Enlace Judío México e Israel – El rabino Yisroel Goldstein, sobreviviente y víctima directa del ataque a la sinagoga de la ciudad californiana de Poway, dio más detalles este domingo de cómo ocurrió esta agresión ocurrida ayer en plenos servicios religiosos.

De acuerdo a Goldstein, lo primero que oyó dentro del recinto fue un gran ruido, que en un primer momento pensó que se trataba de la caída de un objeto o incluso un tropiezo de la víctima mortal, Lori Gilbert Kaye, que se encontraba cerca de él. Hasta que volteó el rostro.

“Estuve cara a cara con este asesino terrorista que estaba sujetando el rifle y viendo directamente hacia mí”, afirmó el rabino en una entrevista otorgada vía telefónica desde el hospital al programa Today de la cadena NBC. “No puedo borrar ese rostro de mi mente, no puedo borrar ese momento”, agregó.

Inmediatamente, el sospechoso, identificado por las autoridades como John T. Earnest, le disparó mientras él alzaba las manos y las balas terminaron por impactar en sus dos dedos índices.

Fue en este instante en que el atacante, que en ningún momento vociferó o exclamó cosa alguna de acuerdo a Goldstein, disparó igualmente contra Gilbert Kaye, de 60 años de edad, que moriría poco después de estas heridas en el hospital.

Señaló que en este momento, tras recibir los impactos de bala, volteó hacia un grupo de niños que se encontraba cerca, entre los que se encontraba igualmente su nieta, a donde corrió, “sin tener en mente que mis dedos acababan de volar”, y los sacó de la sinagoga.

Además de Goldstein, Almog Peretz y Noya Dahan, esta última de apenas 8 años de edad y ambos originarios de Israel, sufrieron heridas por fragmentación de bala. Su estado de salud es estable.

Contrario a los reportes surgidos ayer, Goldstein aseguró que fue afuera mientras esperaban el arribo de las autoridades, y no dentro de la sinagoga, que ofreció unas palabras de consuelo y fortaleza a la congregación ante la agresión que acababa de ocurrir.

Destacó que dentro de los asistentes a los servicios religiosos estaba un oficial de Policía que se encontraba fuera de servicio, el cual se encargó de perseguir al atacante, con lo que aparentemente se pudo reducir el nivel de la tragedia.

Calificó a Gilbert Kaye como un “alma amable” y una miembro “pionera” de esta congregación de Jabad en el condado de San Diego, fundada hace 33 años, en la cual su ayuda fue vital para que él pudiera levantarla.

“Ella era el tipo de persona que siempre era la primera en estar donde fuera”, dijo. “Estoy con el corazón roto y triste por este asesinato sin sentido”.

Uno de los últimos recuerdos que Goldstein tendrá de su relación de amistad con Gilbert Kaye será que apenas hace dos semanas, según relató, una de sus hijas se casó en Nueva York, y la fallecida y su marido volaron desde California hacia la ciudad del este de EE.UU. para estar presentes en la boda.

“No nos dejaremos intimidar o ser disuadidos por este terrorismo. El terrorismo no triunfará”, aseguró. “Este terrorífico acto debe levantar la alarma y preocupar por la seguridad de todos los lugares de culto”, dijo, y exhortó a que todos hagan un esfuerzo para “agregar más luz para combatir esta vil oscuridad […] Todos necesitan ser un héroe, todos necesitan hacerle frente y hacer algo contra el terrorismo”.

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