Enlace Judío México e Israel.- El taller “Paz para la Prosperidad” fue inaugurado el martes 26 de junio en la capital de Baréin, Manama, en él se presentó la parte económica del plan de paz que impulsa el presidente Donald Trump para el conflicto palestino israelí. Jared Kushner, uno de los artífices del mismo, expresó que un camino económico es una condición previa necesaria para resolver los problemas políticos que antes no se podían resolver y destacó la importancia de una solución política al conflicto palestino dejando claro que este tema sería abordado de manera posterior.

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

Los palestinos no enviaron una delegación a Baréin ni participaron en las reuniones en las que podrían plantear sus demandas y proponer cambios al plan. La Autoridad Palestina boicoteó la Conferencia de Paz, acusando que se está tratando de comprar a los palestinos y privarlos de un Estado independiente. Si los palestinos quieren un Estado deberían tener claro que la única alternativa es establecer negociaciones directas con Israel y no lo tendrán con las fronteras de 1967.

El 22 de junio EUA dio a conocer detalles del plan, en los que se dio a conocer que su objetivo es recaudar más de 50 mil millones de dólares para los palestinos y crear un millón de empleos para ellos en una década. El plan incluye a la Franja de Gaza que tiene una gran necesidad de desarrollo de infraestructura para sacar a sus habitantes de la crisis humanitaria que viven, irónicamente el grupo terrorista Hezbolá, respaldado por Irán, calificó el plan como un crimen histórico que debe de ser detenido, una visión miope que desafortunadamente comparten analistas y líderes árabes que piensan que el plan económico es un intento de eliminar la ocupación israelí de las tierras palestinas, como un soborno multimillonario para pagar a los países vecinos a cambio de integrar a refugiados palestinos en su territorio.

Sin embargo, no todos los líderes árabes se oponen al plan, Ali Shihabi quien encabeza la Fundación Arabia que apoya las políticas de Arabia Saudita, considera que la Autoridad Palestina se equivocó al rechazar el plan y deberían aceptarlo y trabajar para entregar los beneficios a su pueblo y luego avanzar agresivamente con iniciativas no violentas… para buscar derechos políticos.

Indudablemente que el programa Paz a la Prosperidad representa beneficios potenciales para los palestinos, “promueve el fin de la condición de víctima y una ruta hacia el empoderamiento, establece un marco para una mejoría sustancial en la vida cotidiana de los palestinos en Cisjordania y Gaza, incluso a través de la inversión en un enlace físico a través de Israel entre ambas entidades”.

Hamás ha instrumentado en Gaza un gobierno corrupto que utiliza a su gente como escudos humanos para empoderar y enriquecer a sus líderes, Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Palestina desde enero del 2005 y cuyo mandato legal feneció en el 2009 al no realizarse elecciones para el cargo, el líder autócrata se ha mantenido en el poder alimentando el odio de su pueblo hacia los judíos y reprimiendo severamente a toda manifestación democrática.

En este contexto, Open Doors, organización de defensa de los derechos humanos, que monitorea la persecución de los cristianos en el mundo, señala que los cristianos palestinos sufren “un elevado nivel de persecución, a causa de la opresión islámica”. En este ámbito, presentó varios hechos que dan fe de este fenómeno.

En estos tiempos, en que los cristianos están sufriendo varias formas de persecución en el mundo musulmán, apenas se oye hablar del sufrimiento de los palestinos cristianos. Los cristianos conversos del islam enfrentan una persecución grave, y les resulta difícil participar sin riesgo en la vida de las iglesias existentes en la margen occidental, son objeto de amenazas y una gran presión, y en Gaza su situación es tan peligrosa que viven su fe cristiana prácticamente en secreto, el influjo de la ideología islámica radical va en aumento, y las confesiones tradicionales tienen que mostrarse diplomáticas en sus tratos con los musulmanes.

Aunque se suele publicar informaciones sobre la persecución de los cristianos en otras zonas del mundo musulmán –Pakistán, Egipto, Nigeria, entre otras-, se habla poco de los cristianos que viven bajo el régimen de la Autoridad Palestina (AP).

¿A qué se debe? ¿Es que su persecución es mucho menos grave que la de sus correligionarios en el resto del mundo musulmán? ¿O es por su situación única, porque viven en un punto caliente del planeta con muchos intereses políticos y mediáticos en juego?

“La persecución de los cristianos en la Autoridad Palestina”, un nuevo informe de Edy Cohen, publicado por el Begin-Sadat Center for Strategic Studies el 27 de mayo, es muy útil para responder a estas preguntas. En primer lugar, documenta tres casos recientes de persecución anticristiana, ninguno de los cuales fue cubierto por los denominados medios de referencia:

El 25 de abril, los aterrorizados habitantes de la aldea cristiana de Yifna, próxima a Ramala, fueron atacados por musulmanes armados. Después de que una mujer de la localidad interpusiera una denuncia ante la policía contra el hijo de un destacado cabecilla de Fatah (el partido del presidente de la AP, Mahmud Abás); que atacó a su familia. Como consecuencia, decenas de pistoleros de Fatah acudieron a Yifna, dispararon cientos de tiros al aire y arrojaron bombas incendiarias mientras proferían todo tipo de maldiciones, causando graves daños materiales, fue un milagro que no hubiera víctimas.

El segundo incidente se produjo en la noche del pasado 13 de mayo, unos vándalos penetraron en una iglesia Maronita de Belén, la profanaron y robaron objetos de gran valor, cámaras de seguridad incluidas. Tres días después le llegó el turno a la Iglesia Anglicana de la aldea de Abud, al Oeste de Ramala. Los maleantes cortaron la valla del recinto rompieron las ventanas e irrumpieron en el templo, que profanaron y de donde, igualmente, sustrajeron objetos de gran valor, según consta en su página de Facebook, se trata de la sexta ocasión en que esa iglesia Maronita de Belén es objeto de robo y vandalismo; en 2015 padeció un incendio que provocó cuantiosos daños y la obligó a cerrar durante un largo periodo de tiempo.

Estos tres ataques, que se produjeron en sólo tres semanas, siguen el mismo patrón de maltrato que los cristianos suelen experimentar en otras regiones de mayoría musulmana. Si bien lo que predomina es la profanación y saqueo de los templos, también hay turbas que se lanzan contra las minorías cristianas siempre que éstas –cuyos componentes son percibidos como dhimies, o ciudadanos de tercera, meramente tolerados, y de los que a menudo se espera que den las gracias por ello- se atreven a alzar la voz por sus derechos como ocurrió en Yifna el 25 de abril. Los vándalos exigieron a los lugareños el pago de la yizia, un impuesto especial que históricamente se imponía a los habitantes no musulmanes de territorios sometidos a régimen islámico, las más recientes víctimas de la yizia han sido las comunidades cristianas de Irak y Siria en las zonas controladas por el Estado Islámico.

Además, como suele ocurrir cuando los musulmanes atacan a los cristianos en países islámicos, “a pesar de los gritos de auxilio de los cristianos” de Yifna, la Policía de la AP no intervino durante las horas que duró el asedio. No se detuvo a ningún sospechoso. Como tampoco se detuvo a nadie por los dos referidos ataques contra templos cristianos.

En resumen: los cristianos palestinos son objeto de la misma clase de persecución –ataques a iglesias, secuestros, conversiones forzosas- que sus correligionarios en decenas de países musulmanes. La diferencia, sin embargo, es que la persecución de los cristianos palestinos “no recibe cobertura en los medios palestinos”. De hecho, como explica Cohen, “se ha decretado el secreto de sumarios en muchos casos”. Lo único que le interesa a la AP es que estos sucesos no lleguen a los medios, Fatah ejerce gran presión sobre los cristianos para que no den cuenta de los actos de violencia y vandalismo que frecuentemente padecen, pues ese tipo de publicidad dañaría la imagen de la AP como agente capaz de proteger la vida y las propiedades de los cristianos que viven sometidos a su régimen, aún menos quiere la AP ser retratada como una entidad radical que persigue a las minorías religiosas, pues podría tener repercusiones negativas en la masiva ayuda internacional, particularmente europea, que recibe.

Lo esencial para la AP y sus seguidores, los medios y demás, parece presentar a los palestinos como víctimas de la injusta agresión y discriminación de Israel. Este relato podría verse en entredicho si la comunidad internacional se enterara de que los propios palestinos persiguen a palestinos sólo a causa de su religión. Podría ser más difícil recabar las simpatías hacia un pueblo supuestamente oprimido si se da a conocer que ese mismo pueblo oprime a las minorías que alberga en su seno.

Así que, siendo conscientes de ello, “los funcionarios de la AP ejercen presiones en los cristianos para que no denuncien dichos incidentes, que amenazan con desenmascarar a la Autoridad Palestina como otro régimen de Oriente Medio sujeto a una ideología islámica radical”.

Para la Autoridad Palestina, mucho más importante que detener a quienes atacan los lugares cristianos, es que esos incidentes no salgan en los medios y tienen mucho éxito. De hecho, sólo unos pocos medios locales se molestaron en informar de estos últimos allanamientos, los grandes medios internacionales los han ignorado directamente.

Cabe señalar que a veces se da una dinámica similar en el ámbito de los refugiados musulmanes. Aunque los políticos y los medios occidentales los presentan como perseguidos y oprimidos que necesitan que se les eche una mano, los propios inmigrantes musulmanes persiguen y oprimen a los cristianos que viven entre ellos, a los que aterrorizan en los campos de refugiados o los ahogan en el Mediterráneo.

La simple y triste realidad es que, según todos los testimonios, el cristianismo está a punto de desaparecer allí donde nació, Belén incluida, como explica Justus Reid Weiner, abogado e investigador que conoce bien la región.

La persecución sistemática de los árabes cristianos que viven en las zonas palestinas es recibida con un silencio casi total de la comunidad internacional. Los activistas por los derechos humanos, los medios y las Ong, en una sociedad donde los árabes cristianos no tienen voz ni protección, no es de extrañar que se estén marchando.

El verdadero apartheid los llevan a cabo los palestinos en Cisjordania y en la Franja de Gaza.

 

 

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