Enlace Judío México e Israel – Un aliado del Likud del primer ministro Benjamín Netanyahu dijo este viernes que los israelíes no se verán obligados a ir a las urnas por tercera vez en menos de un año si es que no se logra formar gobierno de nuevo tras los comicios del 17 de septiembre, informó el sitio The Times of Israel.

Miki Zohar, legislador del partido Likud, quien inició el proyecto de ley para disolver la Knéset, dijo que dicha legislación no se volvería a introducir si los esfuerzos de Netanyahu para construir una formación de gobierno no dan frutos después de las nuevas elecciones.

“No habrá otra ley para disolver la Knéset. La próxima vez haremos todo lo posible para formar un gobierno, y si no tenemos éxito, [Benny] Gantz lo intentará”, dijo Zohar en un evento cultural en Kfar Saba, refiriéndose al líder del partido Kajol Lavan.

Zohar dijo que parecía, sin embargo, que Gantz “no tendría ninguna posibilidad” de improvisar con éxito una coalición, lo que llevaría a la formación de un gobierno de unidad entre el Likud y Kajol Lavan o nuevas elecciones, según la emisora ​​pública de Kan.

Zohar rechazó las críticas a la decisión de disolver la Knéset y dijo que Likud no creía que se convocaran nuevas elecciones.

“En ningún momento durante el proceso de disolución de la Knéset queríamos o deseamos elecciones”, dijo.

Tanto el Likud como Kajol Lavan han sido ambiguos ante la posibilidad de un gobierno de unidad, con Netanyahu declarando su respaldo a una coalición con sus aliados “naturales” de derecha.

El líder del partido Yisrael Beitenu, Avigdor Liberman, cuya negativa a unirse a la posible coalición de Netanyahu terminó por descarrilar las elecciones del pasado 9 de abril y empujar a convocatoria de nuevas votaciones, dijo que presionaría por un gobierno de unidad si nadie es capaz de formar una mayoría gobernante sin su partido.

Lieberman condicionó su alianza a la coalición de Netanyahu a que se aprobara sin cambios un proyecto de ley que formalizase las exenciones militares para los estudiantes jaredíes, una condición rechazada por los partidos religiosos de la Knéset, Shas y Yahadut Hatora.

Según la ley israelí, si el primer ministro designado no puede formar un gobierno antes de que se acabe el tiempo, el mandato se remite al presidente, quien asigna a otro legislador para que lo haga.

Sin embargo, en el caso del pasado 9 de abril, a instancias de Netanyahu, el Knéset en cambio votó para disolverse minutos antes de la fecha límite a fines de mayo y programar nuevas elecciones, evitando que otro legislador obtenga una oportunidad de formar una coalición.

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