Enlace Judío México e Israel.- Un tribunal internacional es la forma errada de castigar a los terroristas.

EDITORIAL THE WALL STREET JOURNAL

Si bien el califato físico del Estado Islámico se ha ido, muchos combatientes sobrevivientes del ISIS y sus familias—que llegaron de todo el mundo—aun presentan una amenaza para la seguridad. Pero los países europeos occidentales se están negando, en su mayoría, a repatriar a sus ciudadanos para que enfrenten a la justicia o se rehabiliten en casa.

Unos 40,000 extranjeros se unieron al ISIS, unos 5,000 de Europa. Muchos trajeron familias, mientras otros se casaron y tuvieron hijos en el califato.

Las Fuerzas Democráticas Sirias, en medio de sus victorias en el campo de batalla, han detenido a miles de veteranos del ISIS.

Hoy las SDF tienen en custodia a unos 2,000 militantes extranjeros de más de 50 países, y continúan llegando de a poco. Miles de sus esposas e hijos—incluidos ciudadanos europeos—viven en el campamento al-Hol, al nordeste de Siria. Las SDF han hecho lo que pueden con recursos limitados, pero a medida que aumentan las temperaturas del verano existe la preocupación de que los refugiados y detenidos comenzarán a morir por exposición al calor en el desierto sirio.

La solución más humana y segura es retornar a casa a tantos combatientes de ISIS y sus familias como sea posible. Unos 300 estadounidenses se unieron al grupo, y muchos murieron en el campo de batalla o desaparecieron. La política de Washington es recuperar a estadounidenses en Siria y enjuiciarlos cuando sea posible. Estados Unidos ha repatriado a ocho ciudadanos—desde combatientes varones adultos a niños—y está trabajando en seis más.

Kazajstán también ha sido un líder global, tratando las repatriaciones como una cuestión humanitaria. Algunos países están conduciendo las repatriaciones calladamente debido a consideraciones políticas locales, pero la mayoría entiende que esta es la opción menos mala.

Pero Europa Occidental se rehúsa a llevarlos de regreso, y los funcionarios de países como Alemania y Suecia están en su lugar presionando para que los enjuicie un tribunal internacional. Representantes de 11 países europeos impulsaron nuevamente la idea la semana pasada en una reunión en Estocolmo.

Tales tribunales tienen un historial terrible en impartir justicia, por no hablar de hacerlo eficientemente. El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia existió por cerca de un cuarto de siglo y su presupuesto anual en un momento fue de cerca de u$s300 millones. Ese tribunal acusó sólo a 161 personas. Los tribunales del ISIS podrían requerir miles de acusaciones.

Una preocupación europea común es que los tribunales nacionales darían sentencias suaves o absoluciones. Pero reformar los sistemas judiciales locales es más fácil que crear un régimen legal internacional. Cualquier preocupación que surja de una falta de evidencia existiría también en un tribunal.

El problema más serio es que un tribunal retrasaría la justicia para los terroristas y sus víctimas, retrasaría la rehabilitación para los que se pueden beneficiar, y dilataría una resolución a la crisis humanitaria en ciernes en el campamento de espera. Cuanto más tiempo lleve un proceso, más probable es que los remanentes reagrupados del ISIS en Irak y Siria puedan organizar escapes de prisión.

A ningún líder le gusta traer terroristas de regreso a su país, pero la alternativa es arriesgarse a que escapen o queden libres. Mejor conocer y controlar la amenaza hoy que ser sorprendidos por ella en un año o una década.

 

 

 

Fuente: The Wall Street Journal
Traducido por Marcela Lubczanski para Enlace Judío México