Enlace Judío México e Israel – Este viernes se publicaron datos preliminares sobre las razones de por qué salió mal el aterrizaje en los últimos momentos de la nave espacial israelí no tripulada Bereshit que terminó por estrellarse contra la Luna.

Los ingenieros de Industrias Aeroespaciales de Israel y SpaceIL creen que una falla técnica, probablemente en uno de sus componentes, fue el origen de una reacción en cadena de eventos que causaron que el motor principal de la nave se detuviera, informó el sitio The Times of Israel.

Las estimaciones iniciales de los ingenieros indican que el probable desencadenante de la reacción fue una falla en el sistema de medición de altitud de Bereshit.

Sin el motor principal con una función que sirviera como mecanismo de frenado, era imposible reducir la velocidad de Bereshit de 1,700 kilómetros por hora a cero justo por encima de la superficie de la luna. Los ingenieros pudieron reiniciar el motor, pero en ese momento la nave estaba demasiado cerca de la superficie para reducir la velocidad y evitar su impacto directo sobre la superficie.

Los ingenieros creen que los primeros problemas comenzaron a unos 14 kilómetros sobre la superficie lunar. A 150 metros sobre la superficie de la luna, la comunicación se perdió por completo. En este punto, la nave se movía a 500 kilómetros por hora, lo que lo llevó una colisión “inevitable” con la superficie lunar, según una portavoz del equipo de Bereshit.

Dentro de lo planeado por el equipo detrás de Bereshit, su aterrizaje tendría que haberse realizado de la siguiente forma: al descender, a una altura de 5 metros de altura sobre la superficie lunar, tanto su motor principal como sus otros 8 motores de menor tamaño se apagarían y la nave caería al suelo lunar en un llamado “aterrizaje suave”.

Las pruebas integrales se llevarán a cabo la próxima semana para obtener una mejor comprensión de los eventos.

“Por lo que podemos ver, estábamos muy cerca de la luna”, dijo ayer mismo el director de control de operaciones Alex Friedman a los ingenieros en la sala de control de SpaceIL en Yehud, al este de Tel Aviv, después de que la comunicación con la nave espacial se cortara por completo. “Estamos en la luna, pero no de la manera que queríamos”.

La nave espacial tenía un presupuesto de 100 millones de dólares, una fracción del costo de los vehículos lanzados a la Luna por potencias mundiales como EE.UU., Rusia y China en el pasado. Fue una empresa conjunta entre las empresas privadas SpaceIL e Industrias Aeroespaciales de Israel, financiada casi en su totalidad por donaciones privadas de conocidos filántropos judíos.

Fuente: The Times of Israel / Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudíoMéxico