Enlace Judío México e Israel – ¿Existe una fórmula para la felicidad? La sexóloga Mylen Saadia y la escritora Shoshana Turkia piensan que han desarrollado un método efectivo para alcanzarla. Le llaman “Disciplina de la felicidad” y sobre él hablaron por más de una hora en el Foro Sylvia Pasquel, este 24 de marzo, en el marco del ciclo de teatro y conferencias “Mujeres abriendo el círculo”.

“Nosotras queremos compartirles una sola idea este día. La felicidad es una elección, y no es que seamos flojos ni tontos ni imbéciles para no elegirla, es que todo el sistema está desarrollado para que no lo podamos elegir”, dijo Turkia luego de una sesión de baile con la que las presentadoras iniciaron su conferencia para un público mayoritariamente femenino.

“Lo que vamos a hacer hoy es una conferencia muy interactiva, donde vamos a necesitar de su energía y de su impulso”, agregó y así fue. Desde el baile inicial, los asistentes serían motivados a realizar una serie de ejercicios que les permitirían visualizar de forma clara los conceptos que Turkia y Saadia han desarrollado como parte de su sistema Presente continuo.

Mylen Saadia dijo: “creemos fuertemente que la felicidad es una disciplina, es algo que se alcanza después de esfuerzo, de dedicación.” Se anticipó a la extrañeza que puede producir en el público la aparente contradicción de las dos palabras que integran el concepto “disciplina de la felicidad”. “Mientras que la disciplina nos puede llevar a pensar en qué flojera, dieta, régimen, militarizado, todos los días a la misma hora (….) La felicidad es lo bello, las florecitas, maripositas en el estómago o éxtasis total. ¡Cómo va a haber disciplina si el opuesto es justamente lo loco, lo no disciplinado, lo nuevo, lo diferente…!”

Durante más de una hora la pareja de conferencistas, que se conoció cuando Saadia acudió al programa de radio de Turkia como experta en sexología, explicó 16 conceptos que integran su método para alcanzar la felicidad.

Primero, según las expertas, es necesario alcanzar cuatro autonomías: la espiritual, la económica, la erótica y la emocional. Dedicaron unos minutos a explicar detalladamente a qué se refieren cada una de esas autonomías y luego siguieron su plática con la exposición de los cuatro recursos necesarios para la consecución de la felicidad: relaciones, conocimiento, tiempo/espacio y dinero.

Según el método Presente continuo, una vez que se han conquistado las cuatro autonomías y que se poseen los cuatro recursos, ya se pueden vislumbrar los últimos cuatro elementos que configuran el sentimiento permanente de felicidad al que aspiramos los seres humanos: propósito, gozo, valía y pertenencia.

Pero toda disciplina involucra acciones, movimiento, compromiso. Por eso, Mylen y Shoshana abordaron los cuatro eslabones de su disciplina de la felicidad: disciplina, inspiración, técnica y talento.

“La disciplina no es otra cosa que la presencia aunada a la voluntad. Es llegar a la cita, siempre”, dijo Turkia.

Mientras que Saadia dijo que la inspiración responde a la pregunta: ¿cuál es la voz que me lleva a la acción?

La técnica es un eslabón más claro, implica las habilidades necesarias para realizar una serie de acciones. Lo que nos lleva al último eslabón: el talento. Turkia recordó el origen de la palabra. El talento era una moneda de cambio, lo que pone uno de sí para poder seguir siendo parte de la sociedad.

Tras media hora de plática, las conferencistas llevaron a su público a la acción. Para ello, comenzaron con un ejercicio de relajación. Luego les pidieron que cerraran los ojos y evocaran la presencia de una persona, la que “más han admirado en la vida. Con la ayuda simbólica de esa persona, los participantes estarían listos para realizar el ejercicio de poner por escrito sus objetivos, aquellos que les permitirían sentirse exactamente como querían sentirse.

En unas hojas preparadas ex profeso, los asistentes tuvieron que escribir no solo sus objetivos sino en qué se convertirían si los alcanzaran; también los pretextos que les impiden hacerlo, y los acompañantes que sumarían a su misión en la vida una vez que echaran a andar el método.

Una vez que los asistentes habían escrito sus objetivos, las acciones que debían emprender para alcanzarlos, la persona en que se convertirían si lo lograban, y el propósito que perseguirían para alcanzar dichos objetivos, Shoshana Turkia verbalizó una pregunta tan obvia como incómoda:

Entonces, ¿por qué no lo han hecho? Las risas de los asistentes a la conferencia/taller hizo evidente que todos tenemos una serie de pretextos para no realizar las acciones que sabemos que debemos realizar para alcanzar nuestros objetivos.

Lo que me impide alcanzar mis objetivos se llama pre-texto. Lo que está antes del texto. Lo que está antes de la creación (…) Los pretextos son la historia que nos contamos internamente de por qué no” cumplimos nuestros objetivos, explicó Turkia.

Luego, Mylen Saadia habló sobre las tentaciones, todas esas voces que nos disuaden de hacer lo que queremos o necesitamos hacer. “El entorno nos dice: ‘está más rico esto, mejor disfruta por este lado’, no nos permite habitar la transición no tan gozosa de querer llegar a nuestro objetivo.”

Antes de concluir su conferencia, Turkia aclaró que “la esencia de nuestro trabajo es la transformación profunda. Hay tres razones por las cuales decidimos transformarnos: la primera, y a mí me tocó dos veces en la cara, es cuando sentimos que nos estamos muriendo.” Y siguió Saadia: “cuando nos corren, cuando nos destierran, cuando nos dicen bye; y la tercera razón es cuando sí elegimos. Eso es un propósito, es consciencia.

Para finalizar, Shoshana Turkia pidió a los asistentes que realizaran un ejercicio de tarea. El reto de un mes consiste en preguntarse cinco veces para qué realizar cada acción cotidiana. “Si la respuesta al quinto ‘para qué’ no empata con su objetivo, ahí pueden comenzar a preguntarse si tiene sentido.”

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