Enlace Judío México e Israel – ¿Izquierda? ¿Derecha? ¿Centro? No, a decir de los expertos, lo único que verdaderamente está en juego en el proceso electoral israelí de este año es la permanencia o no de Benjamín Netanyahu al frente del gobierno. Así lo dijeron anoche, en la terraza de la Comunidad Sefaradí, donde se llevó a cabo un ejercicio de simulación electoral y de educación sobre el proceso electoral, llamado “Elecciones en Israel 2019. En la encrucijada.”

Así respondió Esther Shabot, panelista encargada de abrir la noche, cuando una persona del público le pidió que hiciera un esbozo de las ideologías o propuestas concretas esgrimidas por las diversas opciones políticas representadas en el actual proceso electoral israelí:

“El problema con esta elección es que es una elección en la cual, dentro de toda la campaña, no se ha discutido ningún tema relevante para el futuro del estado de Israel. No se habla de economía, no se habla de política exterior, no se habla de desarrollo social, en la actualidad, se puede decir que esta elección particularmente se trata de una elección tipo referéndum: Netanyahu sí, Netanyahu no.”

Esther Shabot, politóloga e internacionalista experta en Medio Oriente, abrió la velada con una plática en la que introdujo a la audiencia, menos numerosa que atenta, las generales del sistema político israelí, así como las particularidades del actual proceso electoral, en el que 47 partidos, una cifra inédita, se enfrentarán en los comicios del 9 de abril.

Shabot comenzó su ponencia aclarando que, a diferencia de la democracia mexicana, en la que los ciudadanos pueden votar diferenciadamente por el Congreso y por el Presidente, en la israelí se elige al partido político que, de contar con mayoría en la Knesset, formará gobierno. Dado que hay 120 escaños en el Parlamento, se requieren 61 para tener la mayoría simple, a la que se llega mediante coaliciones entre distintos partidos, pues “en todas las elecciones de la historia de Israel, nunca se ha dado el caso que un partido único consiga tener la cantidad de bancas necesarias para formar él solo gobierno.”

Dijo que, según las encuestas, “hay dos formaciones que parecen tener la delantera dentro de esta votación. Se trata de Likud (partido al que pertenece el actual primer ministro, Benjamín Netanyahu), y la sorpresa fue la aparición de esta nueva formación, que se llama Kajol Laban, que no existía previamente y que se anunció el último día antes de que se cerrara el registro de los partidos que tenían que competir.”

Kajol Laban, dijo, es un partido liderado por Benny Gantz y Yair Lapid quienes, de ganar las elecciones, se turnarán el puesto de primer ministro, dos años cada uno, como ya ocurrió alguna vez en la historia de Israel.

“La carrera se ve muy pareja” rumbo a los comicios, con cerca de 30 bancas para cada uno de los partidos punteros, mientras que el resto de los partidos aspiran, a lo mucho a 10 escaños.

La experta alertó sobre la aparición de fuerzas políticas extremistas que normalmente eran vetadas de los procesos electorales y que hoy, ante la posibilidad de que Benjamín Netanyahu y el Likud pierdan las elecciones, han sido admitidas por aquel para formar alianza en caso necesario.

Sobre tribus y elecciones

Por su parte Yehuda Bar-Shalom, rector de la Universidad Hebraica, habló de las tribus que, según su perspectiva como psicólogo, constituyen el electorado israelí. Dijo que, según se puede apreciar en los resultados de las últimas elecciones (celebradas hace cuatro años), es posible prever cómo votará la población israelí según su origen étnico, posición socioeconómica, edad y ciudad de residencia.

“Somos una sociedad muy, muy, muy polarizada”, dijo. Preguntó a la audiencia sobre las diferencias entre las comunidades Ashkenazim y Mizrajim, y dijo que las diferencias de ingresos entre ambas poblaciones puede generar “tensiones entre grupos”, lo que ocasiona que unos y otros tengan distintas preferencias electorales.

Dijo que la identidad sociocultural y lo económico juegan un papel muy importante a la hora de elegir al partido gobernante, y sugirió que la población de origen Ashkenazí, de mejor posición socioeconómica, tiende a votar por los partidos que hoy en día están representados por Kajol Laban. También coincidió con Esther Shabot en que “no hay gran diferencia” ideológica entre ambos. De hecho, las máximas figuras de este partido fueron parte de anteriores gobiernos de Netanyahu.

Luego ofreció algunos datos para pensar sobre el futuro. Habló de la representación étnica de los estudiantes que hoy en día cursan la primaria en Israel. “25% de los estudiantes hoy son árabes. Otro 25% son súper ortodoxos; 12% son religiosos sionistas (…) y ¿cuánto quedó de l0 que se pensaba que era el judío nuevo de Israel, de Ben Gurión que quería retomar la historia y el sionismo clásico socialista? 38%. Y eso, creo que es muy interesante.”

Dijo que el discurso político electoral de hoy en día en Israel se basa en las emociones, apela a las diferencias históricas entre grupos y no ofrece argumentos ideológicos. También lamentó que los punteros sean incapaces de admitir que podrían formar gobierno juntos, pues son mucho más cercanos ideológicamente entre sí, que lo que están dispuestos a decir públicamente.

Los judíos de la Diáspora y su relación con Israel

El último conferencista fue Mato Wexler, Sheliaj de la Sojnut, quien habló con un estilo franco, claro y mesurado respecto al papel de los judíos de la Diáspora en los procesos políticos de Israel. “¿Cuáles son los puntos en los que un judío de la Diáspora tendría que pensar en estas elecciones?”

Dijo que había tres puntos importantes en los que, a su juicio, los judíos de la Diáspora tendrían que meditar en el contexto de estas elecciones. El primero, dijo, es la relación que existe entre el estado de Israel y la Diáspora, desde la creación del estado; posteriormente, la legislación de la Ley del Retorno, hasta la nueva ley que nombra a Israel Estado nacional del pueblo judío, y que dice que Israel va a tomar responsabilidad sobre todo judío que viva en la Diáspora.

Habló sobre la discusión sobre el Kotel (Muro de los lamentos), que no ofrece espacio para que la población reformista/conservadora rece según sus costumbres (hombres y mujeres juntos), lo que representa una contradicción con el hecho de que este tipo de practicantes es mayoritario en la mezcla de corrientes judaicas que prevalecen tanto dentro como fuera de Israel.

“¿A quién le pertenece el Kotel, al gobierno de Israel o al pueblo judío?”, se preguntó el conferencista.

También dijo que vale la pena pensar sobre el antisemitismo y los atentados sufridos por judíos fuera de Israel como consecuencia de las políticas del estado de Israel. Puso como ejemplo el atentado contra la AMIA, en Argentina.

El otro punto a considerar, según Wexler, es la relación entre el estado de Israel y la religión. Habló del Estatus Quo y el hecho de que todo asunto religioso en Israel está controlado por la Rabanut central, de carácter ortodoxo que, por ejemplo, impide que los soldados que no sean judíos según la ley judía (hijos de madre judía) sean enterrados en los cementerios militares, que son operados por los ortodoxos.

“¿El Estatus Quo, hoy en día, representa a todos los judíos o no representa a todos los judíos?”, invitó a reflexionar Wexler. Recordó que en Israel solo se puede contraer matrimonio legal mediante el rito ortodoxo, por lo que incluso los contrayentes de filiaciones conservadoras o reformistas deben casarse por la ley civil en otros países o volver a casarse religiosamente bajo el rito ortodoxo para ser reconocidos como matrimonio dentro de Israel.

El tercer punto a considerar por los judíos de la Diáspora, dijo Wexler, es la relación entre el gobierno y las minorías que conforman la sociedad israelí. Habló de los judíos etíopes y su precaria posición en la Kenesset o en el ejército. También mencionó a los judíos latinoamericanos, que generalmente, dijo, encajan bien en la sociedad israelí.

Finalizó su intervención recordando que todos los partidos que compiten en el actual proceso electoral, y por los que la noche de ayer el público presente en la Comunidad Sefaradí tuvo la oportunidad de votar simbólicamente, tienen posturas respecto a los temas mencionados, posturas que habría que conocer antes de decidir el sentido del voto.

Elección cerrada en la ‘Sefa’

Después de la conferencia, y de una tensa sesión de preguntas y respuestas, llegó la hora de simular la votación. Dos casillas provistas de urnas, crayones y boletas permitieron a los asistentes emitir su voto.

El resultado fue anunciado casi de inmediato y denotó la misma división que las encuestas en Israel, con un empate entre los dos punteros y una sorpresiva aparición del Meretz, que a decir de los panelistas, es la única opción de izquierda con aspiraciones que queda en pie en el panorama político de Israel, donde el actual proceso electoral parece destinado exclusivamente a responder a una pregunta: ¿Bibi o no Bibi?

 

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