarios de Hezbolá están sorprendidos por estas medidas, incluidas tropas combatientes que habían sido excluidos de cortes de presupuesto anteriores. Muy significativamente, la campaña de austeridad está sacudiendo la imagen del grupo como “figura paterna” dentro de la comunidad chií. Hezbolá está buscando ahora nuevas fuentes de financiación, pero hay formas de detenerlo.

¿Qué ha cambiado?

La mayoría de las medidas de austeridad han sido promulgadas en los últimos meses, con Hezbolá atribuyéndolo a las sanciones de Estados Unidos contra Irán, el patrón principal del grupo. Como declaró el Secretario-General Hassan Nasrallah el 14 de agosto, Hezbolá enfrentará un problema financiero “en tanto el presidente estadounidense Donald Trump esté en el poder.” Pero si bien Nasrallah tranquilizó a los oyentes, referente a que el grupo perseverará debido a su fuerte infraestructura, los funcionarios han probado ser incapaces de sostener tales promesas hasta ahora.

A medida que disminuyó en mucho el combate en Siria durante los últimos tres meses, Hezbolá ha traído a mucho de su personal a casa, aparte de las tropas de combate y fuerzas logísticas estacionadas en el área de Damasco, Deir al-Zour, y sur de Siria. En particular, ha redesplegado a muchos de sus combatientes más nuevos, a quienes reclutó durante la guerra sobre una base contractual y ya no está más obligado a pagarles ahora que ellos están de regreso en casa.

Mientras, según un informe de enero de Sky News Arabia, empleados de los sistemas de medios, educación, médicos, y militar de Hezbolá se han quejado de fuertes cortes de pagos, con algunos recibiendo, según se informa, apenas el 60% de sus salarios ese mes. Los empleados creen que más cortes de pagos pueden ser inminentes.

Los combatientes y sus familias están comenzando a quejarse por pérdidas de salarios también—un acontecimiento en gran medida sin precedentes. Los combatientes casados están recibiendo, según se informa, sólo la mitad de sus salarios (los cuales normalmente abarcan de u$s600 a u$s1, 200 por mes), y los combatientes solteros están recibiendo sólo u$s200 por mes.

En otros sectores, fuentes de Hezbolá citadas por medios locales informaron que a los empleados en sus instituciones religiosas no se les ha pagado en tres meses. El grupo también ha cerrado alrededor de mil oficinas y departamentos a lo largo de Líbano, fusionó muchas de sus instituciones, y congeló toda contratación. Su presupuesto de servicios sociales ha disminuido también, luego de una reducción previa en el 2013.

Pensando a largo plazo

Aunque Irán no ha dejado de enviar dinero a Hezbolá hasta ahora, el grupo se da cuenta de que las sanciones continuas y/o las circunstancias regionales alteradas pueden requerirle buscar fuentes de financiación alternativas en el camino. Por ejemplo, si estalla una nueva guerra con Israel, Teherán podría no ser capaz de enviar camiones llenos de dinero a Líbano como hizo durante la época del conflicto del 2006. De igual manera, otros estados pueden no estar dispuestos a financiar otra reconstrucción de posguerra ahora que Hezbolá controla el gobierno.

El grupo también se da cuenta que Teherán está involucrado en muchas empresas costosas más allá de Líbano, muchas de las cuales involucran a personal de Hezbolá. En Siria, sus actividades están entrando en una nueva fase—una enfocada en cimentar su presencia militar y política a través de iniciativas de poder blando, adquiriendo grandes cantidades de tierra, reclutando hombres suníes en el sur y Deir al-Zour, y estableciendo servicios sociales y culturales para adoctrinar a jóvenes sirios. Todas estas iniciativas requieren cambios presupuestarios, y los líderes de Hezbolá parecen intencionados en hacer cortes en Líbano (donde creen que la comunidad chií puede permitirse tales sacrificios) a fin de echar raíces en Siria (donde su influencia es más frágil).

Nuevas fuentes de financiación

Para abordar la crisis financiera y asegurar que no empeore debido a las sanciones, Hezbolá ha estado buscando aprovechar muchas fuentes alternativas de dinero:

• Después de hacer más incursiones en las agencias gubernamentales luego de las elecciones parlamentarias del año pasado, Hezbolá se propone usar distintos recursos públicos para apaciguar a su comunidad. Por ejemplo, cuando el nuevo gobierno se formó finalmente este enero, el grupo obtuvo control directo sobre el Ministerio de Salud, el cual comanda el cuarto presupuesto más grande de Líbano en u$s338 millones anuales. En contraste con otros altos ministerios, el Ministerio de Salud da la mayoría de sus fondos directamente al público en vez de pagarles como salarios a empleados del ministerio, permitiendo potencialmente a Hezbolá desviar grandes sumas de partidarios afectados por sus medidas de austeridad interna. Podría también usar el ministerio para canalizar remedios farmacéuticos iraníes a Líbano.

• A través de sus aliados políticos, Hezbolá ha obtenido acceso al Ministerio de Obras Públicas y Transporte, el Ministerio de Agricultura, y el Ministerio de Energía y Agua, cuya ayuda puede ser usada ahora para financiar proyectos y negocios afiliados al grupo.

• Funcionarios de Hezbolá han informado según se sabe al partido aliado Amal que se harán cargo de asignar la mitad de los empleos gubernamentales asignados constitucionalmente a la comunidad chií. Tradicionalmente, Amal ha usado este privilegio para mantener su propia base de apoyo, pero Hezbolá ya no puede permitirse más renunciar a tal ganancia inesperada; en su lugar, probablemente dará estas posiciones a sus propios partidarios y combatientes.

• Hezbolá ha estado exhortando cada vez más a los chiíes libaneses a pagar los khums, un impuesto religioso que representa un quinto de cualquier dinero que ganan. El grupo está afiliado con muchas de las autoridades religiosas que recolectan este impuesto, así que se beneficiaría significativamente.

• El incremento en el contrabando junto a la frontera entre Líbano y Siria y a través del puerto de Beirut también ha ayudado a Hezbolá, el cual controla ambos lados de la frontera y las instalaciones portuarias.

• Hezbolá hace poco dio su bendición a los u$s11 mil millones en ayuda prometidos en la conferencia de desarrollo CEDRE patrocinada por Francia en abril pasado, después de oponerse durante meses a la idea porque abrirá Líbano al escrutinio internacional. Pero el grupo está presionando para que el dinero llegue a través de presupuestos ministeriales en vez de sociedades públicas-privadas— la ruta generalmente preferida para las inversiones extranjeras, y una para la que el gobierno anterior se preparó aprobando la “ley PPP” en el 2017. Si se cumplen sus demandas, Hezbolá tendrá un tiempo más fácil accediendo a los fondos CEDRE a través de los muchos ministerios de servicios controlados por sus aliados.

No castiguen los negocios chiíes legítimos

Debido a muchas de las actividades ilegales de Hezbolá en casa y en el exterior, la comunidad chií de Líbano como un todo es considerada ahora de “alto riesgo.” Para muchos inversores que están considerando acuerdos allí, la decisión más fácil es evitar cualquier sociedad con empresas de propiedad chií, lo cual aleja injustamente a los empresarios legítimos.

En forma acorde, el gobierno de Estados Unidos debe enfocarse en educar a las instituciones internacionales y ciudadanos libaneses acerca de cuáles entidades y actividades son seleccionadas por las sanciones contra Hezbolá. Funcionarios del Departamento del Tesoro han declarado repetidamente que las sanciones no están dirigidas a castigar a la comunidad chií entera, pero no ha sido hecho ningún esfuerzo serio por alcanzar a las empresas chiíes. Tales discusiones ayudarían a Washington a entender mejor el impacto de las sanciones y a desarrollar estrategias para evitar daño colateral serio.

Al mismo tiempo, las sanciones han tenido resultados prometedores hasta ahora. Los empresarios que se oponen a Hezbolá quieren proteger sus inversiones. Muy significativamente, muchos empresarios chiíes están dispuestos a quitar todos sus intereses de empresas cercanas a Hezbolá, y están buscando guía e información sobre cómo hacerlo mejor.

Por su parte, Hezbolá está culpando a Estados Unidos por los problemas financieros y pidiendo a los partidarios que resistan y perseveren, admitiendo la profundidad del problema aunque aparentemente viéndolo como temporal. Por ejemplo, un comandante de alto rango dijo a un entrevistador en enero que el grupo había perdido más del 40% de sus partidarios chiíes: “Sabemos que esta cifra crecerá; sin embargo, no estamos preocupados. Los que hemos perdido no tienen dónde ir, y regresarán a nosotros cuando termine la crisis.”

De hecho, el chiismo desanimado no tiene alternativas en el momento, lo cual ha dejado a muchos de ellos sintiéndose aislados y castigados colectivamente. Pero este estado de cosas debe ser revertido si Estados Unidos y otros actores les dan alternativas tangibles tales como mejor acceso a préstamos y empleos.

¿Qué hacer acerca de los fondos CEDRE?

Hasta que estén disponibles tales alternativas, Washington debe asegurar que cualquier dinero de CEDRE que reciba Líbano del Banco Mundial, Arabia Saudita, u otros grandes donantes sea enviado a través de sociedades públicas-privadas en vez de presupuestos de ministerios de Beirut. En esa forma, Hezbolá no podrá controlar cómo se gasta u obstruir las reformas asociadas con él.

Actualmente, el Banco Mundial está planeando emitir una carta política esbozando las condiciones para el desembolso de estos fondos. Pero según Hayya Bina—una ONG libanesa con extensa experiencia monitoreando las relaciones de los donantes del país—las organizaciones internacionales carecen del conocimiento necesario para evitar transacciones no intencionales con instituciones afiliadas a Hezbolá. Este es el motivo por el cual es vital que Estados Unidos participe en dialogo asertivo con el Banco Mundial tan pronto como sea posible, para ayudar a asegurar que estos miles de millones no se vuelvan otra gran cantidad de fondos para Hezbolá.

 

 

*Hanin Ghaddar es la Becaria Visitante Friedmann en el Programa Geduld en Política Árabe del Washington Institute.

 

Fuente: Washington Institute for Near East Policy
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México