Enlace Judío México e Israel.- El pasado 22 de junio presencié horrorizado la película “Hotel Taj de Mumbay (Bombay)”. En este film se narra paso a paso el ataque terrorista que sufrió ese hotel durante 3 días, entre el 26 y 29 de noviembre de 2008, en el que miembros del grupo terrorista islámico Lashkar e Tayyiba realizaron un operativo coordinado contra objetivos relevantes de Bombay: una estación de trenes, el centro judío Nariman House, y los hoteles Oberoi Trident y Taj Mahal Palace and Tower. Este acto terrorista dejó 166 víctimas asesinadas y 237 heridos.

ANDRÉ MOUSSALI PARA ENLACE JUDÍO MÉXICO

La película narra sobre todo el ataque al histórico Taj Mahal Palace. La secuencia en que jóvenes de apenas 20 años, procedentes de Pakistán y bien pertrechados con metralletas, granadas y bombas, ingresaron primero a la estación de trenes y mataron indiscriminadamente a quien veían; y luego, como no podía faltar en todo ataque terrorista islámico, mataron a sangre fría en el centro judío Nariman House al rabino Gabriel y su esposa Rivka Holtzberg, quien estaba embarazada. Ambos fueron asesinados con un terrible ensañamiento, pero su nombre apenas figura en la película.

Enseguida, los terroristas entraron a los hoteles (en la narración sólo se habla del Taj Mahal), matando a diestra y siniestra, sin que interviniera nadie para frenar a los asesinos. Incluso se ve cómo tocaban a las puertas de las habitaciones, engañando a los huéspedes, para que abrieran y matarlos ahí mismo.

Los terroristas buscaban sobre todo a gente de Estados Unidos, Inglaterra y otros países de Europa; primero para tomarlos como rehenes, pero luego los asesinaron mientras estaban maniatados en el piso. Estos asesinatos a sangre fría de cualquier persona, eran el resultado de un adoctrinamiento de sus maestros, que estaban dándoles instrucciones a través de sus teléfonos celulares. Nadie debía salvarse. Tan calmados estaban, que se sirvieron comida de unas charolas que estaban en el elevador de servicio. Dar muerte para ellos era satisfactorio, porque así fueron adiestrados durante años.

Lo que sí extraña, es la lentitud con la que los equipos antiterroristas actuaron. Se dice en la película, que apenas nueve horas después del primer ataque el equipo antiterrorista del gobierno estaba saliendo de Nueva Delhi, ubicada a horas de Bombay. La falta de preparación y la lentitud de la reacción del gobierno indio fueron muy sorprendentes. Pero este tipo de ataque no era único, ni tampoco ejemplo de la ineptitud y falta de preparación sólo de la India. Hubo otro ataque similar en París, en la “Ciudad Luz”, donde la policía se supone está bien entrenada. En 2015 fueron varios los ataques terroristas cometidos en la noche del 13 de noviembre en la capital francesa y su suburbio de Saint-Denis, perpetrados por atacantes islamistas, en los que en total murieron 137 personas y otras 415 resultaron heridas. Un primer tiroteo en un restaurante se saldó con al menos cuatro muertos. Un segundo, y mucho más grave, tuvo lugar en el teatro Bataclán, en el XI Distrito de París, durante el concierto del grupo de hard rock estadounidense Eagles of Death Metal. Según la agencia Associated Press, cerca de 80 personas fueron asesinadas cuando cinco o seis hombres entraron a la sala principal del teatro y dispararon durante diez a quince minutos hacia la multitud, para luego rematar a quienes aún se movían. Después mantuvieron retenidos a unos 120 rehenes, algunos de los cuales afirmaron haber escuchado a los atacantes gritar “¡Allahu Akbar!” (‘¡Alá es grande!’), y dijeron que iban armados con fusiles de asalto AK-47.

Julien Pierce, reportero de Europe 1, dijo haber visto él mismo a un hombre armado entrar en el Bataclán, y que hubo otros dos o tres atacantes disparando contra la multitud a cara descubierta. Muchas personas lograron escapar, aun heridas, por la puerta trasera y por las ventanas del teatro.

Hacia las 00:55 am del 14 de noviembre, un asalto policial a cargo de la Brigada de Investigación e Intervención (BRI, Brigade de recherche et d’intervention), cuerpo de élite de la Policía Nacional de Francia, se llevó a cabo en el teatro y, tres minutos después, a las 00:58 am, dio fin al secuestro. Se informó que alrededor de 80 rehenes fueron asesinados, mientras que tres atacantes también murieron: uno a causa de un disparo de la policía y, dos más, al detonar explosivos que llevaban adheridos a su cuerpo.

¿Cómo se convierten en suicidas los jóvenes? Según la cineasta pakistaní ganadora de un Óscar, Sharmeen Obaid Chinoy, primero los llaman a la mezquita y les predican. Luego los llevan a una madrasa (escuela islámica) y les enseñan el Corán. Los niños reciben además entrenamiento militar durante meses. Les enseñan a usar ametralladoras Kalashnikov, lanzacohetes, granadas, bombas; y les piden que los usen sólo contra los infieles. Luego les enseñan cómo llevar a cabo un ataque suicida.

Los talibanes reclutan y entrenan a los niños en un proceso de cinco pasos. El primer paso es que se aprovechan de familias grandes y pobres, que viven en áreas rurales. Separan a los niños de los padres con la promesa de proporcionarles comida, ropa y refugio. Y luego los llevan a cientos de millas de distancia.

Paso dos: enseñan a los niños el Corán, que es el libro más sagrado del Islam, en árabe; un idioma que estos niños no entienden ni saben hablar. Dependen por lo tanto de los maestros, quienes distorsionan el mensaje a conveniencia. A estos niños se les prohíbe explícitamente ver periódicos, escuchar radio o leer cualquier libro que los maestros no les recomienden. Si se encuentra a algún niño violando estas reglas, se le reprende severamente. En los hechos, los talibanes llevan a cabo un apagón completo de cualquier otra fuente de información para esos niños.

Paso tres: los talibanes buscan que esos niños odien el mundo en que viven, así que los golpean. Los alimentan dos veces al día con pan seco y agua; rara vez les permiten jugar; les dicen que, durante ocho horas seguidas, lo único que tienen que hacer es leer el Corán. Los niños son presos virtuales: no pueden salir y no pueden irse a su casa. Sus padres son muy pobres y no tienen recursos para recuperarlos.

Paso cuatro: los miembros mayores de los talibanes, los combatientes, comienzan a hablar a los niños más pequeños sobre las glorias del martirio. Les dicen que cuando mueran, serán recibidos con ríos de miel y leche, que habrá comida ilimitada y que 72 vírgenes estarán esperándolos en el paraíso. Esa gloria los va a impulsar a convertirse en héroes de sus barrios. Éste es el proceso de lavado de cerebro que se pone en marcha.

Paso cinco: los talibanes tienen uno de los medios de propaganda más efectivos. Los videos que utilizan están intercalados con fotografías de hombres, mujeres y niños que mueren en Irak, Afganistán y Pakistán. Y el mensaje básico es que a las potencias occidentales no les importan las muertes de civiles musulmanes, por lo que es válido matar a las personas que viven en esas áreas y apoyan a los gobiernos proccidentales. Es 5 por eso que más de 6,000 civiles paquistaníes han muerto en los últimos dos años. Después de todo este adoctrinamiento, los niños están preparados para convertirse en terroristas suicidas. Listos para salir a pelear, porque les han dicho que ésta es la única forma efectiva de glorificar al Islam.

 

 

 

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