Barcelona Mayo 30, 2019

Señor Jaume Casals Pons
Rector de la Universidad Pompeu Fabra
Estimado Sr. Rector:

Como seres humanos, los símbolos tienen una importancia trascendental en nuestras vidas. Expresan muchas cosas que no podemos decir con palabras y nos hacen entender el mundo de una manera diferente ya que estos nos hablan, a cada uno de nosotros, en un lenguaje propio, abstracto y abierto a la interpretación personal, que nos conviene, con cierta medida, como seres analíticos y pensantes que somos. A raíz de los símbolos, hemos conseguido hacer las fórmulas y las operaciones que nos han permitido construir puentes (en todos los sentidos), fundar ciudades y conquistar el espacio, pero es también a través de otros que la humanidad ha vivido los momentos más violentos y terribles.

Hace más de 80 años, en este mismo continente, incluso en este mismo país, un grupo de personas, haciendo uso de este poder, llevaron al mundo al caos. Millones de personas, entre ellos 6 millones de judíos, murieron ante la barbarie nazi: hombres, mujeres, niños, ancianos, sin excepción fueron perseguidos por su raza, religión, orientación sexual e ideas políticas en nombre de una bandera y de un símbolo.

Por eso estoy sorprendido al ver que en su respetable Universidad, el infame símbolo utilizado para masacrar a millones se encuentre libremente expuesto como parte de un proyecto de arte. No dudo que la intención no ha sido ofender o hacer apología al odio ni a ideologías específicas. Es más, estamos seguros de que se hizo con el objetivo de impactar y mover las conciencias de los alumnos para hacerse preguntas sobre el mundo en el que vivimos y hacia dónde vamos.

Ahora bien, como usted sabe, su exhibición en un lugar público puede causar el efecto contrario, además de ofender en lo más profundo el recuerdo de las víctimas. Este acto es inadmisible en Ia Cataluña del siglo XXI, tan abierta y tan tolerante. Esto nos lleva de nuevo a otras épocas más oscuras donde el hombre era el lobo del hombre.

Para mover conciencias, hable con las víctimas, escuche su testimonio, haga que sus alumnos aprendan de sus historias heroicas para aprender, así sí, del pasado.

En estas generaciones está el futuro de nuestro país, eduquémonos en la tolerancia y el respeto por honrar la sangre de las personas que murieron defendiendo los valores más fundamentales de la humanidad.

Atentamente,

Rabí Daniel Askenazí
Rabino Principal de Barcelona