Enlace Judío México e Israel – El primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu afirmó en una reunión de la Knéset que no quiere que el país sea arrastrado a nuevas elecciones ante el estancamiento en las conversaciones de la coalición, pero que “tal vez haya alguien que desee que suceda”, refiriéndose al presidente de Israel Beitenu Avigdor Lieberman.

YUVAL KARNI

Las negociaciones para establecer un nuevo gobierno han alcanzado un punto muerto cuatro días antes de la fecha límite de la medianoche del miércoles 28 de mayo, luego de que una reunión que mantuvo el primer ministro el sábado por la noche con el diputado Yariv Levin, jefe del equipo de negociación del Likud, terminó sin conclusiones.

El tema sobre el que los socios de la coalición de Netanyahu no pueden ponerse de acuerdo es el proyecto de ley Haredi, que se establecerá para determinar las cuotas de los reclutas ultraortodoxos que servirán en las FDI. Lieberman se opone firmemente a cualquier cambio en la ley y las cuotas establecidas, mientras que el partido ultraortodoxo Judaísmo de Torá Unido rechaza la ley por completo.

Lieberman condujo a los partidos ultraortodoxos y a Netanyahu a un callejón sin salida en las conversaciones de la coalición este sábado, y escribió en un tuit que “no teme a nuevas elecciones” si no se alcanza un acuerdo el miércoles.

Asimismo, rechaza cualquier alteración de la versión actual del proyecto de ley, pero ofrece un compromiso en el que los ultraortodoxos podrían optar por ausentarse durante la votación del proyecto de ley siempre que los demás socios de la coalición acuerden votar por él en la Kneset.

“En el momento en que esto suceda, tendremos un gobierno de derecha en lugar de un gobierno ultraortodoxo”, dijo Lieberman. “Somos un Estado pro judío, pero estamos en contra de un Estado halájico”, dijo, refiriéndose a la ley judía religiosa.

“Acepten nuestra oferta, de lo contrario iremos a elecciones”, dijo.

Fuentes del Partido Likud dijeron que “si Lieberman sigue insistiendo en poner fin a este gobierno”, están dispuestos a ir a nuevas elecciones y han comenzado a prepararse para ello.

Sin embargo, agregaron que Netanyahu está trabajando en una solución que permita formar un gobierno de derecha y la legislación del proyecto de ley.

“Recomendamos a Netanyahu al presidente Reuven Rivlin como prometimos durante las elecciones, pero no prometimos renunciar a nuestros principios básicos”, escribió Lieberman en Facebook. “En cada comparecencia y anuncio público que hice durante y después de las elecciones, dije que no haríamos concesiones con respecto al proyecto de ley Haredi”.

“No hay necesidad de buscar un motivo oculto. Hago un llamamiento a mis amigos en el Likud: dejen de mentirle al pueblo de Israel diciendo que Israel Beitenu busca razones para no ingresar al gobierno. Hagan un compromiso para aprobar el proyecto de ley en su versión original y verán cómo todo se resuelve. Pruébenos”, concluyó Lieberman.

Judaísmo de la Torá Unida dijo en respuesta que no están de acuerdo en que se mencionen las cuotas en un acuerdo de coalición. “Es el principio, no un asunto político”, dijo en una declaración.

“Esta es una decisión de los líderes espirituales, no es un asunto que podamos votar en la Knéset”, agregó el partido ultraortodoxo, refiriéndose al Rebe de Ger, líder de un tribunal jasídico extremo que exige que el proyecto de ley sea enmendado.

Si no se logra un acuerdo, Netanyahu podría reunir una coalición de 60 miembros pero no tendrá una mayoría en la Knéset y es poco probable que dure. Sin embargo, podría presionar a Lieberman para que se una al gobierno en una etapa posterior para evitar que se desintegre, algo que hizo en 2015.

Otra opción es que el Partido Likud agregue dos o tres miembros de la oposición que se unirían a la coalición.

Una tercera opción es convocar a nuevas elecciones un caso sin precedentes en la historia de Israel que Netanyahu no desea.

Una última opción es que el presidente Reuven Rivlin otorgue a un miembro de la oposición o a otro representante del Likud, la oportunidad de formar un gobierno. Sin embargo, ambos escenarios son poco probables.

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