Enlace Judío México e Israel.- Para los “varios miles” de personas que lo hablan en la Argentina debe ser motivo especial de alegría. Pese a que se encuentra “en riesgo de extinción”, la lengua sefardí -la que usaban los judíos expulsados de España- vive un proceso de revalorización y redescubrimiento que podría salvarla del ocaso.

SILVIA PISANI

“Es un proceso paradójico. En un sentido, el judeoespañol está desapareciendo como lengua hablada. Sólo la dominan personas muy mayores y que no siempre se les entiende. Pero, al mismo tiempo, hay una tendencia contraria que es su expansión en expresiones culturales”.

Así lo afirma la filóloga Ruth Viana Fine, que integra la Academia del Judeoespañol, creada recientemente. Nacida en Buenos Aires y de nacionalidad israelí, Fine acaba de recibir un doctorado honoris causa de la Universidad de Navarra por su tarea en el diálogo intercultural entre Israel y el mundo hispánico.

Una historia triste de final feliz

En entrevista con el periódico La Nación, afirma que lo que ocurre con la lengua judeoespañola -o con el sefardí o el ladino, como también se la conoce- es, tal vez, una “historia triste pero con final feliz”.

Existe un renovado interés por todo lo sefardí, dice. Un movimiento potenciado, incluso, por la opción que la ley española dio a las personas de origen sefardí de acceder a la nacionalidad. “Esa posibilidad hizo que muchos tomaran conciencia de su origen”, dijo Fine.

– ¿Qué se puede hacer para rescatar a una lengua de su desaparición?

-El papel de la Academia del Judeoespañol será precisamente fortalecer el renacer cultural que la lengua experimenta en la literatura, la música o el cine. Tratará de sistematizar todo aquello que merece ser sistematizado. Con diccionarios, gramáticas, ortografías. Es decir, con todos los medios y estrategias para dar acceso a una lengua de máxima importancia para el hispanismo.

-¿Cuántas personas lo hablan y cuántas de ellas están en la Argentina?

-Se calcula que hoy en día unas 200.000 personas hablan lengua sefardí. Muchos de ellos son mayores de edad y no lo suelen hablar con sus hijos. De esa cantidad, seguramente varios miles viven en la Argentina.

¿Es una lengua condenada a diluirse?

– La sefardí figura entre las lenguas en riesgo de extinción. La pérdida de lenguas es vertiginosa. Es difícil conservarlas cuando, por practicidad, se imponen las lenguas dominantes. El inglés y el español entre ellas.

-Es paradójico que partan de España algunos de los esfuerzos por recuperar el judeoespañol, cinco siglos después de la expulsión de los judíos de su territorio.

-Puede decirse que es una historia no feliz, pero sí con un final o un desarrollo feliz. Es curioso que los españoles desconocieran durante siglos la existencia de un grupo humano que hablaba una lengua muy cercana al español que se hablaba en la península en el siglo XV. Eso es un tesoro lingüístico. Y ahora se trabaja mucho por conservarlo.

-¿Cuándo comenzó esa toma de conciencia?

-El “descubrimiento” fue a fines del siglo XIX. Fue el gran filólogo español Ramón Menéndez Pidal el que toma nota de que en el norte de África, en lo que fue el Protectorado Español, se hablaba una lengua muy cercana al español del siglo de oro. Y queda asombrado.

-Quienes hablaban el judeoespañol ¿eran conscientes de que posiblemente hablaran algo parecido a la lengua de Isabel la Católica?

-No, ellos tampoco lo sabían. Fue un descubrimiento mutuo, la toma de conciencia de algo que se había olvidado y que ayudó a revalorizar a la España de las tres culturas.

 

 

 

Fuente:lanacion.com.ar