Enlace Judío México e Israel.- Michel Bacos, heroico piloto francés del secuestro en Entebbe en 1976, muere a los 95 años.

Michel Bacos, un piloto francés que se rehusó a abandonar a los pasajeros judíos de su avión secuestrado cuando ellos fueron tomados como rehenes en el aeropuerto de Entebbe en Uganda en 1976, un calvario que terminó con una de las misiones de rescate más osadas jamás emprendidas, murió el 26 de marzo en Niza, Francia.

EMILY LANGER

Tenía 95 años, según la Associated Press, la cual informó su muerte citando un anuncio del alcalde de Niza, Christian Estrosi. El Primer Ministro Benjamín Netanyahu de Israel, cuyo hermano mayor Yonatan resultó muerto mientras servía en la unidad comando israelí que liberó a los rehenes, escribió en Twitter: “Inclino mi cabeza en su recuerdo y saludo el heroísmo de Michel.”

Bacos, un piloto veterano de Air France, estaba sentado en el asiento del capitán cuando despegó el Vuelo 139 el 27 de junio de 1976, en ruta de Tel Aviv a París. Lo que comenzó como un vuelo común, con vistas mágicas del mar Mediterráneo, se volvió terrorífico poco después de que el avión hizo una parada programada en Atenas.

“Ocho minutos después del despegue de Atenas, escuché ruido en la cabina de pasajeros, luego gritos,” recordó Bacos poco después de los hechos, según un relato publicado en el New York Times. “Primero pensé que había un incendio a bordo. El ingeniero principal abrió la puerta de la cabina del piloto y se encontró cara a cara con el secuestrador en jefe,” quien estaba blandiendo una pistola y una granada.

Un grupo de guerrillas asociadas con el Frente Popular para la Liberación de Palestina y un grupo radical alemán habían abordado el avión en Atenas. Uno de ellos apuntó un arma a la cabeza de Bacos. “Cada vez que yo trataba de mirar en una dirección diferente, él presionaba el barril de su arma contra mi cuello,” contó más tarde Bacos a Ynetnews, un sitio noticioso afiliado al diario israelí Yedioth Ahronoth.

A bordo del avión había más de 240 pasajeros y la tripulación de 12 miembros. Bacos, quien estaba desarmado y en algún punto perdería sus lentes en medio del desmán, no tuvo más opción que someterse a las demandas de los secuestradores.

Bajo sus órdenes, él piloteó el avión hasta Bengazi, Libia, para reabastecerse de combustible. Desde allí volaron a Entebbe, donde los pasajeros y tripulación fueron tomados como rehenes en una terminal vieja y vacía, donde soportarían seis días de cautiverio.

Entre los pasajeros, que habían estado de camino a vacaciones, visitas familiares, casamientos y bar mitzvahs, había al menos un sobreviviente del Holocausto. Según relatos publicados del hecho, su terror se intensificó cuando sus captores separaron a los judíos e israelíes del resto del grupo, una medida que recordó las selecciones conducidas en los campos de la muerte nazis.

“Soy responsable por todos los pasajeros y exijo poder verlos a todos ellos — sean israelíes o no — en cualquier momento dado,” recordó demandar Bacos. Los terroristas asintieron, explicó a Ynetnews, y él pudo “ir de un salón a otro sin recibir permiso, cada vez.”

Cuando los aproximadamente 150 rehenes no judíos fueron puestos en libertad, Bacos y su tripulación fueron invitados a irse con ellos pero se negaron.

“No había manera de que fuéramos a partir — íbamos a permanecer con los pasajeros hasta el fin,” dijo a Ynetnews. “Esto era una cuestión de consciencia, profesionalismo y moralidad. Como un ex oficial de las Fuerzas Libres Francesas, no podía imaginar dejar atrás ni a un solo pasajero.”

La crisis terminó cuando docenas de comandos israelíes atacaron el aeropuerto por la noche, llegando en un desfile de automóviles disfrazados para parecerse al del líder ugandés Idi Amin. Tres rehenes, siete terroristas y 20 soldados ugandeses resultaron muertos en la operación. Otra rehén, que había sido llevada a un hospital ugandés, fue asesinada poco después.

Mientras regresaban a Israel, los comandos encontraron a Bacos sentado al lado del cuerpo de Yonatan Netanyahu. Era tal su admiración por el piloto que lo llamaron hacia adelante del avión. “Tu lugar no es aquí,” le dijo uno de ellos, “sino en la cabina del piloto.”

Bacos nació en Egipto, donde su padre trabajó en el Canal de Suez. Se volvió piloto después de servir en las fuerzas Libres Francesas bajo Charles de Gaulle durante la Segunda Guerra Mundial.

En los primeros años de su carrera de piloto, cuando la Cortina de Hierro dividía a Alemania, Bacos volaba entre Berlín Occidental y Alemania Occidental, según Ynetnews. Su esposa, Rosemary, era una asistente de vuelo alemana. Aparte de su esposa, le sobreviven tres hijos.

A su retorno de Entebbe, Bacos dijo que tomó dos semanas de vacaciones, luego insistió en que su primer vuelo fuera a Israel, para ver si “aún tenía miedo.” No lo tuvo, y continuó volando hasta su retiro en 1982.

Sus honores incluyeron la Legión de Honor, la condecoración más alta de su país, otorgada por su valentía en Entebbe. Habría sido “imposible para mí abandonar a mis pasajeros,” dijo una vez a la BBC. “Inimaginable.”

 

 

 

Fuente: The Washington Post
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México.