Enlace Judío México e Israel.- Los grandes casos de antisemitismo son acompañados usualmente por intentos de encubrimiento. Pero el encubrimiento de los antisemitas y del antisemitismo raramente es visto como una cuestión internacional generalizada. Hay muchas formas en que uno puede encubrir el antisemitismo. Políticos, medios de comunicación, el sistema legal, organizaciones judías y judíos en el exterior (principalmente de la izquierda), judíos israelíes, y árabes todos han participado. Pero, el encubrimiento del antisemitismo de hoy día palidece en comparación con el encubrimiento del antisemitismo nacional durante el Holocausto.

DR. MANFRED GERSTENFELD

El encubrimiento del odio al judío en Estados Unidos atrajo mucha atención hace poco en el asunto de Ilhan Omar. La nueva miembro demócrata del Congreso hizo muchos comentarios antisemitas abiertos, y prominentes encubridores cayeron unos sobre otros para ocultar el significado de sus palabras u ofrecer explicaciones para ellos.

La declaración de Nancy Pelosi acerca de Omar debe ser incluida en cualquier colección de clásicos de encubrimiento: “El incidente que ocurrió con [Omar], no pienso que nuestra colega sea antisemita … Pienso que tiene una experiencia diferente en el uso de las palabras.”

La opinión de la congresista demócrata judía Jan Schakowsky también merece la inclusión en esta colección. Ella destacó, “Ilhan Omar es una refugiada de Somalia. Ella viene de una cultura diferente. Tiene cosas que aprender.” El lector desinformado podría inferir de esto que Omar había llegado sólo hace poco a Estados Unidos. De hecho, ella ha vivido allí desde la década de 1990. En ese tiempo ella ha aprendido a candidatearse exitosamente para el Congreso, un reto mucho más difícil que evitar la expresión de comentarios antisemitas.

En el 2016, cuando los casos de antisemitismo en el Partido Laborista británico estaban comenzando a apilarse, el líder del partido, Jeremy Corbyn, nombró a Shami Chakrabarti para investigar el problema. La frase de inicio de su informe fue una obra maestra de manipulación encubridora: “El Partido Laborista no es superado por el antisemitismo, islamofobia u otras formas de racismo.” Nadie había afirmado que el laborismo tenía problemas con la islamofobia o el racismo. Con esta frase de inicio, Chakrabarti diluyó su investigación desde el principio.

El antisemitismo en el Laborista existió antes que Corbyn se volviera su líder en septiembre del 2015, pero era mucho menos penetrante. El partido Laborista ahora está lleno de encubridores del antisemitismo. Un sondeo de miembros pagos del Laborista en marzo del 2018 encontró que el 47% cree que el antisemitismo es un problema, pero su extensión fue exagerada “para dañar al Laborista y a Jeremy Corbyn o para sofocar la crítica de Israel.” Un 31% adicional dijo que el antisemitismo no es una cuestión seria. El 61% pensaba que Corbyn estaba manejando bien las afirmaciones de antisemitismo.

Hay muchas formas de encubrir a los antisemitas. El antisemita estadounidense más conocido y más virulento es Louis Farrakhan, líder por largo tiempo de Nación del Islam. En el 2018, el ex fiscal general de Barack Obama, Eric Holder, posó para una foto con Farrakhan. En el 2005, antes de candidatearse para presidente, Obama mismo posó para una foto “de abrazo y sonrisa” con Farrakhan. Esta foto fue divulgada y dada a conocer sólo hace poco. Las figuras públicas que se reúnen con Farrakhan legitiman y encubren su discurso antisemita.

En Europa Occidental, muchas personas sienten la necesidad de ocultar el problema del antisemitismo musulmán ampliamente extendido. Hay múltiples razones posibles para esto. Primero, algunos progresistas afirman absurdamente que sólo la gente blanca puede ser racista. Segundo, muchos políticos argumentan que debido a que los musulmanes pueden ser sometidos a la islamofobia, uno no debe agravar la situación señalando la extensión en la cual segmentos de la población musulmana contribuyen al antisemitismo. Una razón adicional puede ser que como los musulmanes son a menudo inmigrantes o descendientes de inmigrantes, los gobiernos europeos no quieren abrirse a la acusación que perpetraron una importación en masa de antisemitas sin ningún proceso de selección.

Los crímenes en Alemania contra los judíos por parte de perpetradores desconocidos son registrados como causados por gente de la extrema derecha. Esto disminuye en gran medida la toma de consciencia del antisemitismo musulmán. Fue sólo a fines del 2017 que fue admitido el hecho del antisemitismo musulmán por parte de los principales políticos alemanes. Esto ocurrió como resultado de un incidente relativamente menor, la quema de una bandera israelí casera por parte de musulmanes en Berlín.

En Francia a fines de la década del 2000, cuando estaba en el poder el gobierno socialista de Jospin, tuvo lugar una gran explosión de incidentes antisemitas. Los musulmanes fueron probablemente responsables por muchos de ellos. Muchos de estos incidentes fueron registrados por la policía y el Ministerio del Interior como “vandalismo.” La versión oficial propagada por el gobierno de Jospin puede ser resumida así: si los judíos fueron atacados, no fue antisemitismo sino un reflejo de un problema social. El sociólogo francés Shmuel Trigano notó que la violencia antisemita pasó largamente sin ser informada por la prensa francesa durante meses.

Los encubridores judíos del antisemitismo están particularmente en demanda.

En el Reino Unido, la Voz Judía para el Laborismo (JVL) afirma que “abogar por el BDS podría sólo ser antisemita si es acompañado por pruebas que es motivado por hostilidad hacia los judíos basada en la raza.” Como ningún incitador contra Israel hará una declaración tan específica, el BDS ha sido absuelto por la JVL como no siendo antisemita.

Uno de los más prolíficos encubridores judíos del antisemitismo es el publicista estadounidense Peter Beinart, quien afirma que ni el BDS ni Ilhan Omar son antisemitas. El escribe: “Hay un número infinito de injusticias en el mundo, y aun si uno pudiera clasificarlas en orden de severidad, muy pocas personas eligieron sus causas de esa manera. Muy a menudo, protestan por las injusticias que tienen significado particular para ellos.” Beinart está en la pendiente resbaladiza del encubrimiento al por mayor del antisemitismo que señala a Israel.

Fiscales y jueces pueden también ser encubridores de antisemitismo. En Alemania, tres palestinos trataron de incendiar una sinagoga en la ciudad de Wuppertal en el 2014. Un tribunal decidió que esto fue una protesta contra Israel y no podía ser considerado un acto antisemita. A los perpetradores les fueron dadas sentencias en suspenso.

Noruega, que fue el último país en Europa en admitir judíos, tiene una larga tradición antisemita. El verano pasado, el rapero Kaveh Kholardi gritó durante un concierto: “judíos pu…os.” Fue descartada una denuncia por parte del fiscal general de Noruega, quien falló que Kholardi no se estuvo involucrando en discurso de odio antisemita sino más bien en crítica legítima de Israel.

Todos los ejemplos de más arriba palidecen en comparación con el encubrimiento extenso del antisemitismo durante el Holocausto. En Rumania, los regímenes comunistas negaron o menoscabaron en gran medida el rol del país en el genocidio de los judíos.

Vinculada estrechamente al encubrimiento del Holocausto está la desviación del mismo. Esto fue hecho constantemente durante décadas por los gobiernos austríacos. Ellos presentaron a Austria como una de las primeras víctimas de los nazis en vez de como un perpetrador colega.

Estados y gobiernos no son los únicos que encubrieron el antisemitismo del Holocausto. El principal filósofo de Europa de la segunda mitad del siglo XX, el nazi alemán Martin Heidegger, dijo en una conferencia: “La agricultura es en nuestros días una industria nutricional motorizada, por naturaleza lo mismo que la producción de cadáveres en las cámaras de gas y campos de exterminio, lo mismo que el bloqueo y la hambruna de países, lo mismo que la producción de la bomba H.” Incluyendo el Holocausto entre los procesos técnicos, el encubrió sus aspectos morales.

Lo de más arriba es apenas una pequeña selección de ejemplos de encubrimiento de antisemitismo que, con investigación apropiada, pueden ser convertidos en una importante colección.

 

*Esta es una versión extendida de un artículo que apareció en Algemeiner el 22 de marzo del 2019.

 

El Dr. Manfred Gerstenfeld es Asociado Principal de Investigación en el BESA Center ex presidente del Comité Directivo del Jerusalem Center for Public Affairs. Se especializa en relaciones entre Israel y Europa Occidental, antisemitismo, y antisionismo.

 

Fuente: The Begin- Sadat Center for Strategic Studies
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México